Quien desconoce la verdad es un ignorante. Pero quien la conoce y la llama mentira, es un criminal.
¿Qué tiempos serán los que vivimos que es necesario defender lo obvio?
Bertol Brecht
Los ex presidentes de México Felipe Calderón, de Colombia Andrés Pastrana y de Chile Sebastián Piñera cuyos pueblos bajo sus mandatos padecieron horrendas violaciones de derechos humanos patentes en masacres militares y paramilitares, asesinatos selectivos, desaparición forzada de miles y la brutalidad policial contra las protestas sociales, emprendieron hace unos días una épica cruzada. Muy indignados, marcharon a la capital venezolana para constatar la espantosa situación de derechos humanos que padece el pueblo venezolano, y tomarle cuentas al gobierno por ella. Esos “defensores”, los mismos que no se han dado por aludidos ni considerado el caso responder así sea protocolariamente a los miles de sus conciudadanos que reclaman por sus hijos desaparecidos, sus padres asesinados, sus hermanos masacrados. Y no es retórica. Es verdad, y aquí valen las sentencias de Brecht.
Tal el estado del mundo. Les fue mal en la diligencia, porque el gobierno venezolano no les reconoció autoridad para entrar a sus cárceles "cual Pedro por su casa" como decimos en Colombia, al igual que no lo permite ningún gobierno del orbe. Pero esa fallida visita de inspección y juzgamiento, no requería gran valor de los cruzados: de una parte iban a un Estado democrático donde a la gente no la desaparecen ni asesinan, y de otra, la temeraria gesta estaba respaldada por la gran burocracia internacional de los derechos humanos, y seguida minuto a minuto por los grandes emporios del negocio comunicacional al servicio del capital: CNN, Televisa, Univisión, Caracol y RCN de Colombia.
Mientras tal ocurría, después de cuatro meses del horror de desaparecer 43 humildes normalistas, el gobierno de México, indolente al reclamo de la comunidad internacional, la verdadera -no esa impostura del poder militar que se asumió tal-, la de las gentes que estudian, trabajan y construyen con un azadón, un libro y la palabra liberadora, responde encubriendo a los criminales. Y ante la persistencia de la demanda de que aparezcan vivos porque vivos se los llevaron, llama a voltear la página.
Lo anterior, el cinismo obligado de los representantes de un sistema político-económico que hace de lo humano una mercancía instrumento para su único fin, la infinita reproducción del capital. Y desde luego a esos fines mayores se sacrifica lo instrumental. Por eso Peña Nieto dice éso, lo secunda el dueño de la multinacional panadera Bimbo quejándose de que lo de Ayotzinapa se ha sobredimensionado, y remata un alto jerarca católico pidiendo cerrar ya el tema y seguir adelante. Así de fácil. El capitalismo no tiene moral, y si tiene corazón, éste está del lado derecho o el izquierdo, no importa cuál, con tal de que sea el de la alforja.
Peña Nieto, Bimbo, el Arzobispo y los medios de comunicación. El poder político y el económico a cuyo servicio está aquél, ejerciendo su dictadura. La iglesia y la más media como aparatos ideológicos de dominación, posibilitándola.
Por qué comenzamos con Venezuela para llegar a México? Porque Venezuela está espantando a “la comunidad internacional” por las atrocidades que dicen, allí se cometen. Y todos a una, vociferan, aúllan, se rasgan las vestiduras. El Departamento de Estado, la Comisión Europea, la inane OEA y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, piden intervención salvadora que garantice los derechos del pueblo. Intervención que ya sabemos es el nombre que en el idioma de la diplomacia de las cañoneras, tiene el bloqueo económico primero y la agresión militar después, preámbulos de la invasión y apropiación de las riquezas del país. Así es como se salvan los países en el Nuevo Orden Mundial del capitalismo hegemónico y unipolar.
Y qué es lo que ocurre en Venezuela como para que amerite ser “salvado”? Que tomó las riendas de su destino rescatando del olvido de siglos el ideario iluminado del Padre de la Patria, el genio de América. Eso fue todo, pero resulta ser mucho. Porque implica deshacerse del yugo del capital internacional y sus centros de poder que todo lo controlan, dominan y ponen a girar en beneficio de su gran fetiche, en perjuicio de los pueblos sojuzgados. Esos centros, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, el Departamento del tesoro de USA y los Tratados de Libre Comercio, los principales. Y deshacerse también del yugo del poder político que con su brazo armado defiende esa estructura y da dientes a la tiranía del capital: la Casa Blanca con su Departamento de Estado, ni falta hace decir de qué país.
Tal el pecado de Venezuela.
Y México? Y Ayotzinapa? Pues México no. Este país no se ha rebelado contra el FMI ni contra el Departamento de Estado. Al contrario, es su más obsecuente servidor, así esa servidumbre redunde en miseria para sus hijos. Y si esa miseria genera inconformidad como en efecto ocurre en México, para eso el Estado tiene sus ejércitos, los legales y los ilegales, para el caso uno solo, sin reparar en que los segundos sean los del narcotráfico. “Los dirigentes del país son el crimen organizado” ha dicho el obispo Raúl Vera quien reivindica una iglesia popular y comprometida. Y también, que “El crimen organizado ha ayudado al control de la sociedad y por eso es socio de la clase política.” Tal la explicación y razón de ser del crimen de Ayotzinapa.
Y a qué viene eso de la hipocresía? El euro parlamentario español Javier Couso de Izquierda Unida cuenta que pasaron varios meses para que esa alta instancia aprobara una sesión donde se tratara el tema de los desaparecidos de Ayotzinapa, y se oyera a los padres. Bastante difícil una y otra cosa. Lo primero, les parecía muy injusto hablar de desapariciones forzadas en México. ¿Cómo? Cuándo? Eso todavía no estaba fallado judicialmente como para hablar en términos tan catastróficos. Pero la audiencia por fin se hizo, sólo que después el Parlamento Europeo se abstuvo de tomar algunas de las muchas medidas políticas y económicas que puede y debe ordenar a los órganos ejecutivos de la Unión contra un gobierno que comete atrocidades. ¿La razón de tan insólita decisión, denunció Javier? Muy sencilla y contundente, dicha sin rubor: la doble moral de este Parlamento europeo que tiene sus niños mimados y uno de ellos es México, al igual, Colombia e Israel. Son casos especiales. Con ellos la relación debe ser “constructiva”…!!!
Venezuela es otra cosa. Para eso existen los dobles estándares. Para si los criminales son amigos, o no.
Alianza de Medios por la Paz
Publicado en:
http://www.pacocol.org/index.php/noticias/internacional/12752-ayotzinapa-o-la-hipocresia-de-la-comunidad-internacional
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