Transcurrido casi un año y medio de gobierno macrista-radical, sólo un recién llegado de otro planeta, puede creer en las promesas a futuro de este gobierno. Porque quienes están detrás de la destrucción de la industria nacional, de la entrega del patrimonio de los argentinos, quienes se benefician con el endeudamiento y la fuga de capitales, con el cierre de empresas y el desempleo creciente y la violación sistemática de la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales y las leyes debatidas y votadas por amplias mayorías del Congreso Nacional, tienen muy claro sus objetivos.
1) Insertar a nuestro país como un peón en el ajedrez internacional que juegan potencias extranjeras, y que en la década del 90 por subordinarnos a esos mismos poderes, los argentinos pagamos con dos atentados terroristas nunca esclarecidos.No nos olvidemos que los sectores que hoy manejan el gobierno son los mismos que desde 1955 para acá propiciaron todos y cada uno de los golpes contra la democracia y el orden constitucional. Una Constitución hecha a la medida de la sociedad de 1853 y los valores fisiocráticos de moda en aquellos años, que aún cuando defiende más la propiedad privada que la vida de las personas, aún así, no les alcanza.
2) Encolumnar a nuestro país en la nueva división internacional del trabajo. Para lo cual se debe precarizar las relaciones de trabajo, eliminar la sindicalización de los trabajadores, o conseguir dirigentes gremiales que traicionen a sus sindicatos y a los trabajadores que representan. Es lamentable, pero nuestra historia guarda muchos ejemplos. Algunos muy recientes. No solamente de gremialistas, sino de políticos, periodistas y comunicadores varios.
3) Debilitar o eliminar toda forma de conciencia y organización popular que resista esta política de entrega. Para lo cual los medios hegemónicos, que hoy fungen como un “plan cóndor comunicacional”, despliegan en nuestra América una estrategia propagandística que pone el acento en lo que podríamos denominar “plan de distracción hacia el consumo de entretenimiento vacío de sustancia”. Pues el objetivo no es la sana diversión que todos necesitamos, sino el aturdimiento mental para “olvidarnos” de una realidad que nos lastima de diferentes formas según nuestra pertenencia social.
4) Estigmatizar el compromiso social y la participación en política. Toda vez que tratan de convencernos que las acciones que lleva a cabo el gobierno desde cada uno de sus ministerios, secretarías y dependencias oficiales “no es política”.
5) Convencernos que el presidente y sus funcionarios “se equivocan”, cuando una medida es ampliamente resistida y “corrigen el rumbo” para luego con varias operaciones políticas contra funcionarios del anterior gobierno, especialmente la presidenta mandato cumplido Cristina Fernández de Kirchner, tratan de distraernos para volver a la carga con las medidas resistidas “pero mejoradas”. Muchas veces socorridos por los dirigentes que “aportan a la gobernabilidad” y “no ponen palos en la rueda”.
6) Preparando de manera creciente la represión a toda manifestación popular que se oponga a las medidas anti democráticas, inconstitucionales y arbitrarias que toma este gobierno clasista. Porque como titularon una tira del monopolio mediático “Los ricos no piden permiso”. A eso están acostumbrados.
No me olvido que la Constitución fue reformada en 1994, pero sólo fue el fruto de un acuerdo entre Raúl Alfonsín y Carlos Menem, para posibilitar la reelección de este último, y que los radicales pudieran sumar un Senador más en las provincias. Más alguna otra incorporación pertinente y necesaria.
Un dato: ninguno de los Convencionales reunidos entonces, levantó la voz en defensa de la Constitución de 1949 que fue borrada de un plumazo por un bando militar por la autodenominada “revolución libertadora”, y avalado ese avasallamiento por la Corte Suprema de Justicia y por todos los gobiernos constitucionales que se sucedieron.
Otro dato: en la placa que está enclavada en una de las paredes del Congreso Nacional figuran todas las Constituciones y sus reformas realizadas. Menos la Constitución Nacional de 1949, promulgada de acuerdo a las premisas constitucionales.
Es una afrenta a la democracia, que todavía subsista semejante intento de borrar de la historia y la memoria popular la Constitución más avanzada en lo social que ha dado el siglo XX.
“La historia enseña, la memoria educa” (Eduardo Luis Duhalde, militante peronista y ex Secretario de Derechos Humanos durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, fallecido el 4 de Abril de 2012)
Daniel Mojica
Daniel Mojica
Escritor Miembro de COMUNA
www.cuestioncultural.blogspot.com.ar
Columnista político de "Tejiendo Redes" Radio Gráfica
Publicado en:
http://cuestioncultural.blogspot.com.ar/2017/04/hacia-donde-vamos.html
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