La propaganda es una ciencia de persuasión que comúnmente elude las consideraciones racionales del individuo, apelando en cambio a la psicología grupal inconsciente. La mente consciente tiende a ser racional, pero el comportamiento y las acciones humanas están en gran medida moldeados por los instintos primordiales y las emociones inconscientes. El individuo racional tiene fuertes impulsos para adaptarse al grupo, por lo que la propaganda busca influir en la psicología grupal irracional.
La propaganda como ciencia
Sigmund Freud exploró la irracionalidad de la "psicología grupal", que supera las capacidades críticas y racionales del individuo. Freud reconoció que "un grupo es extraordinariamente crédulo y abierto a la influencia, no tiene capacidad crítica". [1] La conformidad con las ideas del grupo es poderosa precisamente porque es inconsciente. Freud definió la psicología grupal como: “relacionada con el hombre individual como miembro de una raza, de una nación, de una casta, de una profesión, de una institución o como parte integrante de una multitud de personas”, que forman una conciencia grupal colectiva, un instinto social, un instinto de manada o una mentalidad tribal. [2]
El sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays, desarrolló la literatura fundamental sobre la propaganda política basándose en el trabajo de su tío. Bernays buscaba manipular la conciencia colectiva y la identidad del grupo para controlar los corazones y las mentes de las masas sin que estas fueran conscientes de ser manipuladas:
> “El grupo tiene características mentales distintas de las del individuo y está motivado por impulsos y emociones que no pueden explicarse con base en lo que sabemos sobre la psicología individual. Entonces surgió naturalmente la pregunta: Si entendemos los mecanismos y motivos de la mente grupal, ¿no es posible controlar y regimentar a las masas según nuestra voluntad sin que lo sepan?”. [3]
Edward Bernays y Walter Lippman trabajaron en propaganda para la administración de Woodrow Wilson. Bernays ayudó a convencer al público estadounidense de unirse a la Primera Guerra Mundial al vender la guerra como paz perpetua, con lemas como "la guerra para acabar con todas las guerras" y "hacer el mundo seguro para la democracia".
Después de la Primera Guerra Mundial, Bernays usó su experiencia para manipular la opinión pública con fines comerciales mediante campañas de marketing. Por ejemplo, lideró la campaña "Antorchas de la Libertad", que convenció a las mujeres de que fumar cigarrillos era un acto femenino y emancipador. Bernays pagó a mujeres para que fumaran en el Desfile de Pascua de 1929, siguiendo el principio de la credibilidad de la fuente, ya que la propaganda es más efectiva cuando las personas confían en la fuente y no saben que están siendo influenciadas.
Bernays utilizó los mismos principios de marketing con fines políticos, como cuando fue contratado por United Fruit Company, después de que el gobierno de Guatemala introdujera nuevas leyes laborales para proteger a los trabajadores. Bernays convenció al público estadounidense de que el presidente liberal-capitalista de Guatemala era un comunista que amenazaba las libertades básicas. Esto llevó a que el presidente Eisenhower lanzara una intervención militar para derrocar al gobierno bajo el pretexto de combatir el comunismo.
En la década de 1920, Joseph Goebbels, futuro ministro de propaganda nazi, se convirtió en un admirador de Bernays y emuló sus técnicas. Bernays reconoció más tarde: “Estaban utilizando mis libros como base para una campaña destructiva contra los judíos de Alemania”. [4]…
A medida que el mundo se volvió más complejo, el público general se volvió más dependiente de atajos cognitivos, que a menudo dependen de identidades asignadas para procesar preguntas complejas. Estos atajos son manipulados construyendo estereotipos basados en experiencias reales o ficticias.
La propaganda en las democracias es más frecuente porque se necesita gestionar a las masas cuando la soberanía reside en el público. La propaganda no solo se asocia a medios estatales, sino que tiene mayor influencia cuando se transmite a través de terceros aparentemente neutrales.
Propaganda antirrusa: el virtuoso "nosotros" frente al malvado "otro"
Los seres humanos se organizan en grupos como familias, tribus o naciones para buscar significado y seguridad. La conformidad grupal es un instinto de supervivencia que se refuerza frente a un grupo externo. La "otredad" de un pueblo o estado exagera la identidad y solidaridad del grupo interno, mientras deslegitima al externo.
Rusia ha sido retratada como el "otro" civilizacional frente a Occidente. Durante la Guerra Fría, estas líneas ideológicas se delinearon como capitalismo versus comunismo. Después, se reinterpretaron como democracia versus autoritarismo. La propaganda pinta a Rusia como bárbara y al Occidente como una fuerza civilizadora, ocultando los intereses políticos bajo un lenguaje benévolo de derechos humanos y democracia.
La rusofobia no es transitoria, sino duradera debido a su función geopolítica. Desde los intentos de Pedro el Grande por occidentalizar Rusia, hasta los esfuerzos similares de Yeltsin en los años 90, Rusia no ha logrado escapar de este rol de "otro".
Walter Lippman observó que la propaganda es útil para la guerra pero perjudicial para la paz. La narrativa de una Rusia malvada e imperialista dificulta las negociaciones de paz, ya que la diplomacia se percibe como apaciguamiento.
Sentimiento Anti-Ruso - Wikipedia
El artículo incluye extractos de mi libro "Russophobia: Propaganda in International Politics"
[1] Freud, S., 1921. GroupPsychology and theAnalysisofthe Ego [MassenpsychologieundIch-Analyse], InternationalerPsychoanalytischerVerlag, Vienna, p.13.
[2] Freud, S., 1921. GroupPsychology and theAnalysisofthe Ego [MassenpsychologieundIch-Analyse], InternationalerPsychoanalytischerVerlag, Vienna, p.7.
[3] Bernays, E., 1928. Propaganda. Liveright, New York, p.47.
[4] Bernays, E., 1965. Biographyofan Idea: MemoirsofPublicRelationsCounsel. Simon and Schuster, New York, p.652.
[5] Lippman, W., 1955. ThePublicPhilosophy. Little, Brown & Co., Boston, p.21.
[Manythanksto Matthew Alford forthe audio readingofthisarticle.]
By Glenn Diesen •
Profesor de ciencias politicas, investigador centrado en geoeconomía, política exterior rusa e integración Euroasiática
Publicado en:
https://glenndiesen.substack.com/p/the-science-of-anti-russian-propaganda
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