Me resulta tan incómodo ser oficialista. Lo juro. Incluso, sabiendo las limitaciones, los caraduras, los chantas, los negociados, aún así, la Presidenta no para de sorprenderme, de llevar mi agenda. Cuánta soberbia hay en decir que lleva mi, mi agenda, pero en la intimidad, cuando me ducho y pienso, lo razono así. Es la agenda que quise durante muchos años.
Supongo que este malestar psíquico es lo que me lleva de renuncia en renuncia. No importa, eso es cosa mía. Yo no pedí nacer así.
Pero, una mirada histórica, y sí que leído muchas corrientes históricas, me hace situar, quedarme acá. Ser ésto. Aún con las demasías, o sobretodo por las demasías, los exabruptos, las querellas que vienen, sí, de lejos. Hay algo, también, insondable: comprender cabalmente que los procesos históricos son contradictorios, complejos, grises, con alguna opacidad, pero también que no te dan tiempo, que la vertiginosidad te lleva aunque no quieras, y yo sí quiero, a estar parado en alguna vereda. Las cosas no son exactamente, nunca. Pero, aún así: a veces la eficacia política cotidiana lleva a esas dicotomías. Yo he criticado eso. Que padezco. Cotidianamente. En la cola del supermercado, adónde no voy, nunca, pero queda bien, todo boludo dice que escucha sus saberes sobre el INDEC o el monetarismo, sobre el posmodernismo o la estrategia en defensa, sobre la documentación de inmigrantes o cómo hacer para que no se corte la mayonesa que hacía mi abuela, sobre todo, pero sobretodo saberes vacuos, inmortalizados, martirizados, no recuerdo a qué iba. A qué iba? A veces voy por la costanera, caminando, tarareando una canción. Hago una especie de paso de baile. Me rasco la nuca, fumo un cigarrillo. Hay amigos que dejaron de ser amigos, o no, más bien, se acabaron los temas para conversar, evitamos la pelea, qué se yo. El caso es que el kirchnerismo nos partió al medio. A viejos adversarios los saludo con un abrazo. Me meto en internas, puteo bajito. Se prohíbe, los domingos en Paraná, hablar de política. Aunque mi vieja, ahora, está con Cristina. Mi abuela añora a Onganía, mi hermano saltó del PO al kirchnerismo, nos reímos todos de Martín Redrado. Pero, no desde ahora. Desde hace un tiempo, bastante largo. Unos 15 años.
Otro hermano, el que más lee este blog, votó en el 2007 a Pino Solanas. Y yo lo gastaba. Hoy está afiliado al partido justicialista. Cuánto, por nosotros, por mí, hizo la asonada rural. Cuánto. Esa madrugada que volví a casa, mi pequeña me vio llorando, Cobos nos cagó. El país retrocedía 100 años. Puse todo lo que podía, mi abuela, semanas atrás, se había largado a llorar, por primera vez en mis 30 años, ni cuando murió mi abuelo, para decirme que no podía estar "en contra del campo, el campo nos dio todo, te dio todo". Y era cierto. Del modo en que mi abuela razona, era cierto. Un amigo casi me tira la mesa del bar en Paraná por la cabeza. No me asustan las peleas, al contrario, sino las tengo las busco, pero eso me dolió. Era un buen amigo. De años. Y sin embargo, las cosas se clarificaron, se hicieron visibles, incomodaron a todos, o a casi todos, pero más que nada a los que importan. Me causa gracia invertir los argumentos de "a vos por que te pagan" que me achacan, me achacaban más antes, cuando estaba sólo, y sin trabajo, en los días turbios. Pero sé que no es así, hay razones ideológicas en las gentes de derechas, pero también, en las de izquierdas. Y hay malestares psíquicos que entiendo. Viejos zorros del peronismo, viejos amigos, los entiendo. No sé adónde va todo esto. Capaz que a decir, y no es que ahora se me ocurra, pero hay días sensibles donde pensar ésto me agrada, loco, esta mina, la Presidenta, va a pasar a la historia, con faldas y huevos, va a triturar historias personales, cuantos, ya lo vemos ahora (en notables periodistas) darán vuelta las cosas, mentirán sus biografías, chamuyarán, sin pedir disculpas ni autocríticas, y está bien, todos lo hacemos, pero esta densidad, esta carga, esta mochila histórica, que vamos a cargar con alegría, que vas a cargar con desazón, esta mochila. Quisiera que algunas personas hubieran llegado a sentirla. La vida y la muerte son así.
Las 6 de la mañana. Me quedé dormido y me levanté. En las páginas de la historia se va a hablar, en un apartado, lo sé, de varios amigos míos: de esos con los que nos juntamos a la vera del río de la plata, a comer choripanes, cuando estábamos derrotados. Ahí hay un pedacito de la historia, de la resistencia. Un germen, un semillero, una infección cultural, ese pus que de cuando en cuándo le sale a la clase media e interpela. Cómo interpela. Cuánta alegría siento al ser parte de eso. Nos han humillado, nos han dicho barbaridades, carecemos de prestigio, los nuestros nos denostaban, y aún así. Van a pasar a la historia, ya lo hicieron, los rabiosos blogger K, alguien escribirá más adelante la verdad de las cosas. Yo cuento la mía. Bah, ya está escrita. Le ha importado a un puñado de personas durante algunos años. La saben mis amigos, mi familia, mis ex novias. Va a ser una partecita, creo, del pedacito de historia que hemos hecho. Sin proponérnoslo. Qué palabra complicada, y creo que puse mal el acento. Sin que nos lo propongamos (rebusque que huye de la línea roja del word, pero queda horrible, sabelo, word, te odiamos) acá estamos, y soy parte. Me encanta. Me da orgullo. La historia no tendrá espacio para los que nos denostaron, pero quienes hacen, como yo, del resentimiento una profesión (yo no soy periodista, soy resentido) no te vamos a dejar pasar lo que dijiste, sin costo.
Van muriendo las computadoras en las que fui escribiendo, hay algunos cuadernos, las cosas que borré, las que no publiqué, las que exageré, las que mentí, las que inventé. Volverán los amigos, se casarán las ex novias, vendrán otros dolores y otras ilusiones, porque ahora tenemos un optimismo histórico, nos criticarán los que hoy están en una cuna escuchando canciones, pero, ya lo hicimos. Los blogger K. Fui, aunque malo, en algún tiempo, un escritor, fui, aunque disolvente como un detergente, un militante, fui un periodista, en mis años cuerdos, peleando a la contra, y después de todo, me gusta la identidad más denostada, la más dura, la más menos, esta poca cosa, género que la historia, lo sé, consagrará en una nota a pie de página, pero vos, largo idiota, vas a querer siempre cambiar tu biografía. A mí no me pasa.
Y es que recién empiezo.
Porque esto, fijate, recién empieza.
La historia que el futuro escribirá. La que hoy es otra historia, porque la historia la escriben los que ganan.
Y cómo renegar, je, de ser un bloguero K si gracias a eso, esta noche, salgo con Agustina.
Bien vale una denuncia penal. Y soportar a la comisión de libertad de expresión.
Publicado en :
http://lucascarrasco.blogspot.com/2010/09/blogger-k.html
La historia que el futuro escribirá. La que hoy es otra historia, porque la historia la escriben los que ganan.
Y cómo renegar, je, de ser un bloguero K si gracias a eso, esta noche, salgo con Agustina.
Bien vale una denuncia penal. Y soportar a la comisión de libertad de expresión.
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