Arriba: El Comandante Hugo Chávez Frías leyendo un libro de Jorge Abelardo "El Colorado" Ramos, historiador argentino perteneciente a la llamada "Izquierda nacional".
Burguesía, industria y cuestión nacional
Los dichos del actual presidente de la entidad reclamando menos controles estatales obedecen a la naturaleza oligárquica, antinacional y antipopular de la "burguesía" argentina."
EL ESTIGMA DE LA BURGUESÍA "NACIONAL" DESDE MAYO.
El Plan de
Operaciones de Moreno y Belgrano –verdadero y único programa de la
Revolución– se proponía la fundación de un Estado-nación moderno,
soberano y popular en el territorio del Virreinato. Así definía la clave
de la disputa: "...las fortunas agigantadas en pocos individuos, a
proporción de lo grande de un Estado, no sólo son perniciosas, sino que
sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder
absorben el jugo de todos los ramos de un Estado, sino cuando también en
nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de una
sociedad". Los revolucionarios de Mayo tuvieron siempre en claro el
origen de nuestros males, esto es, la dependencia, el atraso y la
pobreza, y cómo se generaban. Y tuvieron en claro también que no podrían
extirparlos sin un Estado protagónico a todo nivel, sin leyes ni
decretos regulatorios, prohibitivos y sancionadores del saqueo y la
descapitalización. Pero el partido morenista fue derrotado. La
Revolución fue derrotada. Lo que vino después con la Junta Grande fue
contrarrevolución pura. Se expresaba en ella la burguesía comercial
porteña probritánica, a la que años después se le adosarán los ganaderos
bonaerenses (el saavedrismo y su continuidad política con Rivadavia).
La Junta Grande eliminó las políticas proteccionistas de la Revolución
así como la estratégica medida de prohibir las exportaciones de oro y
plata. El general San Martín al frente del Ejército advirtió la afrenta y
resolvió terminar con la amenaza porteña y su programa para consolidar
la dependencia colonial de las Provincias Unidas sustituyendo un amo por
otro. Sin embargo, y salvo el breve interregno de la Asamblea del Año
XIII, los grupos económicos ligados al sistema colonial terminaron
imponiéndose. Eran infinitamente más poderosos que los casi inexistentes
sectores vinculados a un modelo socioeconómico autónomo. Abelardo Ramos
lo sintetiza como ninguno: "La ideología de Moreno carecía de base
material inmediata; era el producto de todo un sistema de ideas
transmitido desde el corazón de la revolución española en marcha. El
jacobinismo no podía tener viabilidad sin la existencia del Tercer
Estado, es decir, de la burguesía industrial. De ahí el fulgor asombroso
del partido morenista y su rápido crepúsculo." A la luz de aquella puja
de proyectos políticos en la génesis misma de la Patria, resulta más
que oportuno conocer qué pasaba con los pocos sectores de la producción
ligados al proyecto independentista. ¿Qué reclamaban? Bueno,
sencillamente lo inverso que el colonizado Méndez: el binomio entre
presencia institucional estatal y legislación gubernamental para frenar
la avanzada extranjera, proteger sus productos y estimular el consumo
interno de manufacturas.
DE MORENO A RIVADAVIA.
La producción artesanal y territorial del
país profundo, alejada de las costas y puertos, había adquirido cierto
desarrollo durante la época colonial. Se había alcanzado también un
equilibrio y una interconexión (frágiles, no obstante) entre las
economías regionales. Es que la incapacidad comercial, política y
productiva de España para proveer la totalidad de los artículos que sus
colonias precisaban, así como la prohibición del comercio con terceros
países, impulsaron indirectamente el surgimiento de una industria
doméstica. En el Plata, Cisneros llegó incluso a otorgar un permiso para
comerciar con los ingleses en 1809, aunque excluyendo expresamente la
importación de aceites, vinos y aguardientes extranjeros, descriptos por
él como "artefactos y efectos groseros que perjudiquen a la industria
del país". ¡La Junta de Mayo no eliminó la disposición! Quien sí lo hizo
fue Rivadavia y su Triunvirato, sustituyéndolo por la libertad absoluta
de comercio y la autorización a todos los extranjeros para negociar
directamente sus productos, sin necesidad de hacer intervenir a los
consignatarios del país. En otras palabras, el deseo de Méndez, de la
Sociedad Rural y el mitrismo del siglo XXI. La entrega de la burguesía
comercial porteña levantó en todas las provincias (incluso Buenos Aires,
aunque en mucho menor medida) voces y acciones tendientes a recomponer
las bases del proteccionismo económico de Mayo. Conforme se verificaba
que la política unitaria no aspiraba a otra cosa que remplazar a España
por Inglaterra, y la autoridad de la Corona por la de Buenos Aires, el
federalismo de masas incluyó en su plataforma la organización nacional
(unificación en igualdad de condiciones políticas, comerciales y
económicas entre todas las provincias), la nacionalización de la ciudad
capital y la participación equitativa de las rentas aduaneras.
LOS RECLAMOS DE LA INCIPIENTE BURGUESÍA NACIONAL.
Los focos de
nacionalismo económico en el período entre Mayo y Caseros tuvieron sede
en el litoral, específicamente en Corrientes (el Brigadier Ferré, padre
de la ley de aduanas de 1835). Desde allí brotaban las exigencias más
audaces en cuanto a la protección de la propia industria. Se enviaban
notas a las autoridades porteñas reclamando la regulación de los
aranceles aduaneros, la liberalización de determinados impuestos para el
fomento de la producción, la contratación oficial de técnicos (de
América y Europa) capaces de modernizar los métodos de producción, la
prohibición de exportar materias primas necesarias para la industria
local, el acceso a crédito gubernamental, la redistribución de la renta
aduanera, etc. Aquí las demandas de la incipiente burguesía nacional y
que, según la naturaleza de los gobernantes de turno, por otro lado
tremendamente cambiante y contradictoria entre 1810 y 1824, generó un
cúmulo igualmente contradictorio de respuestas oficiales. Sin embargo,
la regla general será la inacción, es decir, la acción a favor de los
intereses semicoloniales. El punto de inflexión vendrá recién con la Ley
de Aduanas de 1835, que se mantendrá inalterada por espacio de una
década hasta la invasión anglo-francesa, para luego ser desmantelada a
partir de Caseros.
En tiempos de fundación de la Patria, los reclamos y exigencias de lo que por entonces era el cimiento de una burguesía verdaderamente nacional y popular, con asiento en el país profundo, fue borrada del mapa a fuerza de sangre, fuego y decretos (pro-libremercado claro, como los que en realidad anhela Méndez). Pero esa "burguesía", que pedía Estado y nacionalismo económico, existió. La permanencia casi excluyente durante estos 203 años de un proyecto político forjador de intereses y empresarios divorciados del mercado interno (argentino y suramericano) y de una economía moderna y soberana, la sustituyeron por sujetos de los que Méndez es apenas vocero. Hasta aquí una introducción histórica a la cuestión de la UIA y su titular. El próximo domingo empezaremos a describir los requerimientos y proyectos de línea morenista (revolucionaria) más allá de 1810 y hasta Pavón.
Publicado en:
http://tiempo.infonews.com/2014/01/26/eco-117458-la-uia-ni-industrial-ni-argentina-una-maxima-que-sigue-inalterada.php
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