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jueves, 28 de agosto de 2014

YO HOY NO PARÉ, por María José Sánchez (para "24baires.com" del 28-08-14)





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Yo hoy no paré. Tengo mis argumentos, claro. Nadie me exige que los exponga, pero en esta columna suelo opinar sobre diferentes situaciones de la política y la sociedad de nuestro país y, a veces, hasta me aventuro -con más osadía que otra cosa- y hago algún que otro apunte sobre la situación económica que, vale decir, siempre se mezcla con la política.
¿Por qué no paro hoy? Bueno, demás está decir que Moyano no me manda a hacer nada, no me representa ni ahora ni cuando simulaba con mayor o menor éxito la falacia de su adhesión al gobierno nacional, que no era más que un apriete permanente, donde logró obtener muchas cosas para su gremio y para los sindicatos que él representa en su parte de la CGT. Hasta logró varias bancas de diputados, entre ellas la del neomassista Facundo, su hijo. Barrionuevo, claro está, tampoco me representa, jamás lo hizo ni lo hará. Micheli, por su parte, es un hombre que siempre repudió la burocracia sindical, el apriete patotero, pero ahora se encolumna detrás de aquellos a quienes siempre combatió. Ni que decir de que ahora esté del lado de la patronal del campo: “No se necesita tener mucho conocimiento para saber que si te felicita la Sociedad Rural, es porque te pasaste de bando”, ya había dicho Germán Abdala, así que nada más para agregar a lo que ya resulta tan obvio.
Entonces, por ese camino, es claro que quienes intentaron paralizar el país y fracasaron con estrépito, no hablan por mí. Pero hay mucho más que eso, hay mucho de la experiencia personal y del sano ejercicio de la memoria que hacen que yo no adhiera a estas intentonas de algunos de perjudicar a otros.
Hace pocos días el inefable ex presidente Fernando De La Rúa dijo que en los últimos días de su gobierno estábamos mejor que ahora. Qué bronca, qué indignación que este hombre, que es incluso responsable de muchas muertes ocasionadas durante ese nefasto diciembre de 2001, diga cosa semejante. Qué falta de respeto. En esas épocas sí tomábamos las calles, en esas épocas reclamábamos trabajo: pedíamos comida, no que nos bajaran el monto al pago de ganancias. No pagábamos ganancias, porque no teníamos sueldo, teníamos hambre, estábamos excluidos, rogábamos poder, siquiera, subirnos a la lona. Ahí sí parábamos. Nos manifestábamos contra el gobierno que no daba pie con bola y cada vez había más desocupados, más indigentes, más pobres, más sufrimiento. Ahí sí. Moyano, Barrionuevo y los que hoy quieren sin éxito movilizar al país a que dejen de trabajar para apoyar sus reclamos, nunca fueron excluidos sociales, nunca pasaron necesidades, siempre, en el 2001 y ahora, manejaron sus autos importados y siempre fueron parte del poder, a veces con más acceso y otras con menos. Y nos quieren hacer parar ahora.
He guardado, no sólo en mi memoria, sino también en una especie de cajitas de recuerdos que tengo, un cupón de la Red Global del Trueque. En este caso es de la Zona Mar y Sierras, de 0,50 centavos en créditos y dice, bajo este valor: “El crédito no constituye un medio de pago. Está prohibida su negociación o canje por dinero”. Nosotros, los fines de semana en que se organizaba el Trueque, llevábamos plantines de orégano y menta que cosechábamos en una quintita en mi casa, lo que vendíamos, cuando podíamos vender algunos, se nos pagaba con ‘créditos’ como éste que guardé. Luego, íbamos a otros stands que trocaban comidas hechas o alimentos no perecederos y comprábamos lo que nos alcanzaba. Año 2000, 2001, 2002. Era lo que había, cuando teníamos la dicha de que haya algo. Porque no teníamos trabajo, porque poner pan sobre la mesa era una tarea ardua, triste, ingrata y muy, pero muy difícil. Y la verdad, les confieso, no todos los días la podíamos lograr. Perdíamos la batalla y sin comida ni trueques, nos íbamos dormir con el ya familiar dolor de estómago, que no es otra cosa que hambre.
Mucho ha cambiado, no caigamos en la necedad idiota de decir que estamos peor que antes, porque no es así: los niños tienen, desde antes de nacer, una Asignación Universal, la Jubilación aumenta por ley dos veces por año, ya no le bajan el sueldo a los viejos. Ahora hay moratorias y pueden jubilarse quienes antes ni siquiera soñaban este beneficio. El Pro.Cre.Ar es la realidad de techo propio y esforzado para miles de familias. El PROGRESAR es un nuevo derecho para que jóvenes de 18 a 24 años puedan costearse una educación superior. 5 millones de nuevos puestos de trabajo en diez años, apertura de paritarias y Consejo del Salario. Ni qué decir del Matrimonio Igualitario, de la Ley de identidad de Género, de las repatriaciones de Aerolíneas Argentinas e YPF. Por citar algunos ejemplos.
Hoy no voy más al truque, creo que ya no existen sitios así en el país. No es que mi familia y yo hayamos tenido una suerte inesperada y dejamos de necesitarlos. Es que el país cambió. Todavía hay mucha gente que la pasa mal, que sufre, todavía hay muchos que se van a dormir con la panza vacía, y es también por ellos que hoy no paramos. Por ellos, porque todavía falta mucho, pero también por todo lo que hemos avanzado, hoy, guardo en mi cajita mis 0,50 centavos de trueque. Y lo guardo en la memoria, porque para valorar qué tenemos y a dónde vamos, hemos de tener muy en claro de donde venimos.


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