Impulsa una agenda con temas para el desarrollo
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 23 de Septiembre de 2011
Criticó la medida que apunta a enfriar la economía para combatir el aumento de precios. Por el contrario, propone promover la oferta.
Criticó la medida que apunta a enfriar la economía para combatir el aumento de precios. Por el contrario, propone promover la oferta.
De toda crisis puede aprenderse algo. Tal parece ser la cara positiva que estas situaciones ofrecen, y Joseph Stiglitz se encargó ayer de dar cuenta de la primera de las lecciones que la actual crisis internacional trae aparejada.
El premio Nobel de Economía 2001 y uno de los principales expositores del seminario de un día realizado ayer en la ciudad de Washington, en el marco previo de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), fue tajante: la aplicación de las denominadas metas de inflación “fue un error” y generó desigualdad al reducir la demanda agregada y enfriar la economía. La idea de fijar metas de inflación supone que siempre que el aumento de los precios supere un tope establecido, se deben aumentar los tipos de interés. Al aumentar los tipos de interés puede reducirse la demanda agregada y así enfriar la economía de modo de detener el aumento de los precios de algunos bienes y servicios.“Se creía que eran políticas necesarias y hasta suficientes, pero claramente las políticas de aplicar metas de inflación no las protegieron del crash que tuvieron”, dijo Stiglitz.
Las metas de inflación, recomendadas por la teoría económica tradicional ortodoxa, “son medidas procíclicas, que exacerbaron los problemas de la volatilidad de los precios de los commodities”, explicó. Stiglitz se mostró muy duro con los modelos macroeconómicos que promueven este tipo de política, “ya que esos modelos no incluyen a las personas, no pueden hablar de desigualdad”, y en este sentido fue muy claro: “Las metas de inflación generaron desigualdad.”
Brasil es uno de los países que ha venido aplicando esa política, lo que le llevó a aumentar demasiado la tasa de interés y atrajo fuertemente capitales especulativos, que migraron en los últimos años desde los países desarrollados, a raíz de la crisis que padecen. Recientemente, si bien el país vecino no modificó sustancialmente su política monetaria, se vio obligado a rever ese criterio y aplicó una reducción en la tasa interés.
Esta no es la primera vez que Stiglitz carga contra las metas de inflación. Por lo menos desde mayo de 2008, el Nobel de Economía viene bregando contra esta herramienta de la ortodoxia económica.
El economista, que tuvo un paso como funcionario del Banco Mundial y conoce de cerca el caso argentino y la propuesta heterodoxa desarrollada desde la Casa Rosada a partir de mayo de 2003 para salir de la crisis, sostuvo que el foco debe estar puesto más en lo que provocaron estas políticas, en la “desigualdad, que no debe ser ignorado en el análisis” para generar una agenda con “temas para el crecimiento inclusivo”.
Consultado por Télam, aseguró que este tipo de políticas de metas de inflación “no es correcto para la Argentina”. Sostuvo que “cuando los países tienen inflación, no pueden ignorarla”, y por eso “se necesita un análisis más cuidadoso de las fuentes de la inflación, si hay un problema de sobrecalentamiento o no de la economía, y si hay que calmarla, subiendo las tasas de interés”.
El economista refrendó el concepto defendido por el oficialismo en el país de promover la oferta para combatir la suba de precios. “Cuando la demanda supera la oferta, el foco principal debería ser subir la oferta, pero ahí hay una cuestión de la velocidad de respuesta del crecimiento de la oferta y puede que esto no sea lo suficientemente rápido.”
Stiglitz se refirió además a las comparaciones recientes del caso de Grecia con lo que fue la Argentina de 2001: “Muchas personas hablan de las lecciones de Argentina para Grecia, diciendo que hay vida después de la muerte o luego de la reestructuración, y mucha gente dice que debería seguir el ejemplo de la Argentina.” “Para mí –continuó–, depende de cuánta asistencia tenga de Europa. El dolor para la Argentina fue muy duro, y si se puede evitar, porque hay suficiente asistencia de Europa, hay un argumento fuerte para tomar dicha asistencia.”
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