Con otras palabras
Sigmund Freud sostenía que había que dar algunas vueltas de tuerca para
alcanzar el Principio de Realidad. Si bien entre el Principio de Placer y el de
Realidad existe una interrelación dialéctica, es posible deducir que el primero
es el productor de una cobertura fantasmática e imaginaria que es capaz de
amortiguar en el sujeto los efectos dolorosos de la realidad.
La repentina muerte del fiscal
Nisman, despertó en una parte de la ciudadanía posiciones encontradas. El rol
que jugaron y siguen jugando los principales medios de información, es uno de
los pilares más fuertes de la construcción de lo que se opina. Quien escribe, asiduamente
lee la información de los diferentes portales y considera que los comentarios
que se hacen no son ajenos a la instalación de cierta forma de interpretar la
realidad. Son parte sin dudas de la información, y por la misma razón que se
sospecha que existen agencias que se dedican exclusivamente a realizar
comentarios, como parte de operaciones montadas por los medios.
Por ejemplo cuando un
medio como La Nación asegura que un
legislador estadounidense, le pidió al presidente Obama intervenir en la
resolución del caso argentino, saltan los de posiciones opositoras afirmando
que está bien que así se haga, pero que el gobierno no va a dejar que eso pase,
porque les descubrían sus chanchullos, dando por supuesto que a los EEUU sí les
importa seriamente aclarar sobre la muerte del fiscal. “Esto ya se parece a
Cuba y Venezuela” dicen otros. “El gobierno es amigo de los terroristas de Irán”
descubre alguien que tal vez no sepa ni dónde se encuentra ese país en el mapa,
pero que ya compró el discurso antiterrorista. Vale señalar que para calificar
a Irán como un país terrorista, ni siquiera los especialistas se pueden poner
de acuerdo. Entonces cuál es la medida para que algunos quieran a los EEUU, y
otros se pongan contentos por la posibilidad de una Corte Penal regional de la
Unasur. Las diferencias son políticas e ideológicas. Y cuando se trata de mover
políticamente, tal vez no importa tanto si por lo que se lo hace convence o no
a quienes lo ponen en marcha, sino que el interés principal está puesto en que
eso podría llegar a capitalizarse. En la política a eso se lo llama
oportunismo. La presencia de patotas de la Uatre en el velatorio del fiscal,
produciendo desmanes responde a esa lógica. Pensar trabajadores rurales
indignados por la muerte de un alto funcionario de Estado, cuando como sector
social padecen demasiadas injusticias, por lo menos resulta curioso.
La causa de la muerte de Nisman aún
es un secreto, al menos para la mayoría. Esbozar posiciones al respecto sin ser
parte de la investigación, es posible hacerlas. De hecho, se hacen
continuamente. Los medios las empujan. Y la mayoría acusa o se defiende sin
saber muy bien qué pasó. No saber a ciencia cierta es justamente la principal
causa de la saturación de información, y la proliferación de ideas que tal vez
tengan como punto de partida, una falacia.
Al respecto es muy interesante
la posición de Julian Assange, quien en una entrevista que le realizara Santiago O’Donnell en el diario Página/12, dijo que si no se parte de “una
percepción compartida de la realidad” es imposible el debate. Más allá del
relativismo posmoderno hoy presente en la mayoría de la información la cosa
debiera abordarse de otro modo, pues “en un punto alguien
observa algo del mundo real y no es una opinión, no es una derivación,
no es un
debate, es algo que actualmente alguien tiene como el documento
original,
alguien tiene la foto, alguien tiene la grabación, alguien tiene la
declaración
de alguien en una posición importante y todo deriva de eso”. Assange
plantea muy firmemente que hay datos de la realidad que son los que hay
que
encontrar para formar una opinión valedera. Esos datos son quienes
esclarecerían
los acontecimientos. Partir de un dato falaz lleva a una cadena de
falacias.
Obviamente hay a quienes esas falacias les sirven, tienen utilidad
política. Que algunos se dediquen a la ficción, no está mal, el problema
es que no lo
digan. Freud diría que del Principio del Placer no se movieron, aunque
simulen
lo contrario.
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