EL FENOMENO DE AMADO BOUDOU Y SU GUITARRA
El candidato a vice cambió el gris de los economistas por un estilo descontracturado que lo acerca a los jóvenes. Sus presentaciones con La Mancha de Rolando en los actos ya son un clásico. “Le aporta a la fórmula una cuota de proximidad”, explican en la Rosada.
Por Nicolás Lantos
Por Nicolás Lantos
De cuadro técnico en la Anses a virtual vicepresidente de la Nación en menos de cuatro años: la atípica carrera de Amado Boudou esquiva las definiciones de los manuales y las pautas nunca escritas con las que suele manejarse la política, tan celosa del derecho de piso y los escalafones. Tampoco es habitual que un candidato a vice tenga tanto protagonismo en una campaña electoral como el que asumió el ministro de Economía, a quien la presidenta Cristina Fernández le cedió la tarea de recorrer el país y encabezar actos proselitistas mientras ella hace énfasis en la gestión. En este escenario, el candidato reconstruyó su imagen, abandonando el gris de los economistas y adoptando un estilo descontracturado y que lo acerca a la juventud (uno de los fetiches del cristinismo), a pesar de que su edad lo acerca más a la generación de Néstor Kirchner que a la de los militantes de La Cámpora.
Mientras que sus detractores ven en este proceso un paralelismo con el arco que trazó desde las ideas liberales que sostenía en su juventud a las políticas heterodoxas que ejecuta hoy en día y descreen de ambas, quienes lo conocen desde hace tiempo, en cambio, aseguran que este estilo “es algo que siempre tuvo y recién ahora se anima a soltar”, con el visto bueno de la Casa Rosada. Desde Balcarce 50 le dan rienda suelta porque “le aporta a la fórmula una cuota de proximidad que es necesaria, porque ella se pone en un lugar más inaccesible”. Además, resaltan, “Boudou se siente más cómodo con campera que con traje: rinde más de esta forma, se lo ve más suelto, hasta pareciera que habla con más claridad, así que ¿por qué no aprovecharlo, si además a él le gusta?”
Sumas y restas
“Amado Boudou condensa el espíritu del kirchnerismo: es serio y desacartonado a la vez, es un orador ordenado y calmo pero no duda cuando tiene que sacar las garras para debatir, es, en resumen, profundamente heterodoxo”, analiza un consultor con prédica en el gobierno nacional. En ese sentido, sostiene, “cuando Cristina lo eligió sabía perfectamente qué características tenía, y cómo se complementa con ella”. Otro factor que pesó a la hora de la elección fue la cuestión generacional: aunque el ministro es clase ’63, más cerca de Kirchner (’50) y Cristina (’53) que de referentes de la juventud como Juan Cabandié (’78), ha sabido construir vínculos con un sector de La Cámpora y una imagen que tiene llegada en los sub 30.
“El principal logro de Boudou fue hacernos creer que tiene treinta y pico”, comenta, con ironía y sin maldad, alguien cercano a su equipo. Según interpretan alrededor de CFK, su candidatura representa un paso gradual de la renovación, como parte de una estrategia que apunta al 2013, al 2015 y más allá. Los jóvenes ven en él “un referente, no un par”, que puede ayudarlos a abrirse camino, al tiempo que con su estilo anima a los nuevos actores políticos a que arriesguen e innoven desde los lugares que les toque ocupar.
Dentro del PJ, hay quienes todavía tienen recelo por su pasado liberal: “No vaya a ser que volvamos a cometer el error que cometimos con Alberto Fernández, que venía del lado de Cavallo”, se ataja un pejotista puro, que sin embargo reconoce que los resultados de agosto achicaron el lugar para planteos. “Para la campaña obviamente sirve: tiene un toque de frivolidad que a la gente le gusta –concede–. Habrá que ver cuál es el rol que ocupa en la gestión, y qué perfil le imprime.”
Con respecto a eso, en la Rosada destacan otro aspecto que pesó en la elección de este perfil de candidato: la recuperación de la figura del vicepresidente, luego de la experiencia vivida con Julio Cobos, que desde ese lugar intentó dirigir a la oposición. “Así como Néstor, en 2003, tuvo que reconstuir la autoridad presidencial, Amado ahora deberá volver a dotar de sentido el espacio del vice”, explican. Se espera que, lejos del antagonismo del mendocino o de la pasividad que tuvo Daniel Scioli en su momento, Boudou tenga un rol político activo durante el próximo período, aunque nadie sabe especificar en detalle cuál será el papel que se le asignará.
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