Entrevista a Aldo Ferrer
El prestigioso economista defendió el modelo vigente y rechazó la vuelta al endeudamiento externo porque "es el camino de la crisis". Propuso un pacto económico y social que, a partir de la solidez macroeconómica, ordene la distribución del ingreso.
Fue fundador de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y, a
finales del año 2000, del Plan Fénix de la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA que, según aseguran sus principales exponentes,
inspiró gran parte de las medidas que luego constituirían los ejes del
modelo que llevarían adelante los gobiernos de Néstor y Cristina
Kirchner hasta la actualidad.
En uno de los intervalos del seminario que lo tenían como principal
receptor de saludos y consultas concedió una extensa entrevista a
Tiempo Argentino en la que se pronunció por la consolidación del modelo y
sus conquistas, identificó las principales amenazas y adelantó la
necesidad de un pacto económico y social.
–Los expositores en el seminario están evaluando la
inserción de la Argentina, América Latina y el llamado eje sur-sur en el
marco de la crisis internacional. Hay fuertes versiones que señalan que
en septiembre la FED empezaría a retirar el plan de estímulo. ¿Se
modifican las reglas de juego en la región a partir de lo que pueda
hacer Estados Unidos?
–Eso es una hipótesis. Lo que va a hacer la FED todavía no lo
sabemos. Hasta ahora hay un compromiso de privilegiar el empleo y no
sacar los incentivos hasta que la economía no esté encarrilada en la
senda de crecimiento. La política norteamericana, hasta ahora, es
distinta de la europea, que está enrolada en un ajuste salvaje, mientras
que los norteamericanos, en el marco de esa política monetaria, han
sido más flexibles. De todas maneras hoy la economía no es sólo Europa y
Estados Unidos sino también China
–¿Y cómo influye la situación de China en el escenario internacional y regional?
–China tiene el desafío de reorientar el desarrollo más hacia el
mercado interno y descansar menos en los excedentes comerciales con
Estados Unidos o con Europa. Lo está haciendo. Hay todo un replanteo de
la estrategia a nivel global. Nosotros, frente a este escenario
internacional, tenemos que consolidar lo que hemos logrado con el
desendeudamiento, la recuperación de soberanía y la recuperación del
Estado nacional y consolidar los equilibrios macroeconómicos. Esto es lo
fundamental.
–¿Cuáles son las principales luces de alerta?
–Hay que manejar muy bien el gasto público, en la cuestión de los
subsidios hay un tema que hay que revisar. No es un instrumento adecuado
para una política de estabilización y tiende a asumir recursos que
pueden utilizarse para otros fines como la inversión y el gasto social.
Hay que tener las cuentas sólidas, porque en este mundo que vivimos sólo
los países soberanos son los que andan bien, los que tienen muy
fuertemente afianzados los equilibrios macroeconómicos, la
competitividad y demás variables generales. La economía ha tenido un
cambio espectacular, no es previsible ninguna situación descontrolada
ni mucho menos, está creciendo moderadamente, pero subsisten temas. La
fuga de capitales, la necesidad de crear un escenario que compatibilice
la cuestión social con la inversión y el crecimiento. Es el mismo
desafío que tienen otros países, como Brasil. Son discusiones que hoy se
pueden tener porque el país se ha parado con sus propios medios, no
está subordinado a las decisiones de nadie, entonces esto lo podemos
discutir, porque podemos resolverlo.
–Siempre ha sido un promotor de la idea "crecer con lo
nuestro", el seminario ha versado mucho sobre la inversión en
infraestructura a nivel regional. ¿Cómo le cayó el acuerdo Chevrón-YPF?
–Es una decisión destinada a traer recursos para un objetivo
estratégico que es cerrar el déficit en hidrocarburos. Desde luego, si
nosotros hubiésemos logrado frenar la fuga de capitales, el ahorro
interno propio hubiera sobrado para desarrollar varias "Vaca Muerta". La
verdad es que ahora tenemos este problema de emergencia y, en la medida
en que YPF mantiene el control de la política petrolera, es un acuerdo
que hace una contribución a esa estrategia.
–¿Cómo se frena la fuga de capitales?
–Es un problema endémico. Se han sumado varias cosas como el tema
cambiario y las restricciones. Habría que tratar de evitar este
desdoblamiento del mercado que agrava lo que es un problema histórico de
Argentina que es la dolarización del ahorro por las condiciones de
incertidumbre. Cuantos más sólidos sean los equilibrios macroeconómicos,
los mensajes que se transmiten son más contundentes y pueden llevar a
evitar este drenaje de fondos que ha sido muy fuerte.
–Los sectores neoliberales plantean que para conseguir ese
equilibrio hay que bajar la inflación porque se pierde competitividad
por el tipo de cambio...
–La inflación que tenemos ahora no es la que tuvimos en el pasado.
Antes estaba fundada en los grandes desequilibrios macroeconómicos y en
las crisis políticas. Ahora no hay desequilibrios severos, las
instituciones funcionan, yo pienso que estamos en presencia de una
inflación inercial. De alguna manera los actores económicos han asumido
que los precios suben 20% y sobre ese piso se discute la distribución
del ingreso. Hay que desactivar eso. Para eso es necesario retomar la
idea del pacto económico y social que la presidenta propuso en alguna
oportunidad. Es un instrumento para hacer una política de ingresos que
permita que los ajustes sean menos fuertes. Para que esto sea posible el
contexto macro debe ser muy contundente. La suma de fuertes equilibrios
macro, con políticas de ingreso, es la única manera de conseguir
estabilidad consistente con el crecimiento, porque la otra vía es
achicar la economía, aumentar el desempleo y frenar el crecimiento.
