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martes, 31 de marzo de 2015

SERÍA UNA OPERACIÓN POLÍTICA



NOTA DEL EDITOR:

SERÍA record el uso de 13 condicionales en la nota acerca de Máximo Kirchner.
Según le HABRÍAN informado a Mirando hacia adentro fuentes que PARECERÍAN confiables, la decisión editorial del que SERÍA "El Gran Diario Argentino", que le HABRÍA sido sugerida por grupos financieros internacionales que MANTENDRÍAN diferendos con el gobierno argentino, HABRÍA estado motivada por la intención de instalar una idea que COMPROMETERÍA al oficialismo de cara a las elecciones del corriente año. La implantación de esta idea POSIBILITARÍA su permanencia posterior en el inconciente de los ciudadanos que HABRÍAN leído durante días los zócalos de TN en los televisores que ESTARÍAN instalados en bancos, clínicas, bares, restaurantes y edificios públicos. IMPORTARÍA por ende poco ya no sólo la verdad que ENCERRARÍA - o no - la noticia, o incluso su verosimilitud, sino la instalación de la idea que PERMITIRÍA su explotación política.
El que firma este pequeño comentarío SERÍA el editor de Mirando hacia adentro...

SERÍA Récord: 13 condicionales en una sola nota, por INFOnews del 31-03-15

La fuerte denuncia realizada por el diario Clarín tiene 13 verbos en potencial. 

La nota de Clarín en la que denuncia la existencia de una cuenta en el exterior a nombre de Máximo Kirchner presenta un extraño récord: 13 verbos en potencial. Este recurso es utilizado por el periodista Daniel Santoro para cubrirse de las supuestas consecuencias que podría tener la falsedad de aquello que publica.
Los lectores que accedieron al ejemplar de Clarín titulado con la investigación periodística se enfrentaron a una nota con una denuncia sostenida con condicionales: sería, habría, podría, son algunos de los verbos. "Es la fiesta del condicional", afirmó el hijo de la Presidenta en la desmentida al artículo que realizó hoy en radio Continental.
Las recomendaciones que Santoro no siguió
El periodista de Clarín es un premiado profesional y reconocido por sus investigaciones. Por eso mismo, llamó la atención en el mundo periodístico su nota enteramente en potencial.
De hecho, el principal investigador del diario La Nación, Hugo Alconada Mon, sostuvo en su cuenta de Twitter: "Supuestas cuentas secretas de Máximo Kirchner y Nilda Garré: manejar con cautela; inconsistencias en los documentos bancarios que circulan".
En su libro sobre Técnicas para la investigación periodística, Santoro recomendó: "No debemos tomar el caso como una causa ni ponernos en un lugar de opositor". Más adelante, el libro recomienda "no difamar con tal de tener un buen título".
"A los periodistas que (...) sacan conclusiones sin fundamento, (...) los bautizamos 'cazadores de platos voladores", sostuvo Santoro tiempo antes de su nota récord de los 13 condicionales.

Publicado en:
http://www.infonews.com/2015/03/31/politica-192378-record-13-condicionales-en-una-sola-nota-la-desmentida-de-maximo.php

  


ZLOTO: “Pocas veces he visto tamaña irresponsabilidad en el tratamiento periodístico”, por INFOnews del 31-03-15

 

Nuevos argumentos contra la operación de Clarín sobre las supuestas cuentas de Máximo Kirchner

Marcelo Zlotogwiazda criticó el abuso de los verbos en potencial y refutó la denuncia en base a una sencilla investigación que hizo.



El periodista Marcelo Zlotogwiazda criticó con dureza la denuncia que publicó en Clarín Daniel Santoro sobre supuestas cuentas en el exterior ocultas a nombre de Máximo Kirchner. “Pocas veces he visto tamaña irresponsabilidad en el tratamiento periodístico”, cruzó el conductor de La vuelta de Zloto por el continuo uso de verbos en condicional de los que abusa la serie de notas contra el hijo de la Presidenta.

“Qué él (Máximo) tenga una cuenta a nombre suyo, de Nilda Garré y su hija me parece disparatado y descabellado" 
 “Con razón Máximo Kirchner habla del festival de condicionales”, siguió Zlotogwiazda en Radio del Plata y agregó: “O tenés la información chequeada o no la tenés y si la tenés más o menos la terminás de chequear y si no la podés chequear te la guardás. Es así independientemente de cuál sea el final”.
Respecto a la verosimilitud de la denuncia, fue contundente: “Qué él (Máximo) tenga una cuenta a nombre suyo, de Nilda Garré y su hija me parece disparatado y descabellado. Pero eso es una opinión”.
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Luego argumentó por qué descree del trabajo publicado en Clarín: “Hice una muy sencilla investigación. Me fui a fijar datos del Felton Bank en Delaware, algo que cualquier periodista medianamente entrenado en tareas de investigación, como lo es Daniel Santoro.”

"Si fuera cierta la información de Clarín el 60% de los depósitos del banco estarían en la cuenta de Máximo Kirchner, lo que es una locura”

Zlotogwiazda amplió luego la información que halló en su breve búsqueda: “Créanme que sin demasiado esfuerzo y sin demasiada picardía me encuentro con que la nota de Daniel Santoro dice que en Abril de 2010 en esa cuenta en Felton Bank había depositado 41.700.000 dólares y resulta que en diciembre de 2010 en el Felton Bank habían depositado nada más 71.800.000
“O sea que comparando lo publicado con Clarín con la información que se obtiene sencillamente de una búsqueda un poquitín sofisticada en internet si fuera cierta la información de Clarín el 60% de los depósitos del banco estarían en la cuenta de Máximo Kirchner, lo que es una locura”

Publicado en:
http://www.infonews.com/2015/03/31/politica-192442-nuevos-argumentos-contra-la-operacion-de-clarin-sobre-las-cuentas-de-maximo-kirchner-maximo-kirchner-denuncia-de-clarin-la-desmentida-de-maximo.php


Máximo Kirchner : Entrevista completa por Victor Hugo Morales, en "http://revoluciontxt.blogspot.com.ar" del 31-03-15


ESCUCHAR LA ENTREVISTA COMPLETA CLIQUEANDO

AQUÍ




Arriba: Cuatro imágenes del acto en la cancha de Argentinos Juniors del que habla Máximo en la nota...

Publicado en:
http://revoluciontxt.blogspot.com.ar/2015/03/maximo-kirchner-entrevista-completa-por.html

La utilización de los excedentes y la teoría del derrame, por Mario Rapoport (para "Página 12" del 31-03-15)



