Hace días vengo siguiendo la molestia de ciertos sectores, cómodos, muy cómodos, con las medidas, incómodas, muy incómodas, que está tomando el gobierno frente a la alarmante y preocupante “segunda ola” de Covid.
He escuchado decir que el gobierno / el presidente es casi fascista por poner límites y criterios. Esos mismos que se ponen en tantos países del mundo... pero con una diferencia: allí no existe “cambiemos”.
Basta con tener una actitud mínimamente atenta para verlo. Tanto, pero tanto, que una periodista “amigable” dejó como un perfecto bobo a Eduardo Amado… ¿No será mucho?
Hoy se tomaron nuevas medidas. Y hubo dos cosas sintomáticas. Patricia Bullrich (y no quiero calificar su persona y sus actividades para no faltar a la caridad, pero no me faltan ni ganas ni elementos para hacerlo) tuiteó esta “genialidad” (que va aparte):
Y, por otro lado, las medidas motivaron importantes cacerolazos en Caballito, Recoleta, Belgrano (siempre en el mismo ambiente, debo decirlo). Amigues y conocides de la zona me lo confirmaron. Pero, otres amigues de otras zonas de CABA me dijeron que cerca de constitución o Liniers, por ejemplo, no se escuchó ni “el volido de una mosca”.
Como es habitual, el cambiemismo, “cambia” el sentido de las cosas, y así como hablaba en contra de los jueces que visitaban a Cristina en Olivos (que nunca existieron) mientras disimulaban los jueces que visitaban, con excesiva frecuencia a Macri, ahora habla “a favor” de los trabajadores y padres con hijos en escuelas y comercios que se funden (¡Cambiemos habla de los que se funden!… eso es por lo menos irónico, y habla de los trabajadores… y de la educación…).
Y acá el tema: debo decir que,
* si miro las zonas donde hubo cacerolazos y las zonas donde no los hubo por lo menos volvemos a la “grieta”;
* en mi barrio, y en los barrios de otros curas amigos, no sé si concluir que o bien no hay trabajadores, comerciantes que cierran o padres con hijos en las escuelas, o el cambiemismo habla en otra lengua diferente, porque acá ¡no se escuchó ni un “chasquibúm”!
Me queda claro que hay un grupo, ¡el de siempre!, un pseudo-periodismo, en realidad, operadores, y un sector político, que no hace política (aunque en nombre de la política) sino chiquitaje, o politiquería barata… muy barata. Y quiere muertos, muchos muertos, para mañana decir que el gobierno ha fracasado (¿y volvemos a Pfizer?), no hay que olvidar que este año se votan diputados y senadores y de acuerdo a los “números” pueden cambiar o no cosas en las leyes.
En realidad, cada quien tiene derecho a golpear las cacerolas cuando le parezca o cuando lo vea conveniente. Claro que otros creemos que esos cacerolazos son expresión evidente de su vacío mental, de su insolidaridad total y – sobre todo – de un individualismo patético y perverso. curiosamente, en el barrio, la gente no golpea cacerolas porque agradece al gobierno que se ocupe y preocupe. Los pobres se sienten cuidados. De eso, Cambiemos, no entiende nada. Nada de nada.
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