–La otra situación que se dio en las últimas semanas es la
volatilidad del precio internacional de la soja. ¿Cómo se sale
definitivamente de esa dependencia?
–Con desarrollo industrial. No solo tenemos un déficit petrolero
fuerte, sino que tenemos un déficit creciente en el comercio de
manufacturas. Tenemos que incrementar la cuenta industrial fomentando el
desarrollo de las manufacturas para no depender de pocos productos
primarios. En la cadena de valor de la soja ya mucho no se puede hacer,
gran parte de la producción ya se industrializa con los aceites. Hay que
intervenir en la cadena hacia atrás, aumentando la participación de los
insumos nacionales, de los fertilizantes, equipamientos, la integración
de las cadenas de valor. No tenemos futuro como exportadores de
productos primarios. Ahora se da esta tendencia de corto plazo, que no
creo que se mantenga. Me da la impresión de que la demanda, sobre todo
los mercados de Asia, sigue firme. No creo que haya una reversión de los
buenos precios. Pero independientemente de cuál sea el rumbo de los
precios el secreto está en la industrialización.
–¿Qué médidas se pueden tomar para aprovechar el precio de
la soja en favor del proceso de industrialización? ¿Hay que ajustar los
controles estatales?
–A través del régimen de retenciones hay una fuente de ingresos
fiscales que surge de la diferencia de precios que hay en nuestro país
en los costos de la industria y el agro. Las retenciones no son un
impuesto, es un tipo de cambio diferencial teniendo en cuenta que los
costos argentinos son distintos a los costos internacionales. De todas
maneras, eso genera una fuente de recursos importantes. De ahí lo que
decía antes, hay que gastar menos en subsidios y más en infraestructura,
políticas sociales, hay que manejar con cuidado el nivel del gasto
público, que no es exagerado, pero es un problema de la calidad del
gasto.
–¿La inversión en infraestructura se puede financiar a partir del Banco del Sur?
–No, para nosotros y para Brasil es un aporte marginal. El Banco
del Sur va a servir para apoyar a Paraguay, a Uruguay, a Bolivia, los
países con menor desarrollo. Los dos principales países de América del
Sur no pueden esperar encontrar ahí ninguna fuente de financiamiento a
menos que vengan fondos de otra zona. Con recursos propios de la región,
no. Brasil usará su ahorro, nosotros el nuestro. Lo que tenemos que
hacer es evitar la fuga de capital y reciclar el ahorro que se dolarice
en el circuito productivo argentino.
–¿Es necesario el endeudamiento externo para inversión en infraestructura?
–No, el camino del endeudamiento es el camino de la crisis. Lo
primero que tenemos que hacer es evitar la fuga de capitales y con las
cuentas públicas en orden y el balance de pagos equilibrado, si vienen
recursos del exterior complementarios, mejor. No hay que hacer descansar
la estrategia de financiamiento en el crédito externo.
–¿Los resultados electorales impactarán en la política económica del gobierno?
–Las elecciones son un hecho revelador de la fortaleza de la
democracia argentina. El pueblo elige y esto es un paso fundamental. La
vigencia de la democracia.La gente espera muchas cosas y este es el
desafío de la democracia. Es una oportunidad para que se escuche la
opinión del congreso y de la sociedad civil para abordar la agenda
compuesta por los temas de los que hablamos en un país que ha demostrado
que tiene recursos para salir adelante por sus propios medios y ya no
está sujeto a las condiciones de afuera.
Las operaciones neoliberales en brasil
El cierre del seminario en el que participaron las autoridades
económicas del gobierno nacional y expositores internacionales estuvo a
su cargo ya que fue el último panelista. Su ponencia versó sobre "El
Carácter Estratégico de la Relaciones Argentina y Brasil" donde ratificó
la necesidad de "promover la creación de cadenas de valor a nivel
continental" capaces de explotar las potenciales complementariedades de
ambas economías. Tiempo Argentino lo consultó sobre los rumores que
cuestionaban la unidad del Mercosur.
–Algunos medios publicaron la noticia de que Brasil estaría
explorando la posibilidad de hacer un tratado de libre comercio
unilateral con la Unión Europea por fuera del Mercosur.
–Es una versión, yo también la leí. No parecería coincidente con lo
que es la política brasileña que privilegia la relación sudamericana.
Me parece poco creíble. Esto no quiere decir que no existan sectores en
Brasil, de posición neoliberal, que apunten en ese sentido, pero no creo
que sea la posición del actual gobierno brasileño. Hay un planteo
estratégico respecto de los países desarrollados (que me parece
correcto) de mantener la defensa de las políticas industriales y no
entrar en concesiones arancelarias entre otras que terminan sacrificando
el desarrollo industrial. Pero esto también implica tener políticas
competitivas, tener un planteo frente a China, que es un competidor muy
fuerte porque vende manufacturas a muy bajo precio. Tenemos una serie de
desafíos en cuanto al acomodamiento en el sistema global que en la
medida en que podamos trabajarlo juntos lo vamos a resolver mejor.
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