El presidente ruso, Putin quiere hablar con Donald Trump para barajar sus condiciones para la tregua con Ucrania. Cada uno al lado de la trinchera hace su lectura, "ambos contentos", sostiene Lorenzo Ramírez, periodista económico. Hay medios que entienden que Putin rechaza el alto el fuego y otros que lo apoyan, una divergencia porque en EEUU y Europa se comete el error de calibrar la reacción del adversario en función "de nuestros objetivos".
"Rusia no tiene prisa para el alto el fuego, ahora que Zelensky deja de mandar soldados al matadero de Kursk", Putin quiere un alto el fuego a largo plazo.
Rusia pide que EEUU y la OTAN se comprometan a no enviar misiles cerca de sus fronteas, afectando a Ucrania y a Polonia, que quiere luz verde para el armamento nuclear. "Mientras el Kremlin tenga una amenaza militar en la puerta no aceptará ninguna solución negociada, algo racional", sostiene el periodista económico.
La negociación de tregua con el Kremlin no la hace Marco Rubio, sino el enviado especial a Oriente Medio, es decir, las conversaciones entre EEUU y Rusia no tienen a Ucrania en el centro, sino que quieren redefinir la presencia en los países del Golfo y en África.
"La cuestión es si el plan para rearmar europea será un saqueo institucional para robar el ahorro a los ciudadanos o un plan para provocar una Tercera Guerra Mundial", ha defendido Lorenzo Ramírez. Una guerra con la que se pretende tapar las vergüenzas económicas de una Europa que se desangra por las heridas provocadas por unos políticos que no se interesan por Europa.
Europa cada vez ha comprado más gas natural licuado ruso. El gas ruso puede volver a llegar a Europa por gasoducto, "una muy buena noticia para la industria del viejo continente", sostiene Lorenzo Ramírez. Se vuelve a hablar de poner en marcha los gasoductos de NordStream.
"Que haya un acuerdo global en materia energética sin bombas puede salvar a una Europa que sin el gas ruso no puede sacar adelante su plan energético". Y EEUU no puede cumplir su promesa de llenar de gas licuado a Europa, los números no salen.
Trump está como pez en el agua con la guerra de aranceles: puede usarlo como arma de negociación, puede mantener a todos en vilo. Aunque es una guerra de divisa, recuerda Lorenzo Ramírez, "tras la bomba de humo de guerra de aranceles" con un alto déficit de EEUU.
El tira y afloja con Canadá ahora llega a Europa, porque estos países ya negocian los aranceles. "Europa hace tiempo que es esteril para que las potencias den su mano a torcer". España es uno de los países que más sufrirá con productos como el aceite y el vino. Si se cumple la amenaza se cerraría la puerta a este mercado y si Bruselas no cede, como ha hecho Canadá y México, sufrirán las consecuencias.
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