Fernando Buen Abad Domínguez
¿Cómo hay que decirlo?
Hoy
se comportan como un ejército golpista cada día más coordinado, más
veloz y más ubicuo. Son el ariete de las avanzadas invasoras y tienen
impunidad absoluta para mentir, en toda escala, incluso con argumentos
aberrantes que desafían a toda cordura y a toda justicia. Y una de sus
“mercancías” más logradas consiste en hacernos creer que son invencibles
y que debemos agradecerles que nos desestabilicen, nos exploten y nos
engañen. Ya se ha repetido hasta el cansancio, ya se los ha denunciado
en uno y mil foros, los daños están a la vista y los peligros de sus
ataques son terriblemente costosos.
¿Qué
esperamos para actuar? ¿Nos vence el miedo? ¿Nos derrotan sus mentiras?
¿Nos conviene más no tocarlos? ¿Qué hacer? Esto ya no es un problema
sólo de “libertad de expresión, sólo de “diversidad de voces” o sólo de
“democratización de las herramientas”, es todo junto y, además, es un
problema se seguridad nacional… un problema de seguridad regional. A los
pueblos sólo los salvan los pueblos.
Sería
suficiente contar con una cifra bien elaborada sobre el volumen de
dinero que manejan en toda la región para que eso, por sí mismo,
advirtiera la amenaza política que implica la red de “Bases Mediáticas”
que ha proliferado sin control. Sería suficiente mostrar los nombres de
las “familias” monopólicas y su conducta latifundista dentro del control
de medios.
Sería
suficiente entender cómo comercian con la tecnología para la
transmisión de información, cómo convierten en mercancía el tiempo y el
espacio de sus “concesiones”, cómo influyen sobre la “opinión pública” y
cómo se han imbricado, incluso con negocios incompatibles… para
entender la envergadura de un problema inmenso que ha rebasado toda ley,
toda cordura y todo gobierno. Sería suficiente ver cuántos casos y de
desestabilización golpista han alentado desde sus “medios” para no
demorar más una acción política continental de repudio, freno y
redireccionamiento de los medios y los modos de la comunicación. Y sin
embargo…
Ha
sido un error dejarlos hacer metástasis ideológica y es un peligro ese
desarrollo monopólico de las herramientas de “comunicación” que ha
proliferado en nuestros países con toda impunidad e impudicia. Es un
error obvio y un peligro creciente que deja al descubierto no sólo
debilidades e ignorancias, también complicidades -concientes o
inconscientes- que cuestan muy caras a los pueblos porque ellos, los
monopolios, tienden a radicalizarse y perfeccionarse en sus capacidades
de defensa y en sus ataques.
Las
Bases Mediáticas controlan economías enteras (bancos, empresas,
turismo…farándula). Controlan escuelas universidades e institutos de
todos los niveles y todos los perfiles. Controlan transferencia
tecnológica, publicidad, distribución y mantenimiento en materia de
comunicaciones. Controlan campañas y procesos electorales y sus rutinas
informativas, hora por hora. Controlan la producción de papel, el tiempo
libre y el gasto en bebidas embriagantes, locales de apuestas, deportes
y espectáculos. Controlan modas y tendencias ideológicas, venta de
libros, folletos y opinología de ocasión. Controlan los valores y
los antivalores como la “belleza”, lo “feo”, lo “bueno”, lo “malo”, lo
“exitoso” más la violencia física y sicológica televisadas sin freno.
Controlan el estado del ánimo y cancelan la libertad de expresión.
Controlan las leyes, los reglamentos, los códigos, las jurisprudencias y
los jurisconsultos. Controlan la agenda temática de cada día y de
todos. Controlan lo que debe ser visible y lo que debe ser
invisibiizado. ¿Falta algo?
“La
concentración de los medios de comunicación suele ser reconocida como
un obstáculo a la pluralidad. En diversas regiones del mundo existen
límites legales a la concentración de muchos medios en pocas manos pero
en América Latina ese no suele ser un tema destacado en la discusión
acerca de los medios”[1]
TELEVISA incrementó un 30,7% anual sus ganancias en el segundo semestre
del año. Los ingresos se situaron en 18.065 millones de pesos mexicanos
(1.403 millones de dólares)[2].
La consultora McKinsey mostró estudios en los que Internet representa
un 3,4% del PIB en 13 países (los del G8 -Francia, Estados Unidos,
Alemania, Gran Bretaña, Italia, Japón, Canadá y Rusia, más Brasil,
China, India, Corea del Sur y Suecia) y contribuyó en un 21% de su
crecimiento en los últimos cinco años.[3]
El principal servicio informativo en torno al estado de Internet en el
mundo, estima que la población de usuarios de la web en el planeta
asciende a 1,733,993,741. La penetración mundial de Internet fue
establecida en 25.6%.[4] Porcentaje de las frecuencias de televisión que controlan Televisa y TV Azteca en el país: 94%. [5]
Nosotros
no podemos seguir equivocándonos. Hemos errado en materia de
comunicación, una y otra vez. Seguimos expuestos al peligro de la
“guerra mediática” asimétrica y no logramos, aun siendo mayoría,
articular las fuerzas, que sí tenemos, con un programa emancipatorio
permanente. Nosotros no podemos cansarnos, ni podemos desistir, de todas
las insistencias transformadoras que nos permitan avanzar y nos
permitan completar nuestras autocríticas y tareas democratizadoras de la
comunicación. Esto es un problema de seguridad de los pueblos, la
agresión más brutal de las mafias mediáticas es contra la clase
trabajadora y los estragos son incontables, aberrantes, monstruosos e
injustos. ¿Nos quedaremos cruzados de brazos?
Notas
[1] “Muchos Medios en pocas Manos” Raúl Trejo Delabre http://portcom.intercom.org.br/revistas/index.php/revistaintercom/article/viewArticle/146
[2] http://www.telesemana.com/blog/2013/07/10/televisa-incremento-un-307-sus-ganancias-en-la-primera-mitad-del-ano/#sthash.67uSFKYK.dpuf
[3] Internet y el G8 sin los usuarios http://www.rebelion.org/noticia.php?id=129208
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
@FBuenAbad
Publicado en:
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