El
siguiente relato es un diálogo que mantuve con la esposa de un conocido. Los nombres son ficticios excepto el
mío. La transcripción no es textual,
pero sí muy similar. A ambos los conozco
hace 20 años. La aspereza que surge de
dicho diálogo lo permite el tiempo transcurrido en la relación y que cada uno
sabe cuando “no tirar más de la cuerda”.
D: Hola, Leonor, ¿cómo estás?
L: Bien, Darío, gracias. Contenta porque perdió “la yegua”…
D: Estás
cobrando la jubilación como “ama de casa” sin haber aportado un “mango”, además de los otros beneficios
que te dio y le decís “la yegua”?...
Devolvé la plata! Sos una
desagradecida!
L: Mi marido aportó toda la vida…
D: Si estuviese De la Rúa, a tu marido ya le
habrían descontado el 13% de la jubilación; y si estuviese Menem todavía
estaría cobrando 150 “mangos”. Lo más
probable es que, con cualquiera de los dos, vos y él estarían “revolviendo la
basura en la calle”…
L: Igual es una “yegua”.
D: ¿Por qué?
L: Porque sí!
Además es una soberbia.
D: ¿Vos no confundís soberbia con ser muy
inteligente y segura de sí misma?
L: No! No
la soporto…
D: ¿Sabés cuál es tu problema?
L: ¿Cuál?
D: Es que sos una envidiosa. Además, sos “Doña Rosa”.
L: No, no soy envidiosa.
D: Sí que lo sos! Decime, ¿Qué hiciste en tu vida por los
demás?
L: Cuidé de mi familia: mi marido y mis
hijos. Fui la columna vertebral en mi
casa. ¿Te parece poco?
D: No es suficiente… Por otra parte, para muchos hombres, Cristina
es una mujer muy atractiva.
L: Es atractiva porque tiene plata para hacerse
cirugías…
D: No!, es atractiva porque, además de linda,
está llena de contenido. No olvides que
fue la primera mujer presidente elegida por el voto popular. La primera en ser reelegida con record de
votos. Y, personalmente, considero que
es la estadista más completa de la Historia Argentina.
L: ¿No es mucho?...
D: No!
Creo que cuando te mirás al espejo y te comparás con ella, sos vos la
que se siente poco…
L: Está bien, acepto que soy “Doña Rosa” y no
entiendo nada de política…
D: Si es así, por favor, no opines de lo que no
sabés! Es como si a mí me pidieras que
hable sobre tejido crochet o sobre arte contemporáneo.
L: Bueno, ¡Chau!
Fin del
relato.
La
misoginia, para ser tal, no requiere del odio hacia muchas mujeres, basta y
sobra con que se odie a una sola.
Que cada
uno saque sus propias conclusiones. Las
mías están a la vista.
NOTA RECIBIDA POR MAIL POR EL EDITOR DE MIRANDO HACIA ADENTRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario