Por Alfredo Silletta.
Desde que el presidente Mauricio Macri asumió el gobierno nacional su cantinela electoral sobre que era un hombre de “diálogo” paso a un segundo plano y el rencor hacia el gobierno anterior se hizo presente.
El gobierno de Cambiemos, acompañado por los medios hegemónicos y parte del partido judicial, comenzó un ataque feroz contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en diciembre de 2015, luego fue por Daniel Scioli y ahora va por la intendenta Verónica Magario, al correr la versión que podría estar en las listas del peronismo de la provincia de Buenos Aires.
Hace un par de semanas atrás, el Papa Francisco afirmaba: “Al miedo se lo alimenta, se lo manipula… El miedo nos debilita, nos desequilibra, destruye nuestras defensas psicológicas y espirituales, nos anestesia frente al sufrimiento ajeno y al final nos hace crueles. Cuando escuchamos que se festeja la muerte de un joven que tal vez erró el camino, cuando vemos que se prefiere la guerra a la paz, cuando vemos que se generaliza la xenofobia, cuando constatamos que ganan terreno las propuestas intolerantes; detrás de esa crueldad que parece masificarse está el frío aliento del miedo… la brecha entre los pueblos y nuestras formas actuales de democracia se agranda cada vez más como consecuencia del enorme poder de los grupos económicos y mediáticos que parecieran dominarlas”.
Desde hace un año y medio hay un ataque brutal contra Cristina. Claudio Bonadio inventó la causa de “dólar futuro”, del cual fue procesaba y enviada a juicio oral. Luego el mismo juez armó la causa de Los Sauces y procesó por asociación ilícita a la ex presidenta y sus dos hijos con la excusa que el día que Néstor Kirchner ganó las elecciones en el año 2003 lo hizo para delinquir. Hay que recordar que Florencia tenía sólo 12 años, pero Bonadio no dudo en procesarla. Otra de las causas, esta vez a cargo de Julián Ercolini es Hotesur, también sobre enriquecimiento ilícito. Una última causa es la Ruta del dinero K donde es investigado Lázaro Báez, amigo de Néstor Kirchner.
El gobierno y el grupo Clarín estaban convencidos que con todas estas denuncias la figura política de Cristina Kirchner iba a desaparecer del mapa político argentino. Sucedió todo lo contrario: hoy es la figura que más mide en la provincia de Buenos Aires.
Después de la ex mandataria fueron por Daniel Scioli, otro de los dirigentes que mejor mide en la provincia de Buenos Aires y que mantiene su alianza con Cristina. Hay que recordar que durante sus ocho años de gestión no tuvo denuncias, además el Tribunal de Cuentas de la provincia siempre estuvo controlado por la oposición radical. De la mano de Carrió comenzaron una serie de denuncias sobre enriquecimiento ilícito para el ex gobernador y su jefe de Gabinete, Alberto Pérez.
La consigna de Cambiemos es simple: “hay que sacar de la cancha a quienes nos pueden enfrentar”. En las últimas horas empezó a circular el nombre de la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, para las listas legislativas de octubre y se acrecentaron las críticas. El diario La Nación públicó como título principal “Quién es Verónica Magario, la intendenta de La Matanza que ploteó los patrulleros con su nombre”. En la nota se afirma que la intendenta es “hija del ex tesorero de Montoneros, Raúl Magario” y sin respiro afirma el diario de Los Mitre: “sucesora de otro ex barón del conurbano, Fernando Espinoza”. Magario respondió a ese mismo medio que su padre fue “militante de esa época, nací en una cuna peronista y me enseñó a vivir con hija de un militante”.
La intendenta, que no recibe ningún tipo de ayuda del gobierno que comanda Maria Eugenia Vidal, compró 40 patrulleros y los ploteó con su nombre. Ritondo salió a cuestionar la medida. El problema no es plotear un vehículo, el problema es que Ritondo compra patrulleros sólo para los municipios amigos.
Cambiemos está decidido a continuar con la política del miedo hacia los dirigentes del peronismo. La grieta entre los argentinos existe. El problema no es Cristina, ni Scioli, ni Magario. El problema son las políticas de ajuste y miseria contra un proyecto de inclusión de derechos.
En el establishment necesitan ganar en octubre. Una derrota del oficialismo les quita chance para las presidenciales de 2019. Y lo más importante: institucionalizar el ajuste que implicará recortar leyes laborales, vender empresas como Aerolíneas o YPF y seguir endeudando el país.
Publicado en:
http://info135.com.ar/2017/04/18/macri-y-la-politica-de-terror-fueron-por-cristina-despues-por-scioli-ahora-por-magario/
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