Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 23 de Febrero de 2011
Por Hernán Brienza
Por Hernán Brienza
Periodista, escritor y politólogo.
Cuál es la principal diferencia entre el viernes 11 de febrero –cuando la justicia detuvo a Gerónimo “Momo” Venegas– y el día de ayer en el que fue apresado José Pedraza, el líder sindical de la Unión Ferroviaria? Un dato que cambia el escenario político: no hubo cimbronazo en el mundo sindical ni tampoco la CGT emitió un comunicado contradictorio sobre la situación. ¿Por qué razón? “Pedraza no es Venegas”, señalan quienes conocen el mapeo sindical y agregan incluso que la “calidad del delito” es diferente, es decir, que un supuesto hecho de corrupción no es comparable con el asesinato de un militante, sea del partido y la ideología que sea. Esto responde a una decisión tomada en los últimos años por parte de los principales líderes sindicales, y que consiste en que las internas ya no se dirimen de manera fáctica, en intentar que la violencia directa forme parte del pasado. En esa nueva situación, el crimen de Ferreyra por parte de las “fuerzas de choque” de Pedraza rompe las reglas de juego planteadas por un sindicalismo que, de la mano de Hugo Moyano, entre otros, intenta reconciliar al movimiento obrero organizado con una buena parte de la sociedad. Pero, además, el jefe de los ferroviarios responde directamente al modelo de los “Gordos” ligados al menemismo residual a través de Eduardo Duhalde. Es decir, a lo más rancio de la alianza de los ’90. Pedraza era un hombre del Grupo de los 25, que liderados por Saúl Ubaldini, le hicieron frente a la dictadura militar cuando gran parte de la sociedad callaba. Sin embargo fue uno de los primeros en “pasarse” gustoso al menemismo y apoyar la política de privatizaciones y desguace de los ferrocarriles, que hasta ese momento habían sido un bastión del nacionalismo sindical peronista. Participó Pedraza, además, de la obscenidad de la riqueza menemista, en el plan de flexibilización y pauperización de las condiciones laborales de sus propios representados. Es por eso que no sorprende que una de las cooperativas de los trabajadores tercerizados tenga vínculos con la Unión Ferroviaria. Es un fiel representante del modelo sindical “colaboracionista” con las políticas neoliberales. Ni el Momo Venegas se animó a tanto en aquellos años. Y claro, siempre estuvo en las antípodas del MTA fundado por Moyano en los ’90 para intentar contener el avance de la flexibilización laboral. Por eso, para leer bien lo que ocurre en estos días en el mundo del movimiento obrero organizado, hay que separar la cizaña del trigo.
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