Llamada con Lula y próxima visita de alto nivel. La lectura de Rubio. En Palacio prefieren la vía telefónica.
Por Milton Merlo
25/07/2025
La llamada de este jueves entre Claudia Sheinbaum y el presidente brasilero Lula da Silva tuvo como su punto central la visita del vicepresidente del país sudamericano, Gerardo Alckim, a la CDMX a finales de agosto. Pero, según dijeron fuentes diplomáticas a LPO, también se mencionó el interés de Lula en que México se incorpore como socio pleno a los BRICS.
La entrada del país a este grupo liderado por China es un tema lejano pero que flota en el círculo rojo, no tanto por lo que pueda significar en términos materiales sino, primordialmente, por la tensión existente con el gobierno de Donald Trump. Una sensación que comenzó con la presencia del canciller Juan Ramón de la Fuente en la última cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, semanas atrás.
La fantasía de ingresar al club del "sur global" esta presente en diversos sectores del morenismo, donde se agita la tesis de que China se ha vuelto un socio más confiable que el Estados Unidos de Trump. Algo de esto se conversó esta semana en una reunión con políticos del Partido Demócrata de origen mexicano que fue protagonizada por el exvocero Jesús Ramírez.
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El dato no menor porque Ramírez es uno de los que abonan a esta teoría de que México debería distanciarse de Estados Unidos, fortalecer su mercado interno y abrirse más al comercio con los integrantes de los BRICS. Una tesis que no propone el rompimiento total con Washington, pero si una mayor diversificación del comercio y los intercambios de negocios.
El flamante embajador chino en México, Chen Daojiang, en diversas reuniones promueve las virtudes de la relación con China y, con las sutilezas del caso, presenta a su país como la próxima gran superpotencia emergente.
En esta misma frecuencia aparece el flamante embajador chino en México, Chen Daojiang, que promueve en diversas reuniones las virtudes de la relación con China y, con las sutilezas del caso, presenta a su país como la próxima gran superpotencia emergente. El diplomático tampoco insiste demasiado, sino que, más bien, sigue de cerca las tribulaciones de Sheinbaum con la Casa Blanca.
En este sentido, aparece como una ventana de oportunidad el hecho de que se ha demorado la primera reunión entre Sheinbaum y Trump. Desde la cancelación del encuentro presencial en el último G7 de Canadá, no ha vuelto a hablarse de una reunión de ambos mandatarios y en Palacio susurran que Sheinbaum prefiere, por ahora, mantener la vía telefónica. Entendible: ciertas incursiones de jefes de estado al Salón Oval han sido desastrosas.
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Palacio Planalto
El Departamento de Estado, por cierto, tiene en la mira este coqueteó de México con los BRICS y desde allí emana un mensaje concreto: el grupo es una formación de tintes políticos pero sin ventajas ni soporte en el plano de la economía y los negocios.
Marco Rubio siguió de cerca que en la última cumbre de Brasil hubo desacuerdos entre China y la India así como también entre China y Rusia por cuestiones de combustibles fósiles.
A esto se agrega la cuestión proteccionista: el arancel promedio intrabloque ronda el 8% y hay más de 200 medidas antidumping entre los países miembros. Brasil, con diversos gravámenes de dos dígitos, lo ejemplifica bien.
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