La teoría neoliberal, que de nuevo se agita en el ambiente preelectoral, es planteada por empresarios devenidos políticos que hicieron tanta plata con el Estado que ahora quieren apropiarse de él completamente. Su fundamento es que para crecer sólo vale una política económica que atienda las denominadas leyes del mercado mientras el Estado debe jugar un rol pasivo para la mayoría (y de la boca para adentro activo para unos pocos), y que el equilibrio macroeconómico, al menos bien maquillado por el aval de organismos internacionales, tiene prioridad sobre cualquier consideración social, de modo de amontonar más deuda. Lo más extraño es que plantean que así la economía tendría un crecimiento virtuoso que a la larga podría beneficiar a todos a través de la teoría del derrame. Pero en las economías periféricas (y ahora también en las centrales) el vaso nunca llega a estar lleno para que esto se produzca. Por un lado, el capitalismo genera crecientes desigualdades que hacen que una porción sustancial del agua sea bebida exclusivamente por minúsculos sectores que calman su sed desmedida o la despilfarran a través de gastos suntuarios o especulativos. Por otro, el vaso tiene múltiples agujeros casi invisibles por los que partes esenciales del líquido se filtran, a través de la fuga de capitales, alimentando la acumulación de los centros del capitalismo mundial o resguardándose en los paraísos fiscales. Por último, los planes de austeridad impuestos al conjunto de la población aseguran que el derrame no se produzca si por esas casualidades el líquido pudiera llegar a desbordar.
Tal cosa pasó en la Argentina durante los 27 años precedentes a la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, con la adopción de los postulados neoliberales de la última dictadura militar, que hicieron estragos en los gobiernos democráticos que la sucedieron, especialmente con el menemismo y De la Rúa, alimentados por las mismas políticas de endeudamiento y especulación financiera, a las que agregaron una falsa paridad del tipo de cambio, que terminó produciendo la crisis de 2001. Esos fueron los años económicos perdidos, y no los de la última década, donde se intentó a través del Estado crear las condiciones para que el vaso pudiera llenarse y la distribución del agua no dependiera del derrame sino de políticas públicas. Para la mayoría de la población, ha sido una década ganada. También hubo fallas del Gobierno, es cierto, pero lo principal fue la tenaz oposición a un mejor reparto de las riquezas de parte de los sectores más pudientes, que parecieran olvidar que la pobreza y la indigencia de la mayoría no ofrecen ninguna seguridad de poder disfrutar tranquilamente sus ganancias. La historia del país es testigo de ello.
Esa historia muestra además que la mal llamada teoría del derrame, o mejor dicho del empleo exclusivo del excedente a favor de las clases pudientes, o más claramente de los ricos, no constituye una cuestión coyuntural, creada por la dictadura militar y los gobiernos que la siguieron, sino que se dio con regularidad a través del tiempo, salvo excepciones. Ya en la época del modelo agroexportador, una de las características más destacadas de la oligarquía terrateniente era su cultura fuertemente rentística. Este sector obtenía abundantes ganancias como resultado de la propiedad de grandes fundos rurales, que, gracias a su elevada productividad permitían apropiarse de rentas extraordinarias a nivel mundial. Esa oligarquía, lejos de preocuparse por utilizar el excedente para reinvertirlo, dejó la tarea en manos del capital extranjero (al contrario de lo que ocurrió por ejemplo en Canadá y Australia, entonces dos colonias, que pronto sostuvieron las riendas de sus propias riquezas) utilizando esa acumulación en el consumo extravagante e improductivo: desde costosos viajes a Europa, la construcción de suntuosas mansiones, algunas con bloques de material totalmente importado, como las famosas residencias de Victoria Ocampo, o hasta liquidar parte de su patrimonio como cuenta Ricardo Güiraldes en su novela Raucho, para el mantenimiento de cortesanas europeas de moda.
Según Jim Levy, un historiador australiano que hizo un análisis histórico comparativo entre los dos países, Argentina y Australia, mientras el Estado Argentino era un gobierno de los estancieros, o dicho de otra manera con un gran estancia a su cargo, la intervención estatal en la economía colonial australiana tomaba otros rumbos. Por ejemplo, ya hacia 1900 el gobierno dirigía las más grandes empresas de la economía primaria y del transporte, las comunicaciones y el manejo del agua. A él se le debía el 40 por ciento del total de la formación de capital doméstico, al mismo tiempo que se restringía la existencia de grandes propiedades rurales y se establecía un impuesto a las rentas de la tierra, que luego sería tomado como ejemplo por Raúl Prebisch, quien en un viaje de estudios a ese país, en los años ’20, se inspiró en él para confeccionar un impuesto a los réditos en la Argentina, que recién se implementó en 1932.
Hipólito Yrigoyen fue el primer presidente en intentar imponer impuestos a la renta, para obtener nuevos recursos fiscales, y poder capturar parte de ese excedente extraordinario utilizado en beneficio propio por la oligarquía. Sin embargo, debido a su debilidad en el Congreso, no pudo lograrlo. Sólo como consecuencia de la crisis de 1930 el predominante modelo agroexportador mostró sus límites y los mismos conservadores en el poder, expresión política de aquella oligarquía, necesitaron imponerlo para sustituir las carencias fiscales que resultaban de impuestos establecidos principalmente sobre un decaído comercio exterior. Pese a ello, los estancieros buscaron de inmediato la forma de evadir el pago de éste, convirtiendo sus estancias en sociedades anónimas. De manera tal, que ante el desastre fiscal que eso suponía, el mismo ministro de Hacienda conservador quiso duplicar ese impuesto e imponer otros a las grandes fortunas y a los beneficios extraordinarios, pero sus iniciativas fueron rechazadas sin más por un Senado manejado por su mismo partido.
Por otra parte, las empresas extranjeras, desde las que arribaron al país en la época agroexportadora hasta las que procuraron beneficiarse del proceso de industrialización, en vez de reinvertir las ganancias que obtenían a fin de aumentar la producción o incorporar nuevas tecnologías que permitieran mejorar la competitividad, optaron por repatriarlas a sus países de origen aprovechando una legislación liberal que las favorecía. Lejos de estimular el desarrollo nacional, estas prácticas no hicieron más que profundizar la dependencia e impedir un crecimiento económico sustentable. Sólo la experiencia del peronismo, que dio un rol central al Estado nacional en el manejo de la economía, pudo realizar una distribución de ingresos hacia sectores productivos y trabajadores asalariados. Pero ese intento, que también tuvo grandes resistencias políticas y económicas, duró menos de una década.
Raúl Prebisch llegó a la conclusión de que un país periférico, como la Argentina, nunca lograría desarrollarse plenamente mientras sólo las clases acomodadas se apropien y hagan uso del excedente económico. Según él, los estratos superiores de la sociedad terminaban canalizando la riqueza hacia pautas de consumo improductivas e imitativas del mundo desarrollado o alimentaban con sus fugas los procesos de acumulación del centro.
En los últimos doce años de gobiernos kirchneristas se intentó nuevamente la apropiación de una parte del excedente por el Estado (con las retenciones como una herramienta fundamental, aunque fuertemente resistida con cierto éxito por los intereses agrarios) para redistribuirlo mediante programas orientados a la inclusión social y el desarrollo económico. A ese medio se le agregaron otros, como las de la industrialización, la recuperación del empleo o políticas de desendeudamiento que permitieran desembarazarse del peso de la deuda y de sus organismos de control. Entre otras, las asignaciones universales por hijo, la inclusión previsional, los aumentos salariales y la inversión estatal lograron alcanzar la reconstrucción económica y social del país luego de la peor crisis de su historia.
Sin embargo, hasta nuestros días, el vaso no termina nunca de llenarse y menos aún de derramar su líquido. En septiembre de 2014 las autoridades tributarias de Francia le entregaron a la AFIP información sobre 4040 cuentas bancarias pertenecientes a personas físicas y sociedades argentinas en el banco HSBC de Ginebra. El monto total del dinero no declarado supera los 3500 millones de dólares, es decir, más del 10 por ciento de las reservas internacionales que posee el BCRA en la actualidad. Entre los principales responsables de este hecho ilícito se encuentran el Grupo Fortabat, Cablevisión, Telecom Argentina, Mastellone Hnos., Edesur, entre otras empresas, grupos, banqueros, políticos y empresarios. La AFIP calculó que el dinero evadido desde 2006 (año en que fueron creadas las cuentas), más el pago de la multa por haber cometido tal ilícito, se acercaría a los 62 mil millones de pesos, es decir 2,2 veces el presupuesto asignado a la Asignación Universal por Hijo en 2015. Sin contar los cálculos que en Europa realiza el Tax Justice Network, que ha calculado el dinero argentino en los paraísos fiscales en un monto similar al de nuestro PBI. Y muestra cuán vieja es la costumbre de nuestros sectores pudientes de fugar dinero al exterior.
Este caso debe servir como punta de lanza para abrir un debate en la sociedad acerca de la apropiación y utilización del excedente en la Argentina. Una reforma tributaria integral y progresiva, no parcial y regresiva, es fundamental para profundizar el uso social y productivo del excedente económico por parte del Estado democrático. Por el contrario, no es menos alarmante la presencia de candidatos presidenciales anunciando como políticas centrales la disminución de impuestos para beneficiar sobre todo a los más ricos, y devaluaciones del peso en el mismo sentido. Esto no haría más que desfinanciar nuevamente el Estado y esperar que funcione nuevamente la teoría del derrame, salvo que los sectores populares, ahora en conocimiento de causa, antes de aguardar pacientemente ese milagro hallen la manera de volcar el vaso.

* Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires.

