La energía como factor de presión y dominación económica imperialista
Frente a la política neoliberal de entrega de recursos, la Argentina eligió una opción autónoma en la que establece alianzas con inversores que convienen con su estrategia de desarrollo.
Por:
Federico Bernal
El lobbysta Daniel Montamat chilla a los cuatro vientos que YPF "nació floja de papeles" por no haber habido "indemnización previa". Sus declaraciones no son las que cabría esperar de un argentino preocupado porque a YPF le vaya bien. Pero, ¿qué le puede importar a quien fuera testigo para una empresa estadounidense en su demanda al Estado nacional ante el CIADI? Mientras tanto, el embajador argentino en EE UU es entrevistado por el órgano oficial del think tank Inter-American Dialogue (financiado por el BID, entre otros), debiendo contrarrestar las críticas estadounidenses hacia la política energética nacional. El título del número correspondiente al mes de agosto se pregunta: "¿El gobierno argentino está ayudando o entorpeciendo el crecimiento energético?" Como vimos en nuestra columna del pasado lunes, EE UU está resuelto a desmantelar la política energética y petrolera nacional. Hay mucho en juego. Según el último estudio de la consultora privada Hart Energy –y que confirma lo señalado tiempo atrás por el Departamento de Energía de EE UU–,nuestro país podría convertirse en una potencia productora de petróleo y gas no convencional. Claro que semejante estatus sólo sería asequible con la implementación de "políticas adecuadas de estímulo", según el mismo BID. Pero esto no es todo. El Departamento de Comercio de EE UU en su informe anual de 2011, afirma que en los próximos cinco años el 85% del crecimiento económico mundial se ubicará fuera de EE UU. El comercio exterior, aunque fundamentalmente la "colocación" de sus compañías y "capitales" afuera, es como nunca, crucial para la recuperación estadounidense y la conservación de su hegemonía. En este sentido, la actual política energética y petrolera argentina está lejos de ser la que más conviene a los intereses privados estadounidenses. El festín de los noventa y los primeros años del nuevo siglo terminó. Por favor, recuérdese de nuestra columna anterior la valoración que la Argentina neoliberal le merecía a Estados Unidos.
Una Argentina inconveniente... a las compañías energéticas estadounidenses.
Del furor del referido informe económico-energético de comienzos de 2003 (basado en datos de entre 1989 y fines de 2001), el Departamento de Energía Estadounidense (DEE) pasó a este de mayo de 2012. "La Argentina es el principal productor de gas natural de América del Sur, y un significativo productor de petróleo", recuerda el DEE a las compañías estadounidenses del sector, desilusionadas con el cambio operado por la Argentina kirchnerista. Acto seguido, les advierte y señala el camino: "Sin embargo, el altamente regulado sector energético incluye políticas que limitan el atractivo industrial de inversores privados, a la vez que protegen a los consumidores del incremento de precios. En consecuencia, la demanda de energía impulsada por el rápido crecimiento de la economía argentina aumenta, mientras que la producción de gas y petróleo está en declinación, conduciendo a la Argentina a una creciente dependencia de energía importada." Primero, tener en cuenta que nos pretenden dar lecciones los reyes de la dependencia foránea de energía. Segundo, la economía crece porque se verifica un proceso de estatización del desarrollo, esto es, estatización de los resortes fundamentales del país. La producción de gas y petróleo ha venido declinando porque la administración privada de la principal empresa energética e hidrocarburífera nacional resultó incompatible con un modelo de desarrollo, industrialización y justicia social. Sigue el sollozo yanqui: "Los términos fiscales para la exploración de crudo en la Argentina incluyen un impuesto a las Ganancias del 35% y un 12% en concepto de regalías sobre el valor de la producción, pero esto puede variar por provincia [...]". Nótese la referencia positiva que el DEE hace de la desigualdad de criterios en materia de regalías entre provincias. Un obsequio más de la provincialización.
EL LOBBY ENERGÉTICO DEL BID.
La editorial del número de agosto del Inter-American Dialogue comienza con la siguiente reflexión: "El 27 de julio, el gobierno argentino anunció un nuevo plan de inversión energética, el cual incrementará la regulación gubernamental del sector. El viceministro de Economía Axel Kicillof supervisará una comisión encargada de evaluar los planes de inversiones de las compañías privadas, con el poder de solicitar cambios y sancionar a compañías que no logren lo comprometido. ¿Cuáles serán las implicaciones prácticas de este decreto? ¿Apuntalará el crecimiento del complejo sector energético, como el gobierno espera, o ahuyentará inversores? ¿Está el sector energético argentino en condiciones de alcanzar una buena performance considerando la actual situación económica?" La nota continúa con una entrevista a Jorge Argüello quien, por supuesto, responde afirmativamente, aclarando que el flamante marco regulatorio petrolero, sumado al potencial de los "recursos no convencionales está convirtiendo a la Argentina en un claro blanco para la inversión". Obviamente, los dichos del embajador son contrarrestados con las opiniones de sendos especialistas, entre los que figura el director de la consultora Orlando Ferreres. ¿Qué señala este último? "La medida destinada a incrementar el control del gobierno sobre el sector probablemente se convierta en un boomerang para el plan oficial en relación a YPF. [...] En lugar de desregular y fijar reglas atractivas para los inversores, el gobierno se decidió por hacerse del control de YPF y sus reservas de petróleo y gas shale. [...] No fue esta una buena decisión, por tener los siguientes y obvios problemas. Primero, está la dificultad de convencer a un socio extranjero a invertir en un lugar donde los precios locales de la energía están por debajo de los internacionales. Segundo, emitir deuda mientras YPF está en litigio con Repsol [...]".
A diferencia del exultante informe de 2003 sobre la década del '90, el de 2012 no se juega tanto políticamente. Tampoco describe la ganancia reportada por las empresas estadounidenses ni celebra su participación en las importaciones o exportaciones de hidrocarburos, combustibles y equipos en el mercado energético argentino. En el informe de este año, el listado de las firmas beneficiadas (para 2003 eran unas 34) brilla por su ausencia. ¿Es esto un dato positivo? Visto que EE UU necesita y promueve como vínculo comercial el sistema metrópoli-colonia (o en su defecto, metrópoli-semicolonia), sí, es un dato positivo. Se explica así que los medios argentinos voceros de la Argentina atrasada y dependiente repliquen las directrices emanadas desde Washington, pues nada mejor para rellenar el listado de las firmas beneficiadas que un país semicolonial. En fin, reclutar como inversores a las multinacionales de EE UU y Europa es inversamente proporcional a la defensa de los intereses nacionales. Puede haber excepciones, pero la regla es esa. Por tal motivo, la Argentina está decidiéndose por compañías no tradicionales (aunque tradicionales desde su actuación en el mercado regional y mundial, como por ejemplo PDVSA y la estatal china). Se trata de inversores que convienen a los objetivos y pilares del modelo de desarrollo vigente desde 2003. En relación al frente petrolero anglosajón en nuestro país, la histórica disyuntiva de "Braden o Perón" vuelve a la palestra. O se benefician ellos y nos perjudicamos nosotros, o se benefician los 40 millones y que ellos se vayan a explotar colonialmente la energía e hidrocarburos a otro lado. La Argentina dejó de ser colonia hace 202 años; semicolonia, en 2003.
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http://tiempo.infonews.com/2012/08/26/editorial-84257-el-braden-o-peron-energetico-y-petrolero.php
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