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jueves, 19 de julio de 2012

Venezuela, plaza estratégica (I), por Juan Chaneton (para “Nos Comunicamos” de julio de 2012)



Por Juan Chaneton

El comandante Hugo Chávez y la revolución bolivariana no nacieron de un repollo. Detrás de ellos hay muchos años de doliente historia política y social venezolana. Ambos, la revolución y su jefe máximo, son producto de la circunstancia histórica que viven hoy Venezuela, Latinoamérica y el mundo. El ser social determina la conciencia. Y la conciencia del pueblo venezolano, adolorido y vilipendiado por un siglo de capitalismo, muestra hoy un perfil combativo y determinado a triunfar sobre sus enemigos, porque ese perfil nace de las horribles condiciones sociales a que las fuerzas y los intereses del capital pretenden someter a los pueblos que, por fin, han dicho basta y han comenzado a andar el camino que conduce a la libertad o a una lucha por obtenerla al precio que sea y que ya no se detendrá.

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Y uno de ellos dijo: “…Vivimos en una Nación de privilegios obscenos y de desposeídos en el límite de la pesadilla…”.

- ¿Es esa la razón de la insurrección? –inquirió el cronista-.

- Es esa… Venezuela merece ser una nación soberana y no hay nación soberana sin justicia social.

No concluyó allí el diálogo entre la prensa y los jefes de la acción militar. En todo caso, ese intercambio que tuvo lugar en Caracas en 1992, acababa de instituir a los militares bolivarianos encabezados por el coronel de paracaidistas Hugo Chávez Frías en única alternativa política y mínimo fulgor de esperanza para un pueblo padeciente de miserias, de sufrimientos, de dolores sin fin y de derechos pisoteados por el sistema institucional oligárquico imperialista que oprimía a Venezuela desde el “pacto de Punto Fijo”, para no remontarnos más atrás en el tiempo, ya que no es este un ensayo de historia política sino una modesta indagación acerca del presente y el futuro probable de la gran nación sudamericana que es hoy la patria de Bolívar.

El Palacio Miraflores, sede del gobierno, no se pudo tomar. El verde olivo, el camuflaje estampado en la chaqueta y la boina roja hicieron famoso a ese coronel Chávez que aparecía en televisión para Venezuela y para el mundo. La primera prisión fue el cuartel San Carlos, en Caracas. Como el pueblo se acercaba en su apoyo se lo llevaron a Yare, una prisión más alejada.

En noviembre del mismo año habrá otra rebelión militar y el desmanejo del país y la corrupción generalizada le cuesta la presidencia a Carlos Andrés Pérez. De Yare, Chávez saldrá en libertad, el 26 de marzo de 1994, indultado y dado de baja por Rafael Caldera.

Funda el Movimiento V República (MVR) y a la cabeza de ese partido comienza a recorrer el país. Ya Bolívar y el socialismo estaban en sus planes. Fidel Castro lo recibe en uno de esos meses turbulentos, en el aeropuerto de La Habana.

Venezuela había sido llevada a una situación de extrema tensión política y con sus indicadores sociales exhibiendo un escenario de pobreza, indigencia, desocupación, mortalidad, morbilidad y corrupción que ya no era posible manejar en el marco del sistema instituido por el Pacto de Punto Fijo. Como el contubernio de Benidorm, en Colombia, entre liberales y conservadores, el pacto venezolano tuvo como actores centrales a “adecos” y “copeyanos”, esto es, a la socialdemocracia nucleada en Acción Democrática (AD) y al socialcristianismo del COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente). El primero de estos partidos había sido fundado en 1941 y el segundo en 1946.

Pero poco duró este régimen de democracia tutelada. Las fuerzas armadas se hicieron cargo del poder y gobernaron el país en la década que va de 1948 a 1958. La última dictadura la encabezó Marcos Pérez Jiménez, un populista autoritario buen amigo de los EE.UU. Es en este año de 1958 que tiene lugar el citado Pacto de Punto fijo que establecía unas reglas que posibilitarán la “alternancia” en el gobierno de los dos partidos entonces mayoritarios –socialdemócratas y socialcristianos- ya que se había excluido del reparto al Partido Comunista (PCV).

El bipartidismo también duró poco. O, más bien, se desprestigió pronto. En las elecciones de 1988 aparece, como tercero en discordia, el MAS (Movimiento Al Socialismo) que, ciertamente, no logra hacer historia. Salió tercero y su líder y fundador, Teodoro Petkof, milita hoy en la contrarrevolución pronorteamericana. La sorpresa electoral estuvo, ese año, a cargo de Carlos Andrés Pérez, figura gastada que el pueblo venezolano decidía reelegir. Sin embargo, al año estallaba el Caracazo, rebelión popular que, en realidad, abarcó no sólo a la capital del país sino a sus principales ciudades. Ajuste económico, corrupción, salarios misérrimos y desempleo generalizado constituyeron una combinación explosiva. A sus cuatro años de mandato, ya los militares bolivarianos podían argumentar, como base y fundamento del derrocamiento de Pérez, en los términos del párrafo inicial de esta nota