LEONEL FERNÁNDEZ, LA “DEMOCRACIA PERFECTA” DE
BAHREIN Y LA DOBLE MORAL
DEL IMPERIO:
“Yo se que es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”Declaración de Franklin Delano Roosevelt a su Secretario de Estado, Sumner Welles, referida al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo (1)
Los norteamericanos tienen en su discurso
político una inextinguible fijación en la defensa de la “democracia”. Eso sería
fenomenal si fuera, al menos, un poquito cierto…
El problema es que los Estados Unidos se
encuentran muy lejos de ser una democracia. No quiero remitirme a sus orígenes
en el siglo XVIII cuando eran una República aristocrática donde sólo los
“blancos” cultos y ricos participaban. No quiero recordar que hasta hace apenas
cincuenta años los afroamericanos no podían votar y se les negaban derechos muy
básicos. Pero si quiero hacer patente que HOY el sistema político
norteamericano rara vez logra una participación en las elecciones de más del
40% del electorado potencial, y que el sistema de elección presidencial por
electores es tan engorroso que ha permitido más de una vez que el candidato
presidencial triunfante tenga más electores aunque MENOS VOTOS que el perdedor.
En Estados Unidos, el que gana un Estado obtiene el 100% de sus electores, y
entonces si un candidato gana sus Estados con lo justo y el otro gana los
propios con mayorías amplias puede darse una increíble situación: el ganador
(por votos) pierde (por electores). Así ganó George W. Bush su primera presidencia…
Este sistema político tan… creativo… pretende
transformarse en la medida de la democracia en el mundo. Entonces los que
siguen los dictados de la Casa Blanca
reciben aunque sea “honoris causa” un doctorado en democracia, mientras que los
que se les oponen pasan a ser dictadores oscuros y primitivos.
Esto no es nuevo, y se repite en la historia
política de los Estados Unidos de América. El dictador fascista Francisco
Franco, aliado informal de la
Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, fue duramente
criticado y bloqueado económicamente hasta que aceptó llenar España de bases
norteamericanas. Allí bebió de las benditas aguas purificadoras de la
“democracia”, y su pasado –y presente- fueron olvidados.
El ex presidente iraquí Saddam Hussein era un buen muchacho cuando combatía a los
“demoníacos” iraníes, pero se transformó en un monstruo homicida cuando tocó
los intereses petrolíferos de Washington en Kuwait. Desde ese entonces fue
combatido como si fuera la reencarnación de Satanás, juicio que no se aplica a
las monarquías pro-norteamericanas del Golfo Pérsico (de Bahrein y Arabia
Saudita al propio Kuwait) cuyos gobiernos no sólo no tienen nada de
democráticos sino que parecen escapados de una cuento de Las Mil y Una Noches…
Los integrantes de Al Qaeda eran patriotas
cuando se enfrentaban a los soviéticos en Afghanistán con apoyo de la CIA, pasaron a ser demonizados
cuando se les atribuyó el 11S y han vuelto a ser “blanqueados” ahora, cuando se
los ha usado en Siria contra el gobierno de Assad.
En América Latina, como en el resto del mundo,
los opositores a gobiernos que no aceptan los dictados del Pentágono reciben un
bautismo eterno en las aguas benditas de la “democracia”, y así vemos a todas
las oposiciones latinoamericanas a los díscolos gobiernos populares que han
aparecido por estas tierras autodefinirse como “democráticas”, aunque incluyan
a personas que difícilmente puedan ser calificadas como tales. La derecha
neoliberal latinoamericana, que ha impulsado las políticas del Consenso de
Washington, el ALCA y los TLC, que ha apoyado golpes de estado y dictaduras
genocidas, que ha basado su poder en el fraude y la corrupción, que ha
funcionado como una aristocracia imperial casi “implantada” en territorios
dominados desde el Norte, se alza proclamando su carácter “democrático”,
mientras rechaza y demoniza a gobiernos como los de Chávez, Maduro, Evo, Correa
o los Kirchner por considerarlos “autoritarios”.
Un patente ejemplo de esta derecha neoliberal es Leonel Fernández Reyna, tres veces
presidente de República Dominicana (1996-2000 y 2004-2012), y seguramente con
pretensiones de lograr un nuevo mandato en su país, quien ha ido a aprender
democracia al Golfo Pérsico, visitando al reyezuelo bahrainí , al que la prensa
internacional llama pomposamente “Su Majestad el Rey Hamad bin Isa Al Khalifa”.
Fernández ha invitado al procónsul de Bahrein a concurrir al Foro
Árabe-Latinoamericano (ALAF), que se celebrará este mes en la República Dominicana.
Bahrein es una pequeña isla “independiente”
–que alberga una fenomenal base norteamericana, sede de la
V Flota- gobernada por una monarquía que no
ha escuchado nunca mencionar la palabra “derechos humanos” (2).
El 14 de febrero de 2011 la mayoría shiita de
Bahrein (el gobierno es sunní) comenzó protestas pacíficas que fueron
reprimidas con extrema violencia por el Régimen: asesinatos, detenciones
ilegales, y torturas se sucedieron sin alcanzar gran repercusión en la prensa
“independiente” –Al Khalifa es, en definitiva, un amigo de Occidente, y por
ende un “demócrata” honorario- (3)
Seguramente pretender que los países hagan
negocios solamente con dirigentes políticos angelicales es una posición
quimérica e insostenible. Pero lo que no puede aceptarse es un sistema de
“doble moral” que es tan típica de los Imperios y de sus vasallos.
Aquellos dirigentes políticos neoliberales que,
en distintas partes de América Latina, critican a los gobiernos progresistas a
los que tildan de “autoritarios” -mientras se llenan la boca con la palabra “democracia”- se apoyan en el poder de una “República Imperial”
muy poco democrática, y no tienen ningún problema en reunirse con personajes
estrambóticos como Al Khalifa que parecen llegados al siglo XXI por un
tenebroso Túnel del Tiempo.
Para algunos, democracia es cuando ganan los
que hacen lo que ellos quieren…
Adrián Corbella, 3 de febrero de 2014
NOTAS:
(2): Ver
por ejemplo en ACTUALIDAD RT Assange:
"Bahréin compró la
Fórmula 1 para ocultar violaciones de derechos humanos".
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/92235-bahrein-assange-formula-protestas
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