Miradas al Sur. Año 7. Edición número 305. Domingo 23 de Marzo de 2014
La compleja combinación de medidas ortodoxas y
heterodoxas que está impulsando el Gobierno, exhibe una delicada apuesta
en materia económica, cuyo final está aún abierto.
Aquella “tercera opción”, ampliamente criticada en su momento por el capital concentrado y gran parte del arco político y mediático opositor, que presionaban por un fuerte ajuste sobre la clase trabajadora, es la que –en sus diferentes tiempos y contextos–, parece perseguir el actual gobierno frente a la delicada coyuntura actual.
En relación a las medidas macroeconómicas, la importante devaluación de enero, cercana al 20% y que sin dudas afectó los ingresos de los asalariados, se detuvo a partir del mes pasado en una cifra menor a la que buscaban los sectores concentrados del capital, quienes ya están anunciando (y posiblemente actuando) sobre la necesidad de aplicar nuevas correcciones. El encarecimiento del crédito para frenar la cotización del dólar y la inflación, que está afectando el desempeño de la actividad económica, no implicó sin embargo que la especulación financiera sea la opción económica más rentable. Mientras que el acercamiento a los mercados internacionales de crédito, en un contexto de muy baja deuda externa debido a la política de desendeudamiento, no se tradujo por el momento en amplios créditos internacionales a tasas descomunales, tal como sucedió durante el régimen de convertibilidad. Paralelamente, se han implementado subas a las jubilaciones y un nuevo beneficio para jóvenes que no estudian ni trabajan.
En la misma apuesta. Durante la semana que pasó, se continuó la apuesta por esta “tercera opción”: el Banco Central avanzó sobre la tenencia de dólares en poder de los bancos, mientras que se profundizaron las regulaciones del programa de control de precios. Pero estas medidas, se combinaron con las limitaciones que el Gobierno intenta imponer a las subas salariales, que tienen como caso testigo la negociación con los mal pagos gremios docentes, que por las “dilaciones” en la negociación anunciaron una marcha nacional para el miércoles 26, así como por el mayor acercamiento a los mercados internacionales de crédito.
De hecho, la tesis de un “ajuste a medias”, referida a diversas variables de la política económica, fue sostenida el pasado martes en una columna del diario La Nación titulada, justamente, “Los males de hacer un ajuste sólo a medias”, en la que se criticaba que las medidas de ajuste fueran sólo parciales, por el hecho de que en este camino muchos de los actuales problemas volverían a surgir, y con mayor crudeza.
La compleja combinación por la que ha optado el Gobierno, es en efecto parte de una delicada apuesta por no modificar de forma radical sus políticas de defensa del ingreso real del sector laboral –que según el Informe de Coyuntura 15 del Centro Cifra de la CTA difundido a comienzos de este mes, desde 2003 a esta parte aumentaron en un 63% en el caso de los trabajadores registrados y de 56% en los no registrados–, pero no profundizar, al mismo tiempo, diversas inconsistencias surgidas durante los últimos tiempos, producto tanto de sus propios errores como de la presión de los sectores concentrados del capital y de gran parte del arco político y mediático opositor.
El ministro de Economía ya había señalado algo al respecto, al afirmar que “la heterodoxia la tiene más complicada que la ortodoxia, porque no hay un recetario sino simplemente la realidad, los problemas concretos, e ideas claras sobre qué es lo que hay que defender. La gente, el pueblo, los trabajadores, que son los que están indefensos”. El panorama es aún más complejo, si se toma en cuenta también las declaraciones que poco tiempo atrás brindó a este medio el economista Ricardo Aronskind, quien sostiene que el actual gobierno enfrenta a un sector “que está buscando protagonizar un 2001 al revés, es decir, que ese movimiento popular que desplazó a esta derecha, sufra una conmoción que permita sacar al kirchnerismo del poder, tal como sucedió con Raúl Alfonsín, con un sector privado que saca y retiene los dólares en el momento adecuado”.