Publicado en:

lunes, 30 de marzo de 2015

Máximo Kirchner cruzó a Clarín por la operación sobre las cuentas secretas en el exterior, por INFOnews del 30-03-15

El joven referente de La Cámpora emitió un comunicado donde le responde a la revista Veja de Brasil y al diario local. Ambos medios publicaron que el hijo de la Presidenta es cotitular de cuentas en Estados Unidos y las Islas Caimán junto con Nilda Garré.


Máximo Kirchner emitió hoy un fuerte comunicado para refutar las denuncias publicadas por el diario Clarín y la revista brasileña Veja, según las cuales maneja cuentas secretas en el exterior junto con Nilda Garré.
Según las publicaciones, el hijo de la Presidenta sería uno de los cotitulares de una cuenta abierta en el banco Felton de Delaware, Estados Unidos, junto con Nilda Garré. También habría otra cuenta en el Morval Bank & Trust Ltd de las islas Caimán.A continuación, el texto.
Las publicaciones de la revista Veja (de Brasil) y de Clarín (autóctona), dos monstruos, y no solo por el tamaño de sus empresas, no sólo son falsas sino que también son ridículas y lo que es peor, absolutamente previsibles.
Todo lo vertido en esas publicaciones son mentiras planificadas. No hay “errores”. Tampoco “fuentes no chequeadas”. Todo es una mentira cuidadosamente planificada y dirigida, en donde no sólo intervienen grupos mediáticos.

"Todo lo vertido en esas publicaciones son mentiras planificadas. No hay “errores”. Tampoco “fuentes no chequeadas”

Ellos son parte del dispositivo de operaciones políticas que ahora ya exceden el ámbito nacional. Y las pueden llevar a cabo amparados en los derechos internacionales que protegen al noble oficio del periodista. Allí se esconden una vez producido el daño mediante la reproducción y los títulos catástrofe en donde aseguran que quien escribe posee una o más cuentas en Bancos y ciudades que en mi vida he conocido, pese a lo que “aseguran sus fuentes”.
La indefensión que uno siente ante tamaña fábula urdida por quienes tienen licencia para mentir, no hace mas que alimentar la voluntad de no dejarse domesticar por empresarios que transforman a periodistas en meros taquígrafos de un guión pensado para dañar e intentar quebrar el ánimo de quienes pensamos diferente, actuamos diferente y, sobre todo, vivimos bajo principios diferentes.
Fui tapa de una revista que aseguraba que yo no era yo. Y lo dejé pasar. Como dejé pasar tantas mentiras. Vi y escuché a una señora decir que lloré delante de un ataúd donde no estaba mi padre. 

"Los cambios producidos son irreversibles porque la historia es indetenible, y no se tapa con papel de diario"

En aquel acto de Argentinos Juniors asegure que, a partir de ese día, iban a decir cualquier cosa. No lo dije por que sea vidente. Fue simplemente porque los conozco. Hasta aquel acto era un “avezado jugador de play”. Luego me transformé en otra persona. Su relato dio un giro brusco.
Así fue que un día me encontré acusado de quemar un hipermercado de materiales. Días más tarde, un “periodista estrella” de Clarín, ese que Videla considerara un “joven brillante”, aseguró que los fondos buitres habían encontrado una cuenta en el exterior. Luego vino la denuncia por Hotesur.
Todas estas operaciones berretas pueden tener el nivel de repercusión que tienen sólo por el desmedido tamaño de quien las pronuncia. Le podrán temer los candidatos a presidente, los sindicalistas “más pesados”, que por un exhorto convocaron a un paro nacional. Podrán temerle los jueces y fiscales “independientes”.
Yo no les temo. Usen todos sus canales, medios y periodistas. No tengo ni tuve ninguna cuenta, ni individual ni conjunta con nadie, en el exterior.
No es una actitud heroica ni mucho menos. Es un simple acto de libertad. Destrozan vidas. Aun que no dejo de reconocer mi suerte, cuando comparo las atrocidades cometidas contra seres humanos que callaron durante la última dictadura para hacerse de Papel Prensa. Es así, no es que quieren, sino que tienen la chancha, los veinte y en este caso la máquina de fabricar papel.
Podrán decir lo que quieran, mentir, difamar y calumniar. Pero no le van alcanzar los diarios, ni los canales, ni la colección de periodistas que poseen para apropiarse de la palabra y menos de las ideas. Los cambios producidos son irreversibles porque la historia es indetenible, y no se tapa con papel de diario.

Publicado en:
 http://www.infonews.com/2015/03/30/politica-192338-maximo-kirchner-cruzo-a-clarin-por-la-operacion-sobre-las-cuentas-secretas-en-el-exterior-maximo-kirchner-clarin-denuncia-de-clarin.php

domingo, 29 de marzo de 2015

¡Que se rompa pero que no se doble!, por Oscar Valdovinos * (para "Miradas al Sur" del 29-03-15)

