Las negociaciones colectivas cumplen una década de funcionamiento pleno en un contexto económico difícil.
Hay dos perspectivas para entrarles a las negociaciones
colectivas. La del tiempo: una década de funcionamiento pleno de las
pulseadas y ejercicios de diálogo entre representantes del Estado, los
empresarios y los trabajadores. Además de los derechos explícitos de la
Constitución y las leyes, hay una práctica cultural tan sólida en esta
materia que ninguno de los actores de estos mecanismos democráticos
desconoce la importancia de la responsabilidad. Es decir, se puede tirar
de la cuerda, se puede entrar en conflicto temporalmente, pero hay
motivos de sobra para saber que las paritarias funcionan y bien.
La otra perspectiva es la coyuntura, y no sólo nacional. Saliendo del país y la región, se ve recesión y ajuste sostenido en los países centrales, con altos índices de desocupación y en muchos casos con retrocesos en materia de legislación sindical o previsional. Los planes de ajuste son resistidos en cada país con distintos niveles de protagonismo obrero y sin ningún caso donde se les haya torcido el brazo a los neoliberales. En España, por poner un caso cercano, las dos centrales principales, UGT y CCOO, no lograron articular medidas de peso para evitar el desmadre del gobierno conservador de Mariano Rajoy. Para tomar dimensión de cómo los estados europeos fueron copados por los intereses financieros y de las entidades patronales, en directo perjuicio de los asalariados, ayer Rajoy disertó como local en la Comisión para la Reforma de la Administración Pública que involucra a los países de la Comunidad Económica Europea y que se llevó a cabo en el Palacio de la Moncloa, sede del gobierno español en Madrid. Nada de planes secretos ni de sorpresas: la batería de medidas para echar empleados estatales y recortar presupuestos públicos tuvieron nuevas leyes en junio pasado. El jefe del Ejecutivo estimó que con lo hecho más lo que ajustarán hasta 2015, los recortes permitirán gastar 28.800 millones de euros menos, a lo cual deben agregarse los ajustes que cada región autonómica realice, con lo cual la disminución de recursos públicos crecerá un 40% más. Una verdadera jibarización, en plena vigencia –formal– de instituciones que constituyen, se supone, la base de la convivencia democrática.
Quizá estos avances de las elites sean una ficción y los pueblos den vuelta estas desigualdades. Quizá se trate de un avance imparable a corto plazo de las multinacionales. Al respecto, vale la pena detenerse en la reunión anual de Davos, Suiza. Entre el 22 y el 25 de enero estuvieron altísimos ejecutivos de un millar y medio de compañías transnacionales más 40 jefes de Estado.
FRANCISCO.
Una de las pocas cosas alentadoras del encuentro anual de Davos versión 2014 fue la carta del Papa leída al inicio de las sesiones. Allí, Francisco subrayó que este sistema económico "a menudo ha llevado aparejada una amplia exclusión social" y sugirió a los directivos empresarios y jefes de Estado promover "un enfoque inclusivo que tenga en cuenta la dignidad de toda persona humana y el bien común". En la edición del domingo 26 de enero de Miradas al sur, el excelente periodista argentino radicado en Madrid Roberto Montoya dice que los participantes del foro recibieron el documento de la asociación civil Oxfam Intermón titulado, sin vueltas, "Gobernar para las elites, secuestro democrático y desigualdad económica".
La importancia de este trabajo no radica sólo en las cifras o las recomendaciones sino en la autoría: Oxfam Intermón pertenece a la Compañía de Jesús. Se sabe que, además de argentino y de San Lorenzo, el Papa es jesuita, y esa orden fundada por Ignacio de Loyola en el siglo XVI es enemiga de los negocios financieros desde sus inicios. El documento menciona diagnósticos similares a los realizados por Joseph Stiglitz en El precio de la desigualdad (Taurus, 2012). El documento enviado a la elite empresarial y política global por Oxfam dice: "La desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante; la riqueza del 1% de la población asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial". Por si alguno de los jerarcas alojados en el exclusivísimo Hotel Belvedere leía el texto mientras veía los Alpes nevados, debía reparar en que "la mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo. Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado en los últimos 30 años; el 1% más rico de la población ha visto cómo se incrementaba su participación en la renta entre 1980 y 2012 en 24 de los 26 países de los que tenemos datos". Para los ejecutivos de Estados Unidos, el texto les dice que "el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más".
