La transmisión oficial no pudo tapar el ruido de las cacerolas ni con la fanfarria de las tropas terrestres.
Javier Milei esperaba una marcha triunfal de la Rosada al Congreso pero se encontró con calles vacías y con cacerolazo que se adueño del sonido de la transmisión oficial.
El presidente ya se esperaba un recinto semivacío, ya que el peronismo decidió aislarlo en la asamblea junto a otros bloques opositores. Ni Mauricio Macri, un aliado clave que le permitió llegar a la presidencia, se presentó en el Congreso.
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Eso ya lo sabían en Casa Rosada, pero no esperaban que en el camino desde el Palacio al Congreso se escuchara una manifestación en contra del presidente.
El locutor oficial hizo un intento por recibir una palmada en la espalda cuando dijo que el sonido que copaba la transmisión era el de la fanfarria de los granaderos. Pero lo que sonaba era el sonido metálico inconfundible para los argentinos desde diciembre de 2001.
Los granaderos no pudieron tapar el sonido de las ollas pero al menos pudieron disimular los vacíos que había a lo largo del recorrido de la caravana encabezada por el Jefe de Estado.
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