Entrevista de Tiempo Argentino a Aldo Ferrer.
"Con una política integral el tema de los buitres pasará a ser una
anécdota", señaló el presitigioso economista de la UBA y fundador del
Plan Fénix. Desestimó el supuesto default y el daño que el desacuerdo
con los holdouts pueda hacer a la economía. Además, aseguró que de
cualquier forma "no sería saludable un mayor endeudamiento".
El reconocido economista y ex ministro de Economía, Aldo Ferrer, conversó con Tiempo Argentino sobre el impacto generado por el desacuerdo con los fondos buitre.
Sereno y confiado en que el desenlace parcial no hace más que ratificar los problemas vigentes, aseguró que "no hay un cambio sustancial de la economía argentina" ni de los mecanismos mediante los cuales "sus problemas podrían ser resueltos". Insiste en la necesidada de superar la restricción externa a través de un "un plan productivo integrador y al ordenamiento de las cuentas fiscales". Desmistifica incluso el alcance de un posible acuerdo al decir que "algunos tienen la ilusión de que con el arreglo con los fondos buitre vamos a observar un ingreso de divisas a paladas, pero esto no es cierto, y, si lo fuera, tampoco sería bueno". Por último, abordó el nuevo escenario financiero internacional, para el que reclamó la imperiosa necesidad de establecer mecanismos que regulen las futuras reestructuraciones y que les den viabilidad. De esa manera, concluye, "no habrá holdouts".
–¿En qué situación se encuentra la Argentina a partir del desacuerdo con los fondos buitre?
–La cuestión jurídica con los fondos buitre no cambia lo sustancial de la economía argentina y cómo sus principales problemas deben ser resueltos. El tema de fondo es fortalecer la posición interna del país, la fiscal, el superávit primario, tener un tipo de cambio competitivo, promover el sector industrial, donde por ejemplo tenemos un déficit de autopartes descomunal. Es decir, apuntar desde la política pública a un plan de desarrollo y estabilidad, con o sin los fondos buitre.Para ello se necesita una política integral que abarque el aspecto tributario, monetario, fiscal y productivo. En este marco, el tema de los fondos buitre pasa a ser una anécdota en términos de la situación y las necesidades más generales de la economía del país.
–¿Cuál es en este punto la problemática que se presenta en materia de divisas?
–Claramente la necesidad de divisas para abordar un plan integrador presenta una cuestión negativa para la Argentina en el corto plazo.Es posible obtenerlas mediante una mayor competitividad del tipo de cambio, la promoción del sector generador de divisas, la repatriación de algunos dividendos que se encuentren en el exterior, pero todas medidas que aun así son de corto plazo, no cambian lo sustancial. Las herramientas destinadas al control de entrada y salida de divisas, del comercio exterior y demás, sólo alivian lo inmediato, pero si los desequilibrios subsisten, no se resuelve nada de fondo. Porque en definitiva de lo que se trata es de acabar con la causa que genera el déficit de divisas, provocado en gran parte en el sector industrial, y esencialmente en sectores como el de autopartes, el de productos eléctricos y otros. Esta es la causa principal de la falta de divisas, y la que hay que apuntar a resolver. No se arregla la falta de divisas con más deuda, porque si no terminamos en la situación de los '90. Por esa razón la política pública debe acudir a un plan productivo integrador y al ordenamiento de las cuentas fiscales, al gasto bien realizado, que se gaste en lo que hace falta, sin el desmedro de los subsidios, sobre todo en el sector energético, que perjudican al fisco y benefician a segmentos que no los necesitan. Estos son los problemas reales de la economía del país. Algunos tienen la ilusión de que con el arreglo con los fondos buitres vamos a observar un ingreso de divisas a paladas, pero esto no es cierto, y si lo fuera tampoco sería bueno. Es de nuevo lo ya ocurrido a lo largo de nuestra historia por tratar de resolver los problemas con más deudas, lo que en definitiva culmina en un problema cada vez más grave.
–¿Cuál puede ser el impacto a nivel global de las decisiones del juez Griesa sobre las nuevas reestructuraciones de deuda soberana?
–Considero que las consecuencias son negativas. Deberá conformarse algún tipo de convención internacional que contemple que la reestructuración funcione con la aceptación de entre un 60% y 70% de los tenedores de deuda, y que los que queden afuera no tengan la posibilidad de litigar. Así no habría holdouts, y es de hecho algo más similar a lo que ocurre con las legislaciones nacionales o a la regulación propia de las quiebras de las empresas privadas, que cuando entra aproximadamente el 70% de los acreedores al llamado, el que queda afuera no puede hacer nada. Si hubiese una regla internacional más acorde con esto, la Argentina no hubiese tenido problema alguno porque más del 90% de los tenedores entró al canje.
–¿Qué efectos puede tener sobre el orden financiero mundial?