Entre las precisas recomendaciones de los jesuitas de Oxfam, están la de "no utilizar paraísos fiscales para evadir impuestos ni en sus propios países ni en otros países en los que invierten y operan; no utilizar su riqueza económica para obtener favores políticos que supongan un menoscabo de la voluntad política de sus conciudadanos; respaldar una fiscalidad progresiva sobre la riqueza y los ingresos; exigir a los gobiernos que utilicen su recaudación fiscal para proporcionar a los ciudadanos asistencia sanitaria, educación y protección social universales; reclamar que todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a los trabajadores".
Entre quienes no tuvieron la precaución de leer el documento de Oxfam están los editores de La Nación, que tuvieron el infortunio de publicar el pasado domingo 9 de febrero, con la firma de Mariano Obarrio, un texto fantasmal que empezaba con afirmaciones precisas: "En medio de la tensión política y económica que llevó al gobierno de Cristina Kirchner a denunciar una conspiración de sectores del empresariado y de la oposición para forzar un acortamiento del mandato presidencial, el Papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del gobierno. El objetivo: garantizar la paz social. Según pudo saber La Nación, Francisco presidirá el encuentro, al que ya comprometieron su asistencia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA),Héctor Méndez, y su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja; y el secretario general de la UOCRA (sindicato de la construcción), Gerardo Martínez. No se descarta que participe también el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló."
La desmentida partió del propio Papa ese mismo día en diálogo personal con la periodista Alicia Barrios. Pero ayer lunes, Obarrio confirmó su versión. Entrará en los anales de la persistencia en el error. Es difícil imaginar a los lectores de La Nación creyendo que los diálogos paritarios se llevarán en Roma pero más difícil aún es hacerles creer que el Papa miente descaradamente y que el diario de los Mitre le saca la careta. Hubieran hecho un gran favor en dar a sus lectores una versión, aunque fuera reducida, de "Gobernar para las elites, secuestro democrático y desigualdad económica".
ESTA SEMANA.
De la Argentina y su situación económica pueden decirse muchas cosas, porque el momento que se vive exhibe aristas de imprevisibilidad. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno jamás puso en juego la completa libertad para las negociaciones colectivas de trabajo y cabe subrayar que son pocos los sectores formales de los asalariados que hayan sufrido retrocesos en los acuerdos logrados año a año. La devaluación de enero más los aumentos de precios ponen condimentos delicados, sin antecedentes, a las discusiones de 2014. En dos días, el jueves 13, se conocerán los datos del nuevo Índice de Precios al Consumidor que se estrena nada menos que en el mes donde la depreciación del peso argentino respecto del dólar no tiene precedentes en los años del kirchnerismo y donde el traslado a los precios se sintió en todos los productos, incluyendo desde ya a los que no tienen insumos importados o los que no tienen mercados de exportación que les den un precio de oportunidad. Este nuevo índice, nacional y urbano, en realidad viene a remplazar el impresentable IPC de los últimos años. Difícil momento para estrenarse. Se supone que está orientado a recomponer la confianza del ciudadano de a pie.
El viernes no sólo las usinas opositoras ya tendrán preparadas andanadas de metralla mediática para desacreditar la cifra que el Ministerio de Economía publique. También será leído con atención por los representantes de los distintos gremios que están ubicándose en el tablero político pero que deben dar respuesta a sus bases en las cifras de aumentos. A la falta de unidad en las cúpulas, tanto de la CGT como de la CTA, se suman las distintas variantes imaginadas por las conducciones sindicales para encarar los diálogos. Cabe recordar que en septiembre de 2012, los sindicatos petroleros, con la idea de avalar la idea de estabilidad, habían firmado un acuerdo de 18 meses en cambio de los tradicionales de 12 meses. El acuerdo era retroactivo a junio y terminó en diciembre pasado, de modo que los petroleros se encuentran de nuevo en plenas negociaciones sin muchas posibilidades de que se reitere un acuerdo por el próximo año y medio. Dado que el diálogo del sector petrolero se realizará en marzo o abril, las empresas del sector acordaron pagar aumentos fijos entre enero y marzo. Hoy no son pocos los gremios que se inclinan por negociar sumas fijas ahora y pasar las paritarias para mayo o junio. Eso para el gobierno no resulta aceptable, precisamente porque abona la idea de fragilidad de los indicadores macroeconómicos, principalmente precios y cotización del dólar.
