Entiendo que hay muchos revolucionarios utópicos que creen que con voluntarismo, se superan las dificultades concretas del ejercicio del poder, que además no se obtiene sólo por las urnas, sino que se construye en cada paso que se decide en lo táctico, si la decisión del camino estratégico es la correcta, para poder sacudir el andamiaje colonial dependiente del Estado, construido por décadas, al servicio de intereses foráneos.
Es la decisión entre la “evolución” de la conciencia colectiva del pueblo, en la construcción de nuevos paradigmas solidarios, derrotando al neoliberalismo cultural y al dominio económico social, de los factores hegemónicos del poder.
El otro camino es la revolución que sacude las estructuras en corto tiempo, provoca grandes cambios estructurales, e impone un nuevo orden a partir de entonces, conduciendo la construcción de nuevos paradigmas en el seno del pueblo.
Si la decisión revolucionaria es despegada de las conciencias colectivas del pueblo, se convierte en una aventura, que pone en juego la continuidad misma de los espacios de Gobierno, obtenidos democráticamente, si es que la conducción considera, que es imposible de obtener márgenes de soberanía en las decisiones, en los estrechos espacios de decisión que deja el Estado colonial, es otro mapa diferente.
Otro escenario es la articulación paulatina de nuevas alianzas, que permitan aislar las estructuras del coloniaje de adhesiones pasadas, sectores indiferentes a los temas soberanos, donde el negocio es lo importante, donde el lucro domina por sobre cualquier otra consideración, que es el terreno donde adquiere poder el enemigo, de espaldas al conocimiento popular, que va naturalizando situaciones de privilegio. En ese proceso termina suicidando el pueblo, sus propios derechos cuando vota, por haber sido avasallado culturalmente por el neoliberalismo.
Como se observa no es fácil la decisión de avanzar en uno u otro sentido, porque en política se trata de obtener lo máximo posible, al menor costo social y político posible, ya que se trata del pueblo y del dolor social emergente a determinadas políticas de Estado.
Uno u otro camino determinan, la construcción de la conciencia colectiva del pueblo, en la batalla cultural necesaria, que debe evaluarse a cada instante al momento de la decisión, para medir el acompañamiento popular, que pueda avalar, movilizando y acompañando al Gobierno.
Los tiempos militantes son biológicos, por lo cual todos aquellos que sueñan con la revolución en vida, son frustrados en sus aspiraciones, si predominan los tiempos históricos, que son los del pueblo, siempre más lentos, pero más sólidos, porque construyen la historia y determinan los nuevos paradigmas.
Esto interrogantes en éste tiempo, son indispensables para no consolidar nuestras propias percepciones, sin intentar pensar ni comprender, que puedan haber nuevas interpretaciones de la realidad a nuestras propias y pétreas verdades.
Los jóvenes nos sorprenden y nos enseñan cada día, miradas diferentes a las nuestras, que intentamos sintetizar en otros aspectos de la vida cotidiana, pero nos aferramos a la idea consolidada de nosotros mismos, cuando de política se trata.
Ejemplo de esto es la ocupación del espacio simbólico en nuestros jóvenes de las figuras de Néstor y Cristina, que para ellos constituyen la esencia de su experiencia más rica, de transformación social vivida. Sin embargo esos mismos jóvenes siguen entonando la marcha peronista, se emocionan con las historias de la Resistencia, las luchas, los mártires y nos ven a los dinosaurios militantes, como íconos de aquellas batallas.
Nada es totalizador, ni la historia que nosotros contamos cargadas de subjetividades, ni la percepción de los jóvenes como verdades reveladas. Ninguna sale de un quirófano estéril, sino de historias y construcciones sociales que determinan conductas individuales y colectivas.
Por esa razón la vieja frase de Perón, que figuraba en los frontispicios griegos: “todo a su medida y armoniosamente”, no significaba echarle agua a los fuegos sagrados de la militancia juvenil, sino guiarlos hacia una revolución posible y en paz, recuperada la democracia, donde la tarea de reconstrucción era más importante que la lucha por los espacios de poder interno, si es que el compromiso es primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres.
Claro que no sólo estos preceptos se olvidan, incluso por algunos viejos militantes que entonan la marcha expresando, “combatiendo al capital”, pero a la hora de las decisiones se llenan de dudas o proceden en contrario. Algunos pocos viejos militantes que con soberbia y rencor, estigmatizan todo compañero más joven por el sólo hecho de medir supuestas purezas doctrinarias, sin tomar en cuenta una de la 20 verdades peronistas: “quien ataca a otro compañero o a dejado de serlo o trabaja para el enemigo”.
Entonces las teorías revolucionarias que están muy bien en el llano militante, porque son movilizadoras, llenan de utopías y esperanzas dando una razón por la cual luchar en un marco estratégico, no siempre encuentra correlato en la cotidianeidad del manejo del Gobierno, ni en la relación de fuerzas actual, para la toma de decisiones.
Eso de ninguna manera significa sacrificar el pensamiento crítico necesario a toda conducta militante, porque la otra desviación consiste en ser servil y obsecuente a cualquier decisión, porque se forma parte de un equipo. El único límite al pensamiento crítico, es no darle instrumentos al enemigo para aumentar su capacidad de ataque.
Entonces construir un proceso de Liberación Nacional y Social de nuestra Patria, en el marco de la Patria Matria Grande, implica el despliegue de inteligencia política, comprensión geopolítica diaria, relación de fuerzas, tiempos y espacios construidos y valorados en el seno del pueblo, construyendo Comunidad Organizada, que permita a las organizaciones libres del pueblo, sindicales , sociales, políticas contar con esa conciencia colectiva, que respalde el hecho revolucionario de cambiar de raíz el Estado del coloniaje, por un Estado al servicio del pueblo, con justicia social, independencia económica y soberanía política.
por JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
www.lapatriestaprimero.org
CABA, 26 de febrero de 2021
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