En nuestro país el estudio de la economía está dominado
por el neoliberalismo, que presenta su teoría económica no como eso, como una
teoría entre tantas, sino como “la” economía, y lo que es peor aún, como las
“Ciencias” económicas. Los neoliberales, auténticos talibanes del pensamiento
económico, separan a las economía de sus disciplinas hermanas, las “ciencias”
sociales, y la ubican más cerca de las ciencias exactas.
Esta particular visión del mundo económico que tienen los
neoliberales deja de lado no sólo la concreta existencia de una multiplicidad
de teorías económicas, sino el estudio de la experiencias históricas concretas
de aquellos países que ya alcanzaron el desarrollo, que de ninguna manera son
homogéneas.
Es común escuchar a economistas neoliberales ponderar
la experiencia de los llamados “Tigres asiáticos”, y ponerlos como modelo de lo
que se debería hacer para alcanzar idéntico resultado. Habría que arrancar
diciendo que dichos felinos no lograron el desarrollo haciendo lo que nuestros
gurúes del dios Mercado pregonan.
Uno de los casos más mentados de éxito económico
explosivo en la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI es el de Korea
del Sur.
Uno debería marcar, en primer lugar, que a países como
Korea del Sur, Japón o Alemania, se les permitió mantener un alto perfil
industrial y tecnológico porque defendían una frontera caliente del imperio
norteamericano durante la Guerra Fría. Pero, más allá de esa circunstancia,
deberíamos analizar qué tipos de políticas les permitieron alcanzar el
desarrollo.
Nos dice Julián Varsavsky en una nota publicada por
Página 12 (1) hace unos años: “La retórica del ‘milagro coreano’
continúa con una catarata de datos: entre 1963 y 1995 el PIB se multiplicó por
12; entre los años 1982 a 1997 la producción industrial aumentó 450 por ciento.
Y en 30 años pasaron de ser un país agrario, a una potencia industrial que es
la segunda constructora naval del mundo, la tercera en electrónica, la quinta
en automóviles y la sexta en siderurgia” (1). El autor señala luego que esos
análisis excluyen el alto nivel de explotación laboral y la espantosa tasa de
suicidios de la sociedad coreana, las condiciones políticas en las que se
lograron esos resultados (una dictadura militar muy represiva), y lo que
señalábamos antes, la posición estratégica dentro del conflicto global con el
mundo comunista.
“El otro
factor determinante en el tipo de relación económica con Estados Unidos fue el
hecho de que Corea del Sur no es rica en reservas energéticas ni commodities
que despertaran el interés extractivo de las trasnacionales: esto hizo que los
norteamericanos les permitiesen cierto desarrollo económico independiente” (1),
nos dice Varsavsky.
En lo que respecta a las políticas concretas que desarrollaron los coreanos DEL
SUR durante estos años, se parecen mucho más a las que impulsó el primer
peronismo que a los delirios de libre
mercado de los neoliberales:
“Las
políticas de planificación surcoreana fueron lo opuesto, en varios aspectos, a
la teoría neoliberal promovida hasta hoy por el Banco Mundial, con el cual
Corea del Sur no se endeudó durante su despegue. Tampoco recurrieron a
inversión extranjera. Se hizo una reforma agraria con expropiación sin
indemnización de latifundios japoneses –los coreanos sí recibieron pago–, lo
cual contrarrestó el reclamo de los comunistas sureños, que eran populares después
de la guerra y fueron exterminados.
La tierra se repartió en pequeñas parcelas y el Estado exigía a los campesinos
venderle parte de la producción a precio bajo –dejándolos en la pobreza–, otra
intervención estatal apartada de la idea de una ‘mano invisible’ del mercado.
Para impulsar el desarrollo, se aplicó una política de industrialización por
sustitución de importaciones, cerrando el ingreso al país de toda clase de
productos extranjeros, salvo materias primas. El general Park nacionalizó el
sistema financiero para engrosar el poderoso brazo estatal, cuya intervención
en la economía fue a través de planes quinquenales: 1) Entre 1962 y 1966 se
impulsó el desarrollo energético, textil y cementero. 2) Entre 1967 y 1971 se
enfocaron en fibras sintéticas, petroquímica y equipos eléctricos. 3) Entre
1972 y 1976 se hizo eje en siderurgia, transporte, electrodomésticos y
construcción naval.”(1)
Por supuesto
que una vez alcanzado el desarrollo, los surcoreanos impulsan hoy medidas de
libre mercado. Las medidas que impulsan los neoliberales sirven para países
desarrollados. Nunca nadie se ha desarrollado llevando adelante esas políticas.