MAESTROS.
El pasado viernes 7, el jefe de Gabinete y los ministros de Economía y Educación recibieron a la conducción de CTERA con Stella Maldonado a la cabeza. En diálogo con este cronista, el secretario de Prensa de esa confederación, Alejo Demichelis, destacó la importancia de que estuvieran Jorge Capitanich y Axel Kicillof, porque agregan respaldo a lo que pudiera expresar solo Alberto Sileoni. Fue una charla preliminar pero con un calendario que no da para muchas vueltas. La idea oficial es un acuerdo ya, anual y escalonado en tres tramos. La idea de CTERA era aumento ya y paritaria más adelante. A las generales de la ley se suman varias particularidades de la paritaria docente. Los dos últimos años el salario básico fue determinado unilateralmente por las autoridades, ya que no hubo acuerdo. Y la mayoría de los observadores, incluyendo expertos en Educación, sostienen que los docentes quedaron retrasados respecto de otros gremios. Incluso estatales, como el caso de UPCN, que negoció aumentos después de los docentes. Y esto tiene una lógica perversa: los maestros suelen ser de los primeros gremios grandes en firmar. Si no lo hacen y van al paro se inician los históricos acicates de la derecha que cuestiona no sólo a los docentes sino a la propia educación pública. Cuando firman, para otros gremios se trata "del piso".
Lo engorroso, además, es que la paritaria nacional involucra a cinco gremios (CTERA es el más grande, pero ellos deben consensuar con otros cuatro). A su vez, la paritaria nacional sirve para muchas cosas, pero no impide que en cada provincia deba hacerse una paritaria. Cuando el Estado nacional se pone de acuerdo con las confederaciones docentes les da ciertas garantías a los estados provinciales de que podrán requerir fondos para los aumentos salariales. Entonces, hay varios pasos y un solo calendario. Por eso, CTERA ya planteó el viernes que se unifique el inicio de las clases para el miércoles 5 de marzo, de modo tal de intentar una fumata en menos de cuatro semanas. Desde ya, en muchas provincias se iniciaron diálogos, pero no es fácil que un distrito se anime a cerrar antes que la paritaria nacional.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/02/11/politica-123957-la-importancia-de-las-paritarias.php
La otra perspectiva es la coyuntura, y no sólo nacional. Saliendo del país y la región, se ve recesión y ajuste sostenido en los países centrales, con altos índices de desocupación y en muchos casos con retrocesos en materia de legislación sindical o previsional. Los planes de ajuste son resistidos en cada país con distintos niveles de protagonismo obrero y sin ningún caso donde se les haya torcido el brazo a los neoliberales. En España, por poner un caso cercano, las dos centrales principales, UGT y CCOO, no lograron articular medidas de peso para evitar el desmadre del gobierno conservador de Mariano Rajoy. Para tomar dimensión de cómo los estados europeos fueron copados por los intereses financieros y de las entidades patronales, en directo perjuicio de los asalariados, ayer Rajoy disertó como local en la Comisión para la Reforma de la Administración Pública que involucra a los países de la Comunidad Económica Europea y que se llevó a cabo en el Palacio de la Moncloa, sede del gobierno español en Madrid. Nada de planes secretos ni de sorpresas: la batería de medidas para echar empleados estatales y recortar presupuestos públicos tuvieron nuevas leyes en junio pasado. El jefe del Ejecutivo estimó que con lo hecho más lo que ajustarán hasta 2015, los recortes permitirán gastar 28.800 millones de euros menos, a lo cual deben agregarse los ajustes que cada región autonómica realice, con lo cual la disminución de recursos públicos crecerá un 40% más. Una verdadera jibarización, en plena vigencia –formal– de instituciones que constituyen, se supone, la base de la convivencia democrática.
Quizá estos avances de las elites sean una ficción y los pueblos den vuelta estas desigualdades. Quizá se trate de un avance imparable a corto plazo de las multinacionales. Al respecto, vale la pena detenerse en la reunión anual de Davos, Suiza. Entre el 22 y el 25 de enero estuvieron altísimos ejecutivos de un millar y medio de compañías transnacionales más 40 jefes de Estado.
FRANCISCO.
