domingo, 28 de octubre de 2018
El Plan Atlanta, por Manolo Pichardo (para "Listin Diario" del 28-10-18)
Arriba: Manolo Pichardo, presidente de COPPPAL y expresidente del PARLACEN.
Antes de asumir la presidencia del Parlamento Centroamericano, PARLACEN, se me comenzó a invitar a algunos eventos regionales diferentes a otros de características y orientaciones ideológicas distintas a los que asisto en mi condición de dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, PLD; son estos, los organizados anualmente por el Foro de Sao Paolo y la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y El Caribe, COPPPAL, organización que me eligió como su vicepresidente en 2012.
Mi estrecha amistad con un expresidente centroamericano que jugó un papel de primer nivel en la transición hacia la democracia en su país, fue la responsable de que yo comenzara a participar en estas reuniones periódicas de la derecha y la centro derecha, que no solo son encuentros regionales sino que convocan al liderazgo mundial.
En estos espacios he participado con intervenciones que muestran, sin envolturas, el cariz ideológico de cada una de mis palabras, compartidas ante colegas expositores y público que se conjugan para convertir sus ideas en ríos desbordados contra los que debo nadar.
Gracias a su invitación estuve en Brasilia en 2011; fue mi primer encuentro con este “foro” que reúne a líderes de todo el mundo bajo la sombrilla de la Fundación Paz Global que preside Hyun Jin Preston Moo, y la participación de la Conferencia Liderazgo Uruguay, el Instituto Patria Soñada y la Fundación Esquipulas. Esta última entidad, un pilar del proceso de integración centroamericana, que como su líder y fundador, es abierta a las diferentes corrientes de pensamiento, y su participación en este tipo de eventos tiene como objetivo discutir de manera abierta los temas que son preocupación en toda América Latina.
El otro encuentro al que asistí, en el que pedí a los organizadores sacarme del programa de oradores, porque mis palabras, como en Brasilia, desentonarían con el de la mayoría de los expositores, que a excepción de Hipólito Mejía, el expresidente que me invitó y otro exmandatario amigo con los que viajé al evento desde Guatemala, se sumaban al tema del mercado y sus oportunidades sin reparar en la cuestión social, porque entendía que mis palabras ponían en situación incómoda a la institución y al amigo que me invitó, pues los discursos serviles ante el gran hermano y la acusación de que América Latina actúa con desconfianza hacia los Estados Unidos sin nada que lo justifique, tenían en las palabras que ya había escrito, un muro fraguado a fuerza de los centrífugos hechos históricos que desmotarían los sermones que se anclaron en la falsificación de la historia y mi afirmación de que vivimos una crisis del tipo de capitalismo financiero e inhumano que ha impuesto Occidente.
La ciudad de Atlanta fue el escenario de este encuentro productivo, en el que se conformaría, como de hecho se conformó, la Misión Presidencial Latinoamericana, que reúne a expresidente de nuestra región, la que al final suscribió la denominada Declaración de Atlanta, en la que entre otras cosas, expresan “la convicción de que se está ante una oportunidad histórica para que América (Norte, Centro y Sur), inicie una nueva era en sus relaciones, dejando atrás el pasado signado por desencuentrosÖ”
Sin embargo, antes de la firma de la declaración se produjo una reunión con estos expresidentes latinoamericanos en una suite del hotel Marriot, donde se desarrollaba el evento; aquel donde se firmó parte de la película Flight (El vuelo) que tuvo como protagonista a Denzel Washington. Hipólito Mejía, no participó en esta “bilateral” que sirvió de escenario para revelar o diseñar, eso no lo puedo precisar, un plan que se comenzó a detallar a partir de la intervención de un expresidente suramericano que expresó en un típico lenguaje de guerra fría: “Como no podemos ganarles a estos comunistas por la vía electoral les comparto lo que sigueÖ”.
Entonces vienen los detalles resumidos en dos pasos; el primero que tenía como objetivo iniciar una campaña de descrédito contra los presidentes de orientación de izquierda o progresistas para ir minando su liderazgo. Para ello decía contar con medios de comunicación, algunos de los cuales fueron mencionados. El segundo consistía en transformar las maniobras mediáticas en proceso judiciales que terminaran con los mandatos presidenciales sin que para ello hubiera que recurrir al voto popular que les instaló en la administración de los Estados.
Al abordar lo que sería la segunda etapa del plan, también hubo mención de algunos nombres de individuos ligados a las instituciones judiciales de la región comprometidos con la conspiración que llevarían a los llamados “Golpes Suaves”, encubiertos de juicios políticos precedidos de escándalos de corrupción, o campañas dirigidas a ventilar supuestos comportamientos cuestionables de la vida íntima de los líderes progresistas; incluyendo, si fuere necesario, a familiares, amigos o allegados.
¿Fueron Manuel Zelaya y Fernando Lugo tubos de ensayo para llegar al resto, a los de países con mayor peso económico de la región, hasta alcanzar a la “joya de la Corona”, que es, sin discusión, Lula Da Silva, el líder más influyente, para con su caída provocar el efecto dominó que parecen buscar?
No sería justo decir, que mientras los suramericanos desarrollaban su discurso conspirador, los presidentes centroamericanos parecían, igual que yo, enterarse de todo lo expuesto en aquel momento.
Lo que se ha visto después de aquel evento en toda la América Latina gobernada por los partidos de izquierda o progresistas, parece poner en evidencia que la conspiración está en marcha, con cierto éxito hasta ahora, porque encontró de aliado la desaceleración de la economía china y el desplome de los commodities que han tenido un gran impacto en la contracción de las economías de la región.
LISTIN DIARIO es un periódico de Santo Domingo (República Dominicana)
Publicado en:
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2016/03/11/411275/el-plan-atlanta
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