La búsqueda por evitar este escenario, pero sin efectuar tampoco un giro de 180 grados en su política de ingresos, parece tener como resultado este complejo equilibrio por parte del Gobierno, en el que se combinan las mencionadas medidas de corte ortodoxo, llevadas adelante fundamentalmente desde el Banco Central, con otras de corte heterodoxo. Hasta el momento, y en línea con las mismas, se puede ver un resultado dispar: a nivel financiero, el Gobierno logró estabilizar el valor del dólar, bajar el paralelo, mantener las reservas del Banco Central, mientras que la inflación oficial del nuevo Índice de Precios al Consumidor (IPC-NU) de febrero, aunque alta (3,4%), fue menor a la difundida por diversas consultoras privadas de dirigentes del arco político opositor y de un sector de la oposición parlamentaria (denominada IPC-“Congreso”, pese a no ser representativa de la totalidad de esta institución), las cuales la ubicaban entre el 4 y 5%. En relación con la economía real, hasta el mes de enero, última medición oficial de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo, el nivel de empleo se mantenía en el mismo nivel que en diciembre del año pasado, e incluso un 0,6% por encima de igual mes del año anterior, aunque los ingresos reales de los trabajadores han sufrido un importante recorte, a diferencia de los años previos de la gestión kirchnerista. En relación al comercio exterior, en febrero mantuvo su superávit, aunque el mismo se redujo casi 10 veces (44 millones contra 521) en relación a igual mes de 2013, mientras.
Por eso, el desenlace de esta delicada “tercera opción”, al igual que en otros aspectos de las ciencias sociales y humanas, está claramente abierto. “Los técnicos saben todo, pero nada más que eso”, frase adjudicada al escritor francés André Malraux, bien se puede aplicar aquí a aquellos economistas, políticos o periodistas que por estas horas se desesperan por revelar el final.
Panorama económico
Profundizando acciones
Con la excepción de la negociación salarial con los gremios docentes nacionales, cuya falta de avances provocó una convocatoria de marcha para el próximo miércoles 26, el Gobierno continuó profundizando las acciones de política económica que viene desarrollando en los últimos meses. Así, la semana pasada se realizaron nuevos anuncios en relación al programa de control de precios, los cuales tienen que ver con la adhesión al programa Precios Cuidados por parte de empresas mayoristas y distribuidoras y con declaraciones del secretario de Comercio Augusto Costa afirmando que por el momento se rechazarían pedido de aumentos en este programa. También, se informó que todas las empresas productoras, distribuidoras y comercializadoras con una facturación superior a los 183 millones de pesos anuales, deberán informar mensualmente sus precios, con el objetivo de poder intervenir adecuadamente en el caso de denuncias por aumentos desproporcionados, y se llegó además a un acuerdo con las cámaras molineras y productoras de pan para lograr una disminución del 14% en el precio del pan durante los próximos 60 días.
Mientras, con el objetivo de continuar estable el valor del dólar y contener la inflación, el Banco Central anunció una nueva normativa de intervención que obliga a los bancos a desprenderse de los dólares que habían transferido a sus sociedades vinculadas para evitar cumplir de forma íntegra una anterior normativa de limitación de tenencias de divisa extranjera.
El Gobierno también pudo avanzar en la oficialización del pago por la nacionalización de las acciones de YPF que estaban en poder de Repsol, al firmarse el dictamen en el Senado que avala el acuerdo entre el Estado y la empresa por la compensación en bonos a un valor de mercado de 5.000 millones de dólares. Justamente en relación a la política energética, la empresa petrolera Total, una de las cinco mayores a nivel mundial, anunció nuevos proyectos de inversiones en Tierra del Fuego y Neuquén, y una posible asociación con YPF.
A nivel externo, a la positiva respuesta de la semana pasado por parte del Club de París –entidad que agrupa a cerca de 20 naciones acreedoras de deuda pública– para iniciar negociaciones a partir del 26 de mayo por la deuda que el Estado Nacional mantiene desde 2001 –actualmente cercana a los 10.000 millones de dólares–, se sumó el respaldo del gobierno francés hacia nuestro país en las futuras negociaciones, como así también a la postura que se sostiene ante la Corte Suprema norteamericana por el litigio con los fondos buitre por el 7% de la deuda en cesación de pagos desde 2001.
Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/la-apuesta-por-la-tercera-opcion
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