Unión Cívica Radical 2015

 por Oscar Valdovinos *

El radicalismo, siempre se dijo, es el partido más estrechamente ligado a la clase media argentina. Ese es un primer problema, no menor. La clase media, ya se sabe, se define por lo que no es. Está claro que en el capitalismo la clase dirigente es la burguesía (usando el término clásico en Marx, que podríamos reemplazar por cualquiera de los mil otros modos existentes para denominar a los que cortan el bacalao). Y que la bur-guesía tiene un conflicto histórico, natural e insuperable con los trabajadores. Ese conflicto puede sustanciarse de manera más o menos civilizada (“institucionalizando el antagonismo de clase”, decía Dahrendorf en tiempos del Estado de Bienestar, con un entusiasmo digno de Fucuyama, pues el también creía que eso era definitivo) o exteriorizarse en la plenitud de su virulencia, porque lo que disputan los patrones y los obreros es quién se queda con el mayor valor creado. Está claro que se lo quedan los ricos, porque en eso se funda el capitalismo. Pero cuando los trabajadores se organizan y suman fuerzas y la coyuntura les es propicia, obtienen mejores salarios y modifican los grados de participación relativa de cada sector en la distribución de la riqueza. Y la clase media es, justamente, lo que queda en el medio. A veces aparenta ser una franja muy ancha y otras –cuando los intereses polarizan– se adelgaza.  En ciertos momentos se torna casi inasible, a tal punto que quien más y mejor la ha estudiado entre nosotros (Ada-movsky) a veces pareciera dudar de su existencia.
Le gusta pensarse cercana a la burguesía, porque recibe parecida educación, comparte gustos, modismos y prejuicios. En realidad suele asumir como propias las posturas de la burguesía sin advertir que lo que le “venden” quienes imponen los gustos, los modismos y los prejuicios no tiene mucho que ver con sus propios intereses (y, lamentablemente, nada que ver con sus menguadas posibilidades). Y le cuesta entender que, en realidad, la mayoría de sus integrantes comparten intereses con los obreros y, en general, con los pobres, en tanto también dependen de su trabajo –salario, sueldo– o de rentas fijas, acotadas y, por lo general, exiguas.
El origen de la clase media argentina radica, principalmente, en la descendencia de la inmigración europea. “Tanos”, “gallegos”, “turcos”, “rusos” y decenas de etcéteras, sufridos laburantes, genuinos proletarios, sacrificaron la posibilidad de una vida menos dura en aras del progreso de sus hijos que –¡por fin!– lograron, los hijos o los nietos, devenir clase media. Claro, esa clase media que venía de abajo, con un pasado obrero aún fresco, necesitaba ensanchar su espacio, alcanzar posiciones, conquistar poder y respetabilidad, en un país en el que las posiciones y la respetabilidad, así como el dinero y el poder, eran patrimonio exclusivo de la oligarquía. Tuvo que pugnar fuertemente hasta lograr un ámbito propicio para su propio desarrollo y no fue ajena a esa lucha la etapa en que el radicalismo enfrentó a la oligarquía hasta con las armas, como tampoco lo fue la Reforma Universitaria de 1918 (las transiciones sociales y culturales de las primeras décadas del siglo XX se reflejan, entre muchas otras expresiones artísticas y populares de la época, en M’hijo el dotor, la obra de Florencio Sánchez de 1903, y en el tango de Guillermo del Ciancio, de 1930, “Giuseppe el zapatero”).
Lo cierto es que esa clase media luchó para abrirse camino y, paradójicamente, al ascender se alejó del origen familiar proletario, por una parte, y se acercó al modo de vida de la oligarquía, lo suficiente como para desearlo, pero no lo bastante como para “pertenecer”.  Quizá esa suerte de condena a la ambigüedad, ese destino paradojal y autocontradictorio, ese frustrante querer y no poder, ayuden a explicar mucho de los vaivenes y berrinches en principio incomprensibles de vastos sectores de esas capas medias y de su más entrañable organización política, la UCR.  Es preciso recordar, claro está, que en aquellos tiempos la Argentina no era el país con mayor cantidad de psicólogos en proporción a sus habitantes y los argentinos no éramos todavía el pueblo más psicoanalizado del mundo.
Aquellos orígenes explican que don Leandro Alem, que sí fue un contestario irreductible, preocupado por los desposeídos y por el destino de la Patria y deseoso de forjar un instrumento para luchar por ellos, dejara a sus seguidores, como parte de su legado polí-tico, la consigna que titula esta nota y que reconoce una vieja raigambre criolla y, antes, hispana.
Y también justifican que Hipólito Irigoyen arrojara su desprecio a la oligarquía –como simbiosis de clase terrateniente y aparato político gobernante– calificándola como “el régimen más falaz y descreído de que haya mención en los anales de las naciones”. Ese radicalismo luchó hasta obtener el sufragio universal, propició un nuevo trato de los problemas laborales y con los representantes sindicales y defendió la soberanía nacional.
Pero también se entiende, a fuerza de contradicciones y paradojas, que cuando llegó al gobierno la UCR no haya sido capaz de impedir la represión más sangrienta del movi-miento obrero, que dejó como hitos sombríos –todos en ese preciso período– la Semana Trágica de 1919, la masacre de La Forestal entre 1919 a 1921 (en una provincia también gobernada por radicales) y la matanza masiva de peones rurales en la Patagonia en 1921 y 1922 que tan vívidamente recreara Osvaldo Bayer en la narración histórica, en una pieza teatral y hasta en el cine, dando letra a la inolvidable película dirigida por Héctor Olivera (1974).
Y que cuando la oligarquía y un general fascista quebrantaron por primera vez la institucionalidad democrática, despojando a Irigoyen de la investidura presidencial, otros radicales usufructuaran el llamado “fraude patriótico” y aceptaran cogobernar.
Y que cuando la clase obrera, en 1945, encabezó una lucha decisiva para transformar una realidad social signada por la explotación y la opresión, se aliaran con la oligarquía fraudulenta, marcharan del brazo con el hombre-símbolo que fue Robustiano Patrón Costas y prestaran sus nombres –Tamborini/Mosca–  para enfrentar a Perón y subordinarse a Braden.
Y que luego decoraran con hombres propios, como ministros y embajadores, las sucesivas dictaduras militares hasta llegar a Sanz, que puso al viejo partido al servicio de la nueva derecha, convirtiendo a quienes alguna vez elaboraron el Programa de Avellaneda en plataforma territorial del proyecto de relanzamiento del neoliberalismo.
En el medio, como un recuerdo borroso, va quedando Illia, argentino digno al que hicieron candidato porque creyeron que perdían y al que dejaron sólo cuando lo voltearon los monopolios a los que trató de enfrentar. Y hasta el propio Alfonsín, hombre de buenas intenciones al que, pese a no concretarlas, prefirieron liquidar con un golpe de mercado.  Tienta la posibilidad de imaginarlos juntándose con Gabriel del Mazo, Crisólogo Larralde y Moisés Lebenshon para tratar de entender entre todos, como fantasmas incrédulos y desconcertados, qué es lo que están haciendo sus correligionarios. Y con Leandro Alem, que debe haber sido un visionario, pues es más racional pensar que no se suicidó por el pasado trágico de su familia sino por el futuro innoble del partido que él creo en el fragor de la batalla.
Sin embargo, al final, las cuentas se pagan.  Y, por eso, es probable que, en el cuarto os-curo, cada mujer y cada hombre radicales de verdad, salden cuentas con el alvearismo, el antipersonalismo, el unionismo, la complicidad con las dictaduras, el gorilismo patológico y con tantos Sanz como han habido y contribuyan a que sus grandes muertos descansen en paz.

* Abogado laboralista, especializado en derecho colectivo del trabajo

Publicado en:
http://www.miradasalsur.com.ar/nota/10864/que-se-rompa-pero-que-no-se-doble

CADENA NACIONAL, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 29-03-15)



Análisis y revelación: la última cadena nacional de la presidenta fue para anunciar que las señoras viejas toman Rivotril porque miran todo el día TN (cadena ansiolítica). También hubo una cadena nacional que la presidenta utilizó para decirle “chiquito” al ministro Kicillof (cadena diminutiva), otra cadena nacional la utilizó para anunciar que su hijo había comprado una heladera (cadena costumbrista), otra cadena nacional la utilizó para defender la cadena nacional (cadena tautológica), otra cadena nacional la utilizó para no hablar de Nisman (cadena por el absurdo), otra cadena nacional la utilizó para bajar el rating de la tele (cadena de ahorro energético), otra cadena nacional la utilizó para mostrar que estaba vestida de blanco (cadena incolora), otra cadena nacional la utilizó para enojarse con el power-point (cadena animista), otra cadena nacional la utilizó para interrumpir la telenovela Brasil (cadena mais montoneira do mundo), y así. 
Y así es el mundo anchísimamente idiota de quien lea Clarín y crea que ahí le cuentan lo que ocurre en este plano de la realidad donde todos vivimos. Resulta desesperante imaginar qué siente ese pobre y exprimido ser humano que cree que su presidenta es una déspota subnormal –como diría un español enojado- que usa la cadena nacional para mirar a la cámara y decir: Buenas tardes a todos y todas: las viejas toman Rivotril. Muchas gracias. (Y que las diferentes emisoras continúen con su respectivos programas).   
Desesperante también imaginar que esa persona se lamenta cuando aparece la cadena nacional porque no puede seguir mirando a Nelson Castro chupando  limones verdes. Nelson no habla ni gesticula, chupa limones verdes. De ahí la cara. De ahí todo. Digo yo. Es que el mundo de Clarín no es solamente un mundo pequeño, peludo, y suave, y burro como Platero, y exuberante en falsedades. Es, sobre todo: un mundo de imbecilidades técnicamente inexplicables. Un mundo mecánicamente idiota en donde un comando venezolano-iraní entrenado en Cuba mata a Nisman sin que ningún ser racional pueda enterarse (Van der Kooy sí puso), donde los chinos traen bases militares a la Argentina sin que a EEUU se le mueva un pelo de la quinta flota, donde lanzar un satélite al espacio tiene la misma dificultad que sonarse la nariz, donde desarmar los servicios de inteligencia es una distracción para que nadie hable del crimen del 08 del auto viejo de Boudou, donde los fondos buitres son una distracción para que nadie hable de las bases de China, donde la promoción del empleo y el consumo son maniobras para que nadie piense en bóvedas (de cartulina) llenas de guita, y donde las bóvedas llenas de guita abren para adentro para que entre un gordito loco con un saco violeta, y donde denunciar que en el HSBC hay 4.500 millones de dólares fugados del país es una trampa de Parrilli para tapar que el comando venezo-cubo-iraní mató a Nisman. Y no exagero nada. Y la grieta. 
Porque encima vienen los lamentos por la grieta, cuestión a la que le he dedicado cientos de minutos, cientos de palabras, y dos ideas que me parecieron inteligentes y de las cuales me arrepiento. Porque a esta altura creo que la grieta es una especie de chupacabras del Pro. Como el hombre-gato, pero trepado a los techos de Recoleta. 
Otro delirio como la guita pesada por kilo -en una balanza que Máximo se afanó de una farmacia de Río Gallegos-, como la Cámpora lavando cabezas en el preescolar -leyéndoles a los niños Blancanieves y los Seis Siete Ocho Montoneritos-, y como Cristina haciéndose operar de un cáncer de tiroides -que no fue cáncer ni fue tiroides, sino que aprovechó para llevarse otra bolsa de guita a las Seychelles en un avión con un 08 dudoso-. Y de nuevo la grieta, claro. 
La grieta que nos divide entre los impostores que utilizamos los derechos humanos para corromper y robar y arruinar al país, y los verdaderos defensores de los derechos humanos, idealistas puros que queman un muñeco de Hebe. Y hablando de quemar, acá se me queman los papeles. Digo, que un grupo de HIJOS de La Plata queme un muñeco con la figura de Hebe se parece más a la noticia del comando irano-cubo-venezolano que mata a Nisman, que a cualquier cosa que ocurra en la realidad. Y confieso una sospecha terrible: que esta realidad conocida y la dimensión Magnetto del mundo tienen algún punto de contacto, un vórtice electro-magnéttico en el cual por alguna anomalía se cruzan los hilos de esas dos dimensiones incompatibles: la real y la irreal. Entonces ocurre que un grupo de HIJOS –para reclamar por los DDHH- queman un muñeco de la presidenta de la Madres de Plaza de Mayo. 
Es como cuando Papi Leuco nos explica que quiere ver presa a Cristina porque a él le preocupa y le duele la pobreza. Y al nene también. Foto de Los Leuco remontando un barrilete. La dimensión Magnetto ahí no llega a interactuar con el mundo real, y se queda en su dimensión mentirosa. Pero sí pudieron haber hecho contacto las dos dimensiones en el caso de la quema del muñeco. Un hecho macabro y retorcido que parece salido de la pluma de un Morales Solá, o de la escama de un Grondona. 
Porque a veces lo absurdo es gracioso, pero a veces es una desgracia.