Una de las pocas cosas alentadoras del encuentro anual de Davos versión 2014 fue la carta del Papa leída al inicio de las sesiones. Allí, Francisco subrayó que este sistema económico "a menudo ha llevado aparejada una amplia exclusión social" y sugirió a los directivos empresarios y jefes de Estado promover "un enfoque inclusivo que tenga en cuenta la dignidad de toda persona humana y el bien común". En la edición del domingo 26 de enero de Miradas al sur, el excelente periodista argentino radicado en Madrid Roberto Montoya dice que los participantes del foro recibieron el documento de la asociación civil Oxfam Intermón titulado, sin vueltas, "Gobernar para las elites, secuestro democrático y desigualdad económica".
La importancia de este trabajo no radica sólo en las cifras o las recomendaciones sino en la autoría: Oxfam Intermón pertenece a la Compañía de Jesús. Se sabe que, además de argentino y de San Lorenzo, el Papa es jesuita, y esa orden fundada por Ignacio de Loyola en el siglo XVI es enemiga de los negocios financieros desde sus inicios. El documento menciona diagnósticos similares a los realizados por Joseph Stiglitz en El precio de la desigualdad (Taurus, 2012). El documento enviado a la elite empresarial y política global por Oxfam dice: "La desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante; la riqueza del 1% de la población asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la riqueza que posee la mitad más pobre de la población mundial". Por si alguno de los jerarcas alojados en el exclusivísimo Hotel Belvedere leía el texto mientras veía los Alpes nevados, debía reparar en que "la mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo. Siete de cada diez personas viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado en los últimos 30 años; el 1% más rico de la población ha visto cómo se incrementaba su participación en la renta entre 1980 y 2012 en 24 de los 26 países de los que tenemos datos". Para los ejecutivos de Estados Unidos, el texto les dice que "el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más".
Entre las precisas recomendaciones de los jesuitas de Oxfam, están la de "no utilizar paraísos fiscales para evadir impuestos ni en sus propios países ni en otros países en los que invierten y operan; no utilizar su riqueza económica para obtener favores políticos que supongan un menoscabo de la voluntad política de sus conciudadanos; respaldar una fiscalidad progresiva sobre la riqueza y los ingresos; exigir a los gobiernos que utilicen su recaudación fiscal para proporcionar a los ciudadanos asistencia sanitaria, educación y protección social universales; reclamar que todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a los trabajadores".
Entre quienes no tuvieron la precaución de leer el documento de Oxfam están los editores de La Nación, que tuvieron el infortunio de publicar el pasado domingo 9 de febrero, con la firma de Mariano Obarrio, un texto fantasmal que empezaba con afirmaciones precisas: "En medio de la tensión política y económica que llevó al gobierno de Cristina Kirchner a denunciar una conspiración de sectores del empresariado y de la oposición para forzar un acortamiento del mandato presidencial, el Papa Francisco convocó a una reunión el 19 del mes próximo en el Vaticano de empresarios, sindicalistas y funcionarios del gobierno. El objetivo: garantizar la paz social. Según pudo saber La Nación, Francisco presidirá el encuentro, al que ya comprometieron su asistencia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA),Héctor Méndez, y su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja; y el secretario general de la UOCRA (sindicato de la construcción), Gerardo Martínez. No se descarta que participe también el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló."
La desmentida partió del propio Papa ese mismo día en diálogo personal con la periodista Alicia Barrios. Pero ayer lunes, Obarrio confirmó su versión. Entrará en los anales de la persistencia en el error. Es difícil imaginar a los lectores de La Nación creyendo que los diálogos paritarios se llevarán en Roma pero más difícil aún es hacerles creer que el Papa miente descaradamente y que el diario de los Mitre le saca la careta. Hubieran hecho un gran favor en dar a sus lectores una versión, aunque fuera reducida, de "Gobernar para las elites, secuestro democrático y desigualdad económica".
ESTA SEMANA.
