Por Luis Bruschtein
“Estoy dispuesta a aguantar lo que venga”, fue una frase que pivoteó entre el escenario y el público que estaba en Rosario y el que seguía el acto por televisión. La frase condensa una idea que seguramente será el eje de esta campaña y de la próxima. La Presidenta está diciendo que confronta con poderes corporativos que obstaculizan la democracia. En su relato histórico, esos poderes o similares fueron los que se opusieron en cada momento al progreso, a la democratización, a la Justicia.
En la frase que se señala al comienzo, la Presidenta está diciendo que va a resistir, que el movimiento nacional y popular resiste a una ofensiva. Como telón de fondo está el fallo de la Corte que acaba de declarar inconstitucional la elección popular de consejeros de la Magistratura. Y como telón de fondo de ese fallo de la Corte, está otro fallo inminente sobre la ley de medios. En realidad ese fallo vendría a ser la madre del borrego, porque el malestar en la Justicia eclosiona a partir de una cautelar que detuvo más de tres años una ley que fue aprobada en el Congreso, después de una extendida discusión en la sociedad y en el Parlamento. Una ley que no sólo fue votada por el oficialismo, sino que también tuvo el voto de varios sectores de la oposición. Y una ley cuya postergación o eventual rechazo favorece y favorecería a una gran corporación multimediática.
De todos modos, el escenario que plantea la Presidenta y el kirchnerismo en general para las elecciones es opuesto al de “Ella o vos” del denarvaísmo. El kirchnerismo dice “vos sos ella”. “Ella” es ahora la presidenta Cristina Fernández y mañana genéricamente será el movimiento nacional y popular. Está diciendo que todo lo que se consiguió se puede perder. Para mantener trabajo, Asignación Universal por Hijo, jubilaciones móviles, planes de vivienda, entrega de netbooks en las escuelas, matrimonio igualitario, YPF y todos los beneficios que se han obtenido estos años, hay que fortalecer a la Presidenta ante los embates que se vienen.
Lo que la Presidenta anuncia no está lejos de la verdad en cuanto a que la ofensiva para debilitar al Gobierno arreciará después de las elecciones de medio término. Son estrategias previsibles de la oposición y de los intereses que se oponen al Gobierno. Cuanto menos votos obtenga el oficialismo, más vulnerable será frente a estos ataques. La oposición ha criticado todo. El oficialismo dice entonces para la Victoria, el peronismo, el movimiento nacional y popular, como se le llame, sale debilitado en estas elecciones y si llegase a perder las de 2015, entonces se perderán todos los beneficios económicos, sociales y culturales que se han alcanzado.
La oposición forzó y sacó de contexto frases provenientes del kirchnerismo y le asignó una consigna que usa como cuco electoral: “Vienen por todo”. La Presidenta dijo lo mismo de la oposición. “Todo lo que se logró está en peligro.” Dijo que va a “aguantar” y quedó implícito el llamado a toda la sociedad para que la sostenga en ese aguante. Es una convocatoria en general, pero también para estas elecciones.
Son dos ejes. Por un lado, el discurso presidencial quiere dejar en claro que el Gobierno tiene la bandera de la democracia, de avanzar sobre los bolsones de autoritarismo que han ido quedando en un país como la Argentina que tiene una larga tradición autoritaria y represiva.
El otro eje es defender lo que se consiguió. Es una consigna que se apoya en lo caminado por la misma oposición. Hay un núcleo duro opositor, muy fogoneado por los grandes medios de comunicación, que exige oponerse a todo lo que venga del oficialismo. No discierne. Cualquier cosa que se apoye, fortalecerá al Gobierno. Esa presión por oponerse a todo arrastra, la mayoría de las veces, a toda la oposición. La sociedad percibe esta actitud como un rasgo sobresaliente de la oposición. Y sobre esa percepción, la Presidenta lanza su convocatoria: ha llegado la hora de que los que se beneficiaron con trabajo, jubilación, asignaciones, viviendas, educación, justicia y demás logros defiendan lo que obtuvieron. El escenario planteado es que esos logros, que siempre han sido negados o relativizados por la oposición, ahora están en peligro real si gana la oposición y la última palabra, el hecho decisivo, estará en las urnas de agosto, en las de octubre y en las del 2015.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-222786-2013-06-21.html
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