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UNA APROXIMACIÓN AL DECÁLOGO SCIOLISTA, por Hernán Dearriba (para "Tiempo Argentino" del 29-03-15)



Por Hernán Dearriba

Daniel Scioli es protagonista más o menos central de la política desde hace dos décadas. Sin embargo, suele escucharse habitualmente que su pensamiento político es una incógnita imposible de develar detrás de un discurso armado exclusivamente para los medios.
Quienes comparten su intimidad política sostienen, en cambio, que no hay nada oculto y que se pueden inferir cuáles serán sus ejes de gobierno en caso de llegar a la Casa Rosada apelando a sus discursos públicos, sus charlas en privado y su gestión al frente de la provincia de Buenos Aires.
“Está convencido de que será el próximo presidente y lo transmite”, aseguran quienes se cruzaron con el gobernador en las últimas semanas. Cerca de Scioli ubican el punto de inflexión en las encuestas -que lo muestran ahora como el preferido en intención de voto- a principios de marzo, con las asambleas legislativas que protagonizaron Cristina Fernández y el propio Scioli, momento en el que también se dio un quiebre en la investigación de la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra la primera mandataria.
Otros incluyen en esa mejora, la buena temporada de verano, marcada por un Operativo Sol ampliado.
En cualquier caso, los sondeos lo tratan por estas horas mejor que a lo largo del año pasado, cuando en algún momento llegó a ubicarse en el tercer puesto detrás del renovador Sergio Massa y el alcalde porteño Mauricio Macri.
Cerca de Scioli consideran que saldrá fortalecido de las PASO, con el respaldo de los gobernadores, del aparato del peronismo y también de algunos referentes del kirchnerismo puro. “La polarización con el PRO, que se acentuó después del acuerdo con la UCR nos hizo muy bien”, reconocen en los despachos de La Plata y también en la torre del Banco Provincia en el centro porteño.
En esas mismas oficinas esperan una PASO nacional con tres fórmulas y quizás algunas más en la provincia. Sostienen que Scioli no se definirá por ningún postulante para sucederlo y estiman que Cristina Fernández también se mantendrá al margen de la disputa electoral. “Dicen que Florencio Randazzo es el candidato de Cristina, y entonces Sergio Urribarri de quién es”, chicanean.
Quienes lo escuchan a diario aseveran que celebró la incorporación de Aníbal Fernández y Eduardo “Wado” De Pedro al gabinete nacional y dan cuenta de una “buena relación” con La Cámpora. Sin embargo, advierten que no habrá un intento especial por seducir a los sectores ultra-kirchneristas que se podrían presentar como refractarios a su candidatura. “No voy a cometer el error de decirle a cada uno lo que quiere escuchar como hace la oposición, soy la garantía de la continuidad”, asegura en público y en privado, mientras saca cuentas sobre la cantidad de votos que necesita el Frente para la Victoria para quedarse con las presidenciales.
En la provincia de Buenos Aires, bastión electoral del peronismo, hacen falta entre 40 y 45 puntos para llegar a la Rosada, “pero la intención de voto de Scioli es pareja en todo el país, inclusive en la franja central. Ahí está mejor en Santa Fe que en Córdoba, pero no hay que descartar un acuerdo en la provincia mediterránea”, sostienen quienes sacan cuentas con el mandatario mientras muestran unos afiches de prueba de campaña con el lema “Scioli para la Victoria” y la misma tipografía del Frente para la Victoria.
Algunas señales se dieron en las últimas jornadas. En el círculo íntimo del sciolismo se entusiasman porque perciben que hay voluntad para trabajar por la unidad del peronismo. “Después de las PASO nos vamos a necesitar todos para garantizar la continuidad de este proyecto político”, dicen que repite Scioli como un mantra cuando lo consultan por las críticas más ácidas que surgieron de su contrincante más fuerte en la interna, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
“El Frente Renovador se derrumba porque se construyó sobre la base de un escenario que no se cumplió. Pronosticaron que la economía se venía abajo y no sucedió, aseguraron que iba a haber elecciones anticipadas y tampoco se dio. La gente no es tonta”, se escucha entre sus asesores y se reitera una convicción que tiene ya más de un año: “Muchos van a volver”.
¿Pero qué piensa el Scioli candidato sobre los ejes de un eventual gobierno? “No hace falta un plan económico de shock, sino continuar con el gradualismo, se acabó en la Argentina el tiempo de los súper ministros de Economía, ahora la política maneja a la economía”, se compromete.
Siempre elige a Mauricio Macri como su principal contendiente: “Él plantea la incertidumbre y yo las certezas. Lo propuesta de Macri sobre el dólar (liberar el mercado de restricciones) no se puede. Hay que mejorar la competitividad sin caer en una híper devaluación y reducir la inflación sin subir las tasas de interés ni enfriar la economía”.
Quienes lo escuchan consignan que en su esquema económico aparece siempre la necesidad de promover la industria para generar empleo. Apunta a la minería y al petróleo como aspirador de inversiones; y asevera que la obra pública para mejorar la infraestructura es también un mecanismo para ganar en competitividad.
Tal como está planteado en este momento, la resolución del conflicto con los fondos buitres que discurre en el tribunal del juez Thomas Griesa quedará para el próximo gobierno. ¿Cómo se resuelve ese entuerto? “Con la misma estrategia que lleva adelante el Ejecutivo: los buitres se van a tener que avenir a la propuesta que efectuó la Argentina en los canjes de deuda y si no hay acuerdo no pasa nada. Hace meses que está planteado el diferendo y si la provincia quisiera emitir deuda hoy podría tomar fondos con una tasa de un dígito en el mercado internacional”, argumentan.
En política exterior tampoco surgen demasiadas diferencias con la gestión de Cristina Fernández. De hecho, se escuchan amplios elogios a Rafael Follonier el ex coordinador de la Unidad Presidente y uno de los más fervientes impulsores de la unidad latinoamericana. Cerca de Scioli recuerdan las fotos con los uruguayos José “Pepe” Mujica y Tabaré Vázquez, con Lula Da Silva, Evo Morales y Michelle Bachelet, y sus encuentros con funcionarios cercanos al ecuatoriano Rafael Correa.
“Está muy entusiasmado con los acuerdos con China”, cuentan y dice que “hay que apuntar ahí, a Rusia y a la India”. Latinoamérica y las potencias emergentes como eje central de la política exterior. “Con Estados Unidos hay que trabajar la agenda positiva de coincidencias, pero Argentina tiene que defender sus intereses”.
Otro de los puntos que generan dudas en los círculos más “puros” del kirchnerismo es la política de derechos humanos. Esta semana, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, lo cuestionó a Scioli sin medias tintas. “Scioli es un tipo que en la época de la dictadura apoyó la dictadura. Si vos sos un tipo de una clase social que te la pasás andando en una lancha y te cagás en lo que pasa en tu país ya te das cuenta que estás del otro lado”, afirmó Hebe.
La respuesta llega con el estilo de siempre. “Hay que preguntarle a Estela de Carlotto y Kibo Carlotto, ellos tienen la estatura moral para contestar a eso”. Kibo es Guido Carlotto, el secretario de Derechos Humanos de la provincia y uno de los hijos de Estela que hace poco acompañó al gobernador en la inauguración de un centro para la memoria en el ex centro de detención Comisaría 5 en La Plata.
Esta breve aproximación al decálogo sciolista incluye un repaso por la política de inclusión social. “Macri se opuso a la estatización de las AFJP, de YPF y de Aerolíneas”, recuerdan antes de destacar a la ANSES como “un instrumento extraordinario para promover la inclusión y a la vez generar puestos de trabajo por la movilización de la economía”. “Hay que profundizar programas como el PROCREAR o el PROGRESAR”, lo escuchan sus asesores.
Dicen que se siente ganador y que lo percibe en el contacto cotidiano. Por las dudas, para tener el termómetro afilado, la agenda de inauguraciones y actos de campaña de aquí a octubre promete un ritmo de vértigo. “Que no me hablen de la herencia, lo mejor está por venir”, les dice a sus colaboradores antes de salir para otro acto.