De la Argentina y su situación económica pueden decirse muchas cosas, porque el momento que se vive exhibe aristas de imprevisibilidad. Sin embargo, hasta ahora, el gobierno jamás puso en juego la completa libertad para las negociaciones colectivas de trabajo y cabe subrayar que son pocos los sectores formales de los asalariados que hayan sufrido retrocesos en los acuerdos logrados año a año. La devaluación de enero más los aumentos de precios ponen condimentos delicados, sin antecedentes, a las discusiones de 2014. En dos días, el jueves 13, se conocerán los datos del nuevo Índice de Precios al Consumidor que se estrena nada menos que en el mes donde la depreciación del peso argentino respecto del dólar no tiene precedentes en los años del kirchnerismo y donde el traslado a los precios se sintió en todos los productos, incluyendo desde ya a los que no tienen insumos importados o los que no tienen mercados de exportación que les den un precio de oportunidad. Este nuevo índice, nacional y urbano, en realidad viene a remplazar el impresentable IPC de los últimos años. Difícil momento para estrenarse. Se supone que está orientado a recomponer la confianza del ciudadano de a pie.
El viernes no sólo las usinas opositoras ya tendrán preparadas andanadas de metralla mediática para desacreditar la cifra que el Ministerio de Economía publique. También será leído con atención por los representantes de los distintos gremios que están ubicándose en el tablero político pero que deben dar respuesta a sus bases en las cifras de aumentos. A la falta de unidad en las cúpulas, tanto de la CGT como de la CTA, se suman las distintas variantes imaginadas por las conducciones sindicales para encarar los diálogos. Cabe recordar que en septiembre de 2012, los sindicatos petroleros, con la idea de avalar la idea de estabilidad, habían firmado un acuerdo de 18 meses en cambio de los tradicionales de 12 meses. El acuerdo era retroactivo a junio y terminó en diciembre pasado, de modo que los petroleros se encuentran de nuevo en plenas negociaciones sin muchas posibilidades de que se reitere un acuerdo por el próximo año y medio. Dado que el diálogo del sector petrolero se realizará en marzo o abril, las empresas del sector acordaron pagar aumentos fijos entre enero y marzo. Hoy no son pocos los gremios que se inclinan por negociar sumas fijas ahora y pasar las paritarias para mayo o junio. Eso para el gobierno no resulta aceptable, precisamente porque abona la idea de fragilidad de los indicadores macroeconómicos, principalmente precios y cotización del dólar.
MAESTROS.
El pasado viernes 7, el jefe de Gabinete y los ministros de Economía y Educación recibieron a la conducción de CTERA con Stella Maldonado a la cabeza. En diálogo con este cronista, el secretario de Prensa de esa confederación, Alejo Demichelis, destacó la importancia de que estuvieran Jorge Capitanich y Axel Kicillof, porque agregan respaldo a lo que pudiera expresar solo Alberto Sileoni. Fue una charla preliminar pero con un calendario que no da para muchas vueltas. La idea oficial es un acuerdo ya, anual y escalonado en tres tramos. La idea de CTERA era aumento ya y paritaria más adelante. A las generales de la ley se suman varias particularidades de la paritaria docente. Los dos últimos años el salario básico fue determinado unilateralmente por las autoridades, ya que no hubo acuerdo. Y la mayoría de los observadores, incluyendo expertos en Educación, sostienen que los docentes quedaron retrasados respecto de otros gremios. Incluso estatales, como el caso de UPCN, que negoció aumentos después de los docentes. Y esto tiene una lógica perversa: los maestros suelen ser de los primeros gremios grandes en firmar. Si no lo hacen y van al paro se inician los históricos acicates de la derecha que cuestiona no sólo a los docentes sino a la propia educación pública. Cuando firman, para otros gremios se trata "del piso".
Lo engorroso, además, es que la paritaria nacional involucra a cinco gremios (CTERA es el más grande, pero ellos deben consensuar con otros cuatro). A su vez, la paritaria nacional sirve para muchas cosas, pero no impide que en cada provincia deba hacerse una paritaria. Cuando el Estado nacional se pone de acuerdo con las confederaciones docentes les da ciertas garantías a los estados provinciales de que podrán requerir fondos para los aumentos salariales. Entonces, hay varios pasos y un solo calendario. Por eso, CTERA ya planteó el viernes que se unifique el inicio de las clases para el miércoles 5 de marzo, de modo tal de intentar una fumata en menos de cuatro semanas. Desde ya, en muchas provincias se iniciaron diálogos, pero no es fácil que un distrito se anime a cerrar antes que la paritaria nacional.
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http://www.infonews.com/2014/02/11/politica-123957-la-importancia-de-las-paritarias.php
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