–Si bien es cierto que esta situación crea incertidumbre en la justicia norteamericana, también lo cierto es que Nueva York es el principal centro financiero del mundo y el dólar la principal divisa, por lo que no veo una amenaza inminente a que este poder cambie en lo inmediato, ni tampoco creo que la cuestión para los emergentes cambie drásticamente. De todas formas es un problema que se dirime fuera del país, y la Argentina tiene que depender de su propia fortaleza interna y apuntar a su propio desarrollo.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/08/03/economia-156138-vaticinan-que-el-tema-de-los-buitres-pasara-a-ser-una-anecdota-fondos-buitre.php
Sereno y confiado en que el desenlace parcial no hace más que ratificar los problemas vigentes, aseguró que "no hay un cambio sustancial de la economía argentina" ni de los mecanismos mediante los cuales "sus problemas podrían ser resueltos". Insiste en la necesidada de superar la restricción externa a través de un "un plan productivo integrador y al ordenamiento de las cuentas fiscales". Desmistifica incluso el alcance de un posible acuerdo al decir que "algunos tienen la ilusión de que con el arreglo con los fondos buitre vamos a observar un ingreso de divisas a paladas, pero esto no es cierto, y, si lo fuera, tampoco sería bueno". Por último, abordó el nuevo escenario financiero internacional, para el que reclamó la imperiosa necesidad de establecer mecanismos que regulen las futuras reestructuraciones y que les den viabilidad. De esa manera, concluye, "no habrá holdouts".
"Es un problema que se dirime fuera del país, y la
Argentina tiene que depender de su propia fortaleza interna y apuntar a
su propio desarrollo".
–La cuestión jurídica con los fondos buitre no cambia lo sustancial de la economía argentina y cómo sus principales problemas deben ser resueltos. El tema de fondo es fortalecer la posición interna del país, la fiscal, el superávit primario, tener un tipo de cambio competitivo, promover el sector industrial, donde por ejemplo tenemos un déficit de autopartes descomunal. Es decir, apuntar desde la política pública a un plan de desarrollo y estabilidad, con o sin los fondos buitre.Para ello se necesita una política integral que abarque el aspecto tributario, monetario, fiscal y productivo. En este marco, el tema de los fondos buitre pasa a ser una anécdota en términos de la situación y las necesidades más generales de la economía del país.
–¿Cuál es en este punto la problemática que se presenta en materia de divisas?
–Claramente la necesidad de divisas para abordar un plan integrador presenta una cuestión negativa para la Argentina en el corto plazo.Es posible obtenerlas mediante una mayor competitividad del tipo de cambio, la promoción del sector generador de divisas, la repatriación de algunos dividendos que se encuentren en el exterior, pero todas medidas que aun así son de corto plazo, no cambian lo sustancial. Las herramientas destinadas al control de entrada y salida de divisas, del comercio exterior y demás, sólo alivian lo inmediato, pero si los desequilibrios subsisten, no se resuelve nada de fondo. Porque en definitiva de lo que se trata es de acabar con la causa que genera el déficit de divisas, provocado en gran parte en el sector industrial, y esencialmente en sectores como el de autopartes, el de productos eléctricos y otros. Esta es la causa principal de la falta de divisas, y la que hay que apuntar a resolver. No se arregla la falta de divisas con más deuda, porque si no terminamos en la situación de los '90. Por esa razón la política pública debe acudir a un plan productivo integrador y al ordenamiento de las cuentas fiscales, al gasto bien realizado, que se gaste en lo que hace falta, sin el desmedro de los subsidios, sobre todo en el sector energético, que perjudican al fisco y benefician a segmentos que no los necesitan. Estos son los problemas reales de la economía del país. Algunos tienen la ilusión de que con el arreglo con los fondos buitres vamos a observar un ingreso de divisas a paladas, pero esto no es cierto, y si lo fuera tampoco sería bueno. Es de nuevo lo ya ocurrido a lo largo de nuestra historia por tratar de resolver los problemas con más deudas, lo que en definitiva culmina en un problema cada vez más grave.
–¿Cuál puede ser el impacto a nivel global de las decisiones del juez Griesa sobre las nuevas reestructuraciones de deuda soberana?
–Considero que las consecuencias son negativas. Deberá conformarse algún tipo de convención internacional que contemple que la reestructuración funcione con la aceptación de entre un 60% y 70% de los tenedores de deuda, y que los que queden afuera no tengan la posibilidad de litigar. Así no habría holdouts, y es de hecho algo más similar a lo que ocurre con las legislaciones nacionales o a la regulación propia de las quiebras de las empresas privadas, que cuando entra aproximadamente el 70% de los acreedores al llamado, el que queda afuera no puede hacer nada. Si hubiese una regla internacional más acorde con esto, la Argentina no hubiese tenido problema alguno porque más del 90% de los tenedores entró al canje.
–¿Qué efectos puede tener sobre el orden financiero mundial?
–Si bien es cierto que esta situación crea incertidumbre en la justicia norteamericana, también lo cierto es que Nueva York es el principal centro financiero del mundo y el dólar la principal divisa, por lo que no veo una amenaza inminente a que este poder cambie en lo inmediato, ni tampoco creo que la cuestión para los emergentes cambie drásticamente. De todas formas es un problema que se dirime fuera del país, y la Argentina tiene que depender de su propia fortaleza interna y apuntar a su propio desarrollo.
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