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EL DIFÍCIL ARTE DE SER ANTIKIRCHNERISTA, por Roberto Caballero (para "Tiempo Argentino" del 29-03-15)

La candidatura de diseño del alcalde porteño Mauricio Macri impone una reflexión profunda a los opositores viscerales y estéticos del kirchnerismo. ¿Serán capaces de votar un plan neoliberal?

Arriba: Afiches apócrifos que aparecieron hace unos días en el centro de Buenos Aires
Los hay, son millones y quizás en las próximas elecciones tengan que optar por Mauricio Macri como presidente que, aunque expresa una alternativa de derecha sofisticada, no propone nada demasiado distinto a lo que ocurrió en el país durante la década del ’90. Ni siquiera les queda el atajo de votar a Sergio Massa, ahora que el establishment empresario decidió vetarlo y restarle su apoyatura mediática y dineraria: verlo rogar a intendentes bonaerenses que no deserten de la batalla es la viva imagen de la derrota anticipada.
La pregunta es si ser antikirchnerista obliga al votante, de modo automático, a convertirse en macrista militante. Que el antikirchnerismo exista no significa que un proyecto neoliberal recoja sus diversas aspiraciones. El universo de insatisfacciones detectadas en ese grupo no se traduce, para nada, en un programa político homogéneo. Por el contrario, muchas de las razones del antikirchnerismo son impolíticas, y remiten al hartazgo que provocarían el estilo y las formas de gobierno actuales, es decir, a una cosmética de la actuación, pero no a sus resultados concretos en la rutina cotidiana. De ahí, a promover el retorno de Domingo Cavallo o, peor aún, de sus ideas a la esfera pública, hay un océano de diferencia.
Como para desdibujar todavía más las pretensiones de este sector, algunas de sus demandas estarían contenidas por la oferta de Daniel Scioli que promete una suerte de kirchnerismo hervíboro desprovisto de los aires de confrontación que, en teoría y praxis, expresaría Cristina Kirchner, aunque sin grandes variantes discursivas dentro del modelo vigente. Ser antikirchnerista votando a Scioli es, con las salvedades del caso y lo que él mismo piense sobre su propio deseo, una rara forma de ser oficialista sin reconocerse en la estética que el oficialismo utilizó para gobernar durante los últimos doce años.
La última épica en la que se sintió involucrado de modo unánime el antikirchnerismo fue el episodio Nisman. Joaquín Morales Solá sigue escribiendo columnas insólitas sobre eso, aunque el dictamen del fiscal, desestimado ya en dos instancias judiciales por ausencia de delito, no condensaba un proyecto político integral. Era un relato pestilente que involucraba a la presidenta en el encubrimiento de la voladura de la AMIA. Es decir, la asociaba a algo horrendo, un crimen de lesa humanidad, y punto. Sirvió para hacer una marcha como la del 18F. Enervó la prosa de los editorialistas confusos de los diarios hegemónicos. Pero así como avivó por un momento el nervio odioso del mundo antiká, con el correr de los días se fue desinflando. Del fervor pasaron a la decepción.
La operación para vincular a la Jefa de Estado con su muerte dudosa, intensa y sin códigos, duró apenas cuatro semanas. Llevó rating a la pantalla de TN y América TV. Permitió que Clarín y La Nación produjeran decenas de tapas temerarias. Animó a jueces y fiscales opositores a avanzar en causas contra funcionarios kirchneristas. Enlodó la imagen del país en el extranjero. Y generó un clima de desestabilización interna preocupante. Nada de eso, sin embargo, pudo impedir que el precandidato presidencial del FPV, cualquiera fuere el elegido, parta de un piso del 30 por ciento en las urnas de octubre próximo. Es alto.
La primaria del empresariado que bendijo a Macri como candidato le facilita las cosas al kirchnerismo y desliza hacia la irrelevancia electoral a los que pretendieron jugar en la ambivalencia, como Massa, y a los que decidieron correrlo por izquierda, como el sector supuestamente progresista del radicalismo y el socialismo que todavía tienen que explicar el estallido del FAUNEN.
Con el líder del PRO enfrente, el gobierno consiguió visibilizar cuál es el proyecto de sus verdaderos refutadores. El propio Macri lo confesó: su primer día en la Casa Rosada se inauguraría con una corrida cambiaria y una devaluación salvaje. ¿O qué otra cosa sería la licuación de las reservas en una semana? Menem había hecho lo opuesto. Prometió una revolución productiva y luego dejó a millones en la calle. En eso, Macri es cavallista, no menemista. Habla de una revolución de capitales que ingresarían al país por su sola elección. En su diccionario de hechos, y no de palabras, eso significa contraer deuda. No para hacer obras de infraestructura, precisamente. Dólares para saciar la demanda corriente, la coyuntural, que alguna generación de argentinos terminará cargando sobre sus espaldas en el futuro.

