Las primeras medidas del gobierno de Mauricio Macri fueron, claramente, en contra de los trabajadores, tanto el anuncio de la devaluación, que después desmintieron, pero que después se concretó, atentó y atenta contra el salario de los trabajadores, la mayor inflación que ello trajo aparejado también – inflación que hasta octubre venía en franco declive -.
Si bien aún no se sienten en sí mismo en el humor de la calle, el llamado megacanje II propone un escenario recesivo, conjuntamente, con las demás medidas económicas como la apertura de las importaciones, entre otras cuestiones.
El sector turístico es el primero que lo ha empezado a sentir y, seguramente, a partir de marzo lo irá sintiendo con mayor contundencia pero, paulatinamente, el mercado interno.
Actualmente, ese escenario recesivo queda camuflado por las vacaciones donde en distintos distritos la actividad económica cae por efectos de dicho período vacacional.
Ahora bien, está claro que el “cambio” está en marcha y, por lo que se avizora, pretende ser un cambio profundo de estructura y de redistribución de la riqueza, pero en un modelo bastante distinto al de los últimos doce años.
Es cierto que ese modelo, sobre todo, en los últimos cuatro años fue muy criticado por cierto sector de la clase media que, paradójicamente, se vio bastante beneficiada por el mismo – Jauretche decía que: “Cuando la clase media está mal vota bien y cuando está bien vota mal” -.
Pero, más allá de todo fue un modelo que trató de distribuir la riqueza de una forma diferente; fue un modelo que defendió con uñas y dientes el factor trabajo; que hizo del empleo un eje fundamental de sus políticas; que el salario y sus proyección progresiva siempre estuvieron en el centro de la escena.
Que faltaron muchas cosas? Pueden ser! Que quizá se debieron ser más firmes con otras? También puede ser! Que se debieron profundizar determinadas políticas sociales? Si, por supuesto! Que debieron corregirse algunas cuestiones formales? Quizás, sólo quizás!
Pero si, en realidad se necesitaba un cambio, el cambio debió ser para posibilitar la profundización de un modelo que jugaba a favor de los trabajadores y, claramente, jugaba a favor de la mal llamada clase media.
El proceso político que se inició el 10 de diciembre de 2015 está profundizando en un mes el plan de la dictadura del 1976. Uno hasta podría decir que al lado de lo que aquí se empieza a prever, las reformas menemistas que fueron complicadas; antipopulares y penetrantes no son tan profundas como las que se pretenden en la actualidad
Es así que el Menemismo evitó el combate frontal con los gremios a pesar de las leyes flexibilizadoras, donde tuvo que hacer ciertos malabares y donde la Banelco con la Alianza nació herida de muerte.
Hoy el Ministerio de Trabajo a cargo de Jorge Triaca se encuentra redactando un proyecto de ley para que, en paralelo al traspaso a la Capital de la Justicia laboral – lo que no es un dato menor -, se cree un fuero de rango federal dedicado especialmente a causas protagonizadas por sindicatos: asuntos relacionados a encuadramientos e inscripciones estarían al tope de los casos por resolver.
De este modo la justicia que pasaría a la Ciudad de Buenos Aires se dedicaría a los litigios de particulares, empresas y gremios.
La nueva estructura sería un lugar cotizado no solo por su rango federal sino también por el voltaje político de los expedientes que deberá tratar.
Por estos días el oficialismo está atento a dos causas sensibles para los gremios que debería resolver la Corte Suprema una vez que se resuelva la intriga en cuanto a su composición: los alcances del derecho a huelga (caso que interesa al empresariado) y la sindicalización de las fuerzas de seguridad (que obnubila a centrales obreras).
La justicia del Trabajo es un terreno sensible para el macrismo ya que el reclamo habitual de los grandes grupos empresarios es que ese fuero se vio afectado por el ingreso de jueces y funcionarios cercanos al accionar sindical lo cual dejo en posición incómoda a las empresas al momento de defenderse frente a diversas demandas. Gran parte de ese entramado se gestó durante el acercamiento de Hugo Moyano con el kirchnerismo gracias a los oficios de Héctor Recalde que actualmente ocupa una silla en el Consejo de la Magistratura de Nación.
Por eso es de interés primordial que estos juzgados pasen a estar bajo la supervisión de la Magistratura de la Ciudad donde el PRO tiene aritmética a favor y donde ya no se requieren mayorías extraordinarias para multar jueces o iniciarles procesos de enjuiciamiento.
Esto que a priori puede hasta parecer confuso o tener, para algunos, cierto criterio, no así es.
Para que pasen al fuero laboral ciertos temas– como los que están en danza - se necesita una reforma de la ley de asociaciones sindicales que puede tener dos efectos:
1) Abrir una “caja de pandora” para una reforma más profunda del modelo sindical.
2) Ir vaciando al Ministerio de Trabajo de competencias para que deje de ser, efectivamente, un lugar donde se resuelvan en primera instancia los litigios colectivos internos de los trabajadores.
Estamos ante un escenario donde: a) el embate va sobre el trabajador individual con el ataque al salario – inflación, devaluación y denostación o suspensión (en algunos casos) de la negociación salarial -; b) la acometida contra los niveles de ocupación, que por ahora sólo se ve en el Estado, pero que es el comienzo del disciplinamiento laboral y) la reforma que se pretende a la ley de asociaciones sindicales son la piedra angular de un programa que pretende maximizar las ganancias del capital concentrado, destruir la composición o posible recomposición de las fuerzas populares, así como del peronismo histórico y por supuesto de su vanguardia los trabajadores y el movimiento obrero organizado.
“Cambiemos” es el mejor discípulo de Alfredo Martinez de Hoz. Quien es su momento le dijo a Videla: “Si Usted quiere destruir al Peronismo y a los sectores populares tiene que destruir el trabajo”.
En esa línea van todas las acciones de “Cambiemos”.
Ahora nosotros “Reaccionemos”!!!!!!!!!!!!!!!!
por BLACK CANARY
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