El Premio Nobel en la Feria del Libro
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 22 de Abril de 2011
Por Mónica López Ocón
El escritor peruano le agradeció a la presidenta por haber frenado los cuestionamientos sobre su participación en la Feria. Después de hablar largo rato de literatura, afirmó que vincular liberalismo con dictadura es una “obscenidad”.
La entrada de Mario Vargas Llosa al predio de la Feria del Libro tuvo una espectacularidad hollywoodense que no parecía en sintonía con su condición de escritor, sino que era más acorde con la irrupción de un rock star o de una megaestrella de cine. Hubo una desbandada entre quienes hacían cola para escucharlo cuando el Passat plateado con vidrios polarizados que lo llevaba a bordo hizo su entrada triunfal seguido por un séquito de noteros y reporteros gráficos que corrían detrás del auto.
Todos querían la mejor foto o, por lo menos, ver de cerca al Premio Nobel devenido emisario de la Libertad. A Vargas Llosa no le tembló la voz cuando, entrevistado públicamente por el periodista Jorge Fernández Díaz en la Feria del Libro, aseguró que no existía relación alguna entre liberalismo y dictadura, a pesar de que la historia argentina demuestra exactamente lo contrario.
Aunque el revuelo que produjo la visita del Premio Nobel a la Argentina tuvo un origen más político que literario, sólo habló de política luego de hacer un largo periplo por la literatura, primero durante su conferencia referida a la libertad y los libros, y luego durante la entrevista periodística. Sin embargo, una buena parte del público, entre el que se contaban algunos integrantes del Partido Liberal Libertario, aplaudió con espíritu de revancha cualquier frase que pudiera ser leída en clave política. Así, la mención de la revista Sur, liderada por Victoria Ocampo, recibió una ovación cerrada que hizo rememorar los aplausos recibidos por la Sociedad Rural Argentina en los tiempos de la 125, que hoy parecen tan lejanos. Pese a que había tenido un día cargado de compromisos, el escritor lucía impecable enfundado en su traje oscuro. Por la mañana había sido declarado Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña, y además de la consabida plaqueta y del diploma había recibido como regalo sorpresa un viejo ejemplar del Billiken, publicación que, según Vargas Llosa, marcó profundamente su infancia.
Las declaraciones previas sobre el discurso que iba a pronunciar en la Feria daban a entender que los decibeles de agresión política serían más bajos de lo que se esperaba. Se percibía un sutil clima de decepción anticipada entre cierta parte del público, deseosa de que el autor de La ciudad y los perros se convirtiera en adalid de la causa antikirchnerista.
La decepción pareció justificarse cuando antes de su alocución leída dijo que le agradecía a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner su gesto de frenar a quienes cuestionaban su presencia en la Feria. “Los libros nos ayudan a derrotar los prejuicios racistas, étnicos e ideológicos. Por debajo de las fronteras nacionales somos iguales. Los libros nos hacen más libres, nos ayudan a descubrir que nosotros somos en verdad nosotros mismos”, aseguró con fervor durante su conferencia.Luego, durante la entrevista, cuando el público ya comenzaba a inquietarse ante la perspectiva de que Fernández Díaz continuara preguntándole por el origen de cada una de sus novelas, por fin, preguntó por el tema que esperaba la mayoría. Y allí Vargas Llosa explicó el largo proceso que lo llevó a “desengancharse” del marxismo (aclaró que había sido militante del Partido Comunista) para abrazar la causa liberal. Pasó revista a la historia política reciente de su país de origen y también se preguntó por el –para él– fallido destino de grandeza de los argentinos.
“Argentina era un país del Primer Mundo –aseguró– cuando tres cuartasVargas Llosa también aclaró los alcances del término “liberalismo”, que para él no tiene vinculación alguna con las dictaduras, sino estrictamente con la libertad, y calificó cualquier intento de vincular una cosa y otra como una “obscenidad”. Carismático, buen orador, cargado de energía y convicción, el Premio Nobel puso en evidencia que, en efecto, el Billiken ha dejado en él su marca, ya que concibe la historia de los pueblos y la política como una batalla entre figuritas buenas y figuritas malas en la que las corporaciones económicas no tienen participación alguna.
partes de Europa eran todavía el Tercer Mundo. Llegó a tener un sistema
educativo tan avanzado que fue un modelo para el mundo. Casi llegó a acabar con
el analfabetismo. Era una realidad que maravillaba al resto del mundo a
principios del siglo XX. ¿Qué pasó para que este país que había dado esos pasos
tan absolutamente extraordinarios de progreso y que hoy debería tener el mismo
nivel de vida de Suecia, de Suiza..? ¿Por qué de pronto la violencia política
cobra fuerza y vienen dictaduras, viene represión, viene el terrorismo?”
Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/vargas-llosa-bajo-los-decibeles-y-dejo-con-las-ganas-derecha
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