Ha Joon
Chang es seguramente el más prestigioso economista contemporáneo de Corea del
Sur. Es profesor de la Universidad de Cambridge y fue declarado en 2014 por la
revista Time “una de las diez personas más influyentes del mundo”.
En su libro
“Economía para el 99% de la población” (2) el economista surcoreano señala que
los economistas neoliberales afirman que la economía puede explicarlo casi
todo, cuando en realidad “ha fracasado
estrepitosamente en lo que la mayoría de los no economistas consideran su tarea
principal, es decir, explicar la actividad económica” (3).
Y concluye
que “la economía parece sufrir un serio caso de megalomanía: ¿Cómo podría una
disciplina que ni siquiera puede explicar su propia área pretender explicarlo
(casi) todo?” (4).
Chang nos
marca la existencia de 9 teorías económicas distintas (5), y critica duramente
a los que analizan desde una sola de ellas, ya que: “dan por sentado que existe
una sola manera correcta de ‘hacer economía’; es decir, el enfoque neoclásico.
Los peores exponentes ni siquiera se toman el trabajo de informar a sus
lectores de que existen otras escuelas de economía además de la neoclásica”,
pese a que “existen muchas maneras diferentes de hacer economía, cada una de
ellas con sus énfasis, sus puntos ciegos, sus fortalezas y sus debilidades” (6)
por lo que recomienda siempre tomar en simultáneo dos o tres de esas teorías
económicas, teniendo en cuenta cuáles son sus fortalezas y qué problemas
concretos se pretende resolver.
Ha-Joon analiza
pormenorizadamente el desarrollo capitalista en distintos países y épocas, y
enfatiza que el esquema creado en la posguerra a partir del sistema de Bretton
Woods y la emergencia de organismo como el FMI y el Banco Mundial ralentizó el
crecimiento de los países desarrollados y e interrumpió la “revolución
industrial en el Tercer Mundo” (7).
Y concluye
señalando que en la etapa de predominio de las ideas clásicas primero y
neoclásicas después, “Chile fue el único país que prosperó bajo las políticas
neoliberales de las décadas de 1980 y 1990, pero a expensas de un considerable
costo humano bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1974-1990).
Todas las
otras historias de éxito en este período fueron naciones que usaron ampliamente
la intervención estatal y que sólo liberalizaron gradualmente su economía. Los
mejores ejemplos fueron Japón, los ‘tigres’ (o ‘dragones’, según cuál sea su
animal predilecto) del Sudeste Asiático (Corea del Sur, Taiwan y Singapur) y,
cada vez más, China” (8).
En definitiva, lo que queda claro es que
aquellos que nos dicen que hay que hacer esto o aquello porque es lo que se
hace “en todas partes del mundo” conocen poco del mundo, y, sobre todo, de su
historia.
Adrián
Corbella
15-02-21
NOTAS:
(1): Julián
Varsavsky: “Corea del Sur no es un milagro”
https://www.pagina12.com.ar/104906-corea-del-sur-no-es-un-milagro
(2): HA-JOON
CHANG: “Economía para el 99% de la población”, Editorial Debate, Buenos Aires, 2015
(3): Ha-Joon
Chang, op.cit., pag.30
(4): Ha-Joon
Chang, op.cit., pag.31
(5):
Clásica, neoclásica, marxista, desarrollista, austríaca, schumpeteriana,
keynesiana, institucionalista y conductista (ver páginas 155 a 158 del libro de
Ha-Joon Chang antes citado)
(6): Ha-Joon
Chang, op.cit., pag.38
(7): Ha-Joon
Chang, op.cit., pag.94
(8): Ha-Joon
Chang, op.cit., pag.95
1 comentario:
Una cosita que creo que faltó, los "permisos" para el desarrollo surcoreano no fueron precisamente un logro liberal sino EL hijo de la necesidad de armar algo opuesto a Corea del Norte, que carga el poco difundido pecado de haber DERROTADO al Tío sam y su aparato militar en la guerra de 1950/53 y que aún hoy los tienen con el tujes en ebullición, pobres... deben sufrir el sindrome de abstinencia de invasión...
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