Como se ve, ser antikirchnerista no es sencillo. En su versión macrista, implica entregarle el país llave en mano a un proyecto de poder que vuelve las agujas del reloj a una década de consecuencias sociales y económicas nefastas, aún frescas en la memoria colectiva. Que empresarios y banqueros la añoren, es una cosa. Que una mayoría social resuelva apoyar su retorno, sería una herida autoinfligida irremontable. ¿Por qué, entre la dificultad y la catástrofe, ésta última opción sería la más viable?
En sus reuniones reservadas, los empresarios macristas son descarnados. Sufren de lo mismo que acusan al kirchnerismo: una extrema ideologización. En la pelea con los buitres no advierten una puja de soberanía, sino “un ataque al sistema financiero internacional que aísla a la Argentina del mundo”. En la intervención regulatoria al Citibank por no aceptar las leyes del país, “la confirmación de un giro anticapitalista del gobierno”. En las causas judiciales abiertas contra los socios civiles del genocidio, “una revancha montonera”. En las críticas hacia los Estados Unidos, “una tosquedad antimperialista intolerable” para sus estómagos. En la inflación que ellos mismos reproducen desde su concentración, “la emisión descontrolada de billetes” desde la Casa de la Moneda. En las políticas de pesificación, “una pérdida de tiempo” porque la única moneda en la que quieren hacer negocios, caprichosamente, es el dólar estadounidense.
La verdad es que de todo lo hecho en estos años, al kirchnerismo se le debería reconocer, al menos, la vocación por construir un nuevo manual de procedimientos democráticos en relación a los factores de poder local e internacional y sus obsesiones recurrentes. Contradiciendo el relato de banqueros y empresarios, obtuvo logros que la democracia se debía. Habrá que admitir, empero, que el poder económico de hoy, si se lo compara con sus aventuras golpistas del pasado, aprendió algo de modales: Macri quiere aplicar su programa ganando en elecciones. No es poco.
Volviendo al punto inicial. Hay algo que no encaja. Para que el plan restaurador tenga éxito, el humor social antikirchnerista, en buena medida derivado de la cadena mediática del Foro de la Convergencia Empresarial, debe convertirse en voto macrista. Si no lo cosecha el jefe del PRO, quedará esfumado. ¿Pero cómo hacen para que el indignado por el tono de voz de Cristina o los expedientes de Boudou abiertos en la justicia, se convierta en un obediente elector que brinde apoyo a políticas que lo pueden perjudicar?
Hay una enorme distancia entre una cosa y la otra. Con cualquier otra oferta menos ostensiblemente de derecha, quizá hasta se podría pensar en una posible confusión. Con Macri, no. Es un significado caminando. Por eso, ser antikirchnerista no es fácil. Sobre todo, cuando Cristina Kirchner, no es candidata. Los que van a competir son proyectos. El oficialismo demostró ser más astuto que el bloque hegemónico de poder en su resolución para este año. Scioli, Randazzo, Uribarri, Rossi, Taiana, Fernández o el que surja de las PASO, presentan matices, variaciones sobre un mismo tema. Algunos de ellos, incluso, hasta pueden atraer antikirchneristas estéticos. El FPV le habla a gente que puede votar a Berni por su discurso bravo y a Cacho Pietragalla como una víctima de la represión ilegal.
Es menos probable que Macri coseche electores dentro del espacio oficial, y sería curioso que los indecisos se vuelquen de manera masiva a lo que él representa en el imaginario social instalado: neoliberalismo, sin vueltas, ni gradualismos. Los encuestadores detectaron que buena parte de los que aún dudan sobre su voto, tienen una mirada aprobadora hacia política públicas identificadas con el kirchnerismo, no así hacia sus funcionarios. Pero lo que promete cualquier elección es, precisamente eso: un recambio de caras.
Por lo tanto, tras la crisis de enero, el panorama sigue siendo muy parecido al de diciembre, con una única novedad: Massa le cedió el lugar a Macri en la propuesta opositora global. El FPV sigue con un piso alto de intención de voto y los indecisos tendrán que elegir entre lo mismo con aires de renovación o lo diametralmente distinto con cambios que pueden alterar sus planes de vida en los próximos años.
El antikirchnerismo visceral, cautivo del clientelismo mediático, está llamado a reflexionar. Un difícil arte, para resolver en función de su deseo más primitivo o de su más racional necesidad.

Un paro más
El martes próximo, si es que no se levanta antes, las centrales opositoras convocan a un paro por el impuesto a las Ganancias. Si no adhirieran los gremios del transporte, la medida existiría únicamente en la tapa de los diarios. El problema no es el tributo. La corporación sindical se aprestar a demostrar poder para ver si las listas incluyen candidatos sindicales. Varios de los convocantes, en reuniones reservadas con los precandidatos de los distintos espacios antikirchneristas, ya ofrecieron una alternativa para el futuro gobierno y el bloque empresario que lo sustente: acordar una única paritaria nacional a la baja para el 2016. En los hechos, es el fin de la institución paritaria, sin piso y sin techo, como se conocieron en estos últimos años. La excusa sería la contención de la inflación. Pero de esto no hablan en público. Hablan de Ganancias.

El prejuicio
El columnista de La Nación, Eduardo Fidanza, en su nota “Rumbo a una fractura social y electoral”, de ayer, sábado, se muestra preocupado por el efecto nocivo que produce el kirchnerismo en la sociedad. Lo describe así: “Hace pocos días les decía Cristina Kirchner a pequeños productores agropecuarios, evocando, acaso sin darse cuenta, a la que en su juventud embargaba autos y concedía terrenos: ‘Es cierto, a veces soy dura, pero quiero decirles que siempre he sido dura con los de arriba; jamás he sido dura con los de abajo. Al contrario, con los más vulnerables, con los pequeños, con los chicos, con los que necesitan la ayuda solidaria del Estado, sepan que tienen en esta Presidenta más que una Presidenta una amiga, una compañera’. Para muchos argentinos que no son ‘de arriba’, pero que poseen educación y cierta autonomía económica, es difícil confiar en el criterio presidencial, con semejante trasfondo de resentimiento y discriminación.
El efecto electoral de esta ideología empieza a revelarse y se parece al que provocó el primer peronismo. La Argentina marcha a una fractura que tiende a dividir a los votantes antes por la estructura social que por los programas y el perfil de los candidatos. En ese marco, el ánimo general es más conservador que innovador, porque la mayoría no quiere resignar condiciones vigentes, como el trabajo, el ingreso y el consumo. Sin embargo, los que ya optaron por el oficialismo pertenecen en abrumadora proporción a capas populares y de clase media baja, mientras que los inclinados por la oposición son, en su mayoría, de sectores medios y altos. El resto se debate en la indecisión y decidirá el resultado. En este contexto, no puede sorprender el realineamiento del radicalismo y la declinación del peronismo disidente, atrapados por la polarización social y política que renueva su vigencia, espoleada por el populismo y sus detractores”.
Se puede estar de acuerdo o no con lo que escribe Fidanza, pero su planteo interesa porque revela un prejuicio clasista y antiperonista muy extendido. La democracia moderna, la que vivimos, se nutre principalmente de conceptos sociales que el peronismo introdujo y de la que se benefician, incluso, sectores que no son pobres o marginales, como esa clase media a la que le atribuye educación y bienestar económico, que muy probablemente provenga de hogares obreros de hace dos o tres generaciones atrás.
El kirchnerismo no es un partido exclusivamente de pobres, aunque seguramente representa a vastos sectores humildes, precisamente, porque la estructura socioeconómica de la Argentina no divide al país entre pobres y ricos, exclusivamente, como sí ocurre en otros países de la región. Es probable, entonces, que en las próximas elecciones haya gente educada y de buena posición económica que vote al kirchnerismo, aunque esto pueda sorprender al analista Fidanza. Cuando Cristina Kirchner plantea el “abajo” y el “arriba”, seguramente lo hace pensando en términos de inclusión o exclusión de los beneficios de una sociedad democrática moderna, y no como una líder que abona la lucha de clases. Por su procedencia, formación y gestión, la presidenta responde a una filosofía política policlasista. Es peronista, que no debería ser mala palabra en el Siglo XXI. ¿Quiénes son los resentidos y discriminadores cuando se publican cosas así? En fin.

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LA VIDA EN NEGRO DEL FISCAL, por Raúl Kollmann (para "Página 12" del 29-03-15)






LA DECLARACION PATRIMONIAL DE NISMAN NO 

EXPLICA SUS VIAJES Y GASTOS NI ADMITE SUS 
PROPIEDADES

NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ

No están la cuenta en el Merrill Lynch de Nueva York ni el dinero encontrado en su casa, ni inversiones o propiedades, ni siquiera un auto. En los papeles, el fallecido fiscal no tenía ahorros, aunque se tomaba vacaciones en el extranjero todo el tiempo.

Nada. A lo largo del formulario de once páginas de su última declaración jurada patrimonial pública, el fallecido fiscal Alberto Nisman dice no tener prácticamente nada: sólo una casa en un country, a medias con su ex esposa, Sandra Arroyo Salgado. Pero fuera de eso no posee otras propiedades, ni auto, ni cuentas, ni ahorros, ni inversiones, ni dinero en cajas de seguridad ni, mucho menos, la cuenta en Nueva York que se le conoció en estos días, en el banco Merrill Lynch. La declaración de bienes de Nisman está tan pelada que nada explica cómo hizo para solventar los viajes al Caribe de noviembre, acompañado por Florencia Cocucci y otra joven, o el periplo por Europa de enero de 2015. La hipótesis de que a Nisman lo podrían haber matado por un conflicto económico –expuesta por Arroyo Salgado– no muestra tener anclaje en su declaración oficial. Más verosímil, en cambio, es que Nisman manejaba enormes recursos en negro.

Trámite

Página/12 se presentó la semana pasada en la Mesa de Entradas del Ministerio Público Fiscal y entregó un escrito en el cual reclamó tener acceso a la información contenida en la declaración jurada de Alberto Nisman, según lo establecido por la Ley 25.188 de Etica Pública. El trámite es personal. Tras llenar un formulario, días más tarde, la Procuración entregó –era su obligación– una copia de la declaración, por Resolución 799/15. Se trata de la declaración realizada en 2014, pero que abarca todo el período comprendido entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2013.

Cuenta

Por supuesto que el primer interés estaba en saber si Nisman tenía declarada la cuenta que manejaba en el Merrill Lynch de Nueva York. Fue la propia Arroyo Salgado quien sacó a la luz esa cuenta sugiriendo que podía ser motivo de un conflicto económico con el informático Diego Lagomarsino que, asombrosamente, figuraría como co-titular. La ex esposa de Nisman contó que el fiscal abrió la cuenta a nombre de Sara Garfunkel, la madre del fiscal, y de su hermana, Sandra Nisman, pero que en el Merrill Lynch dijeron que también Lagomarsino figuraba como titular.
En un escrito presentado por el abogado del informático, Maximiliano Rusconi, Lagomarsino confirma que aceptó ser co-titular, a raíz de un pedido que le hizo Nisman durante 2013. De todas maneras, quien retuvo todo el control de la cuenta fue Nisman, ya que figuraba como apoderado, es decir la persona que podía depositar o retirar fondos. Según la declaración de Lagomarsino, el dinero de la cuenta del Merrill Lynch se utilizaba para inversiones inmobiliarias en Miami. No está comprobada, pero la versión es que en la cuenta había un saldo de unos 600.000 dólares y, según dijo Arroyo Salgado, la mamá o la hermana del fiscal le contaron que ese dinero estaba destinado a las hijas en caso de que a él le pasara algo. La documentación de la cuenta, incluyendo los resúmenes de movimientos y saldo, llegaba a la dirección de la calle Roosevelt, en la que vive Sara, la madre de Nisman.
En el escrito de Rusconi, Lagomarsino le informa a la fiscal Fein que él firmó sólo dos transferencias en este año y medio, cada una por 2500 dólares. El informático sostiene que fue dinero enviado a Uruguay para pagar las expensas de un terreno ubicado en el vecino país.

De tres, cero

En su afán de imponer la hipótesis de que a Nisman lo mataron, Arroyo Salgado abrió una primera caja de sorpresas revelando la cuenta de Merrill Lynch. La jueza no lo dice con todas las letras, pero lo deja traslucir continuamente: acusa a Lagomarsino de haber matado a Nisman por cuestiones de plata. No parece una hipótesis muy verosímil, es difícil que alguien mate a otra persona y deje en la escena un arma registrada a su propio nombre. A esto se agregan los elementos ya conocidos y que orientan el caso más al suicidio que al homicidio: disparo a menos de un centímetro; en un baño chico, casi cerrado; sin rastros de pelea ni lesiones defensivas y con una pistola que Nisman no sólo pidió prestada a Lagomarsino sino también a su custodio de mayor confianza, Rubén Benítez.
Sea como fuere, la revelación de la existencia de la cuenta de Merrill Lynch deja al desnudo tres ocultamientos:
- No está en la declaración jurada la propia cuenta de Merrill Lynch.
- No están declaradas las inversiones inmobiliarias en Miami, que supuestamente son en sociedad con familiares del fiscal.
- No está declarado el terreno en Uruguay ni se sabe a nombre de quién está.
La fiscal Fein pidió datos sobre la cuenta de Nueva York, lo que seguramente será cursado –o ya se cursó– a través de un
exhorto a la Justicia norteamericana. Es de interés para el expediente saber los movimientos en esa cuenta y si existen allí motivos de algún conflicto. Por ejemplo, que hubiera una cifra importante retirada por alguien y que eso haya provocado algún enfrentamiento. La experiencia es que la Justicia de Estados Unidos es poco proclive a colaborar con información de ese tipo y tal vez esté aún menos apurada en aportar datos de un fiscal que visitaba tan habitualmente la embajada de la avenida Colombia.

Cuatro renglones

En las 11 páginas del formulario de la declaración jurada, además de los datos de nombre, apellido, el DNI y el número de legajo 21.358, sólo aparecen cuatro renglones llenos. En el capítulo que tiene que ver con bienes situados en el país, en dos renglones, figura la casa que tiene, a medias con Arroyo Salgado, en un tradicional country del partido de Pilar.
De ahí para abajo, aparece todo vacío. Nisman declara que no tenía auto (ver aparte) ni participación en empresas ni bonos ni acciones ni fideicomisos ni joyas, objetos de arte ni ningún bien superior a 20.000 pesos.
El formulario de declaración jurada contempla también un detalle de “bienes situados en el exterior”. Ahí tampoco hay nada de nada: ni propiedades ni vehículos ni créditos ni depósitos en dinero ni títulos o acciones ni participaciones societarias.
Los únicos otros dos renglones en los que Nisman declaró algo están referidos a tarjetas de crédito. El fiscal escribió que tiene a su nombre dos, una Visa y una American Express.
Finalmente, declara que no integra ninguna fundación o asociación.

Dinero

En toda la declaración jurada no hay ninguna referencia a dinero ahorrado o a cifras que pudieran estar guardadas en las cuatro cajas de seguridad personales que Nisman tenían contratadas (ver aparte). Eran tan personales, que además de él mismo, la única que tenía acceso a ellas era su madre, Sara. O sea que allí no guardaba documentación de la Fiscalía –había una caja en la Unidad AMIA– sino papeles, instrumentos financieros y dinero propio.
Tampoco surge de la declaración que tuviera algún ingreso extra. Por supuesto que no figura nada de lo denunciado por Lagomarsino, quien puso por escrito que Nisman le dio el contrato en la Fiscalía por 41.000 pesos mensuales pero que él le reintegraba la mitad al fiscal todos los meses. Se ha dicho equivocadamente que ese dinero se depositaba en Nueva York, algo que este diario nunca afirmó. Esa plata se le hacía llegar a Nisman mediante un depósito o en efectivo, un detalle que Lagomarsino no aportó hasta ahora.
Los enormes blancos de la declaración tampoco permiten entrever de dónde salía el dinero para sostener un nivel de vida más que llamativo. Nisman tenía un sueldo muy alto, pero se menciona, por ejemplo, que el alquiler en Le Parc era de 30.000 pesos mensuales, aunque el departamento –según parece– pertenece al padre de una de las chicas de la Fiscalía. Tampoco queda claro con qué ingresos se solventaban los viajes al Caribe: el periplo con Cocucci y la otra joven costó, sólo en pasajes en primera a Cancún, 12.000 dólares. Habrá que agregar las estadías. A esto se suma también el viaje a Europa, como siempre en primera, todo en menos de 60 días.

Oscuridad

De la declaración jurada de Alberto Nisman no surge nada que dé base a la hipótesis de- sarrollada por Arroyo Salgado de que a Nisman lo mataron por un conflicto económico. Es cierto que esa declaración no parece tener vínculo con la realidad: hay un mundo económico del fiscal que está en la oscuridad.
Desenredar la madeja de cuentas, inversiones, desarrollos inmobiliarios, terrenos, reintegros y cajas de seguridad que no se saben qué contuvieron, no será cosa fácil. Y habrá que ver hasta dónde querrá llegar Fein.
En principio, la lógica es que la fiscal se concentre primero en determinar si hubo suicidio u homicidio, empezando por concretar la junta médica que le obstaculizó la querella que lidera Arroyo Salgado.
El siguiente paso seguramente estará en terminar la pericia informática, de la que deberían surgir datos de la hora en que Nisman usó los celulares y las computadoras, y si hay algo que oriente en el dilema suicidio-homicidio.
Casi al mismo tiempo, se están relevando las imágenes de las cámaras de seguridad de Le Parc, para ver si entró alguien extraño al edificio y si Lagomarsino salió a la hora que dijo haber salido.
Por último, el plan es convocar luego a una audiencia con criminalistas para hacer el análisis de cómo fue la mecánica del hecho.
Con todos los elementos en la mano, Fein es posible que le cambie la calificación al expediente, saliendo de la que tiene hoy: muerte dudosa.
En el berenjenal parece poco probable que la fiscal pueda usar la declaración jurada para algo. Tiene muchísimo más de engaño que de realidad.
raulkollmann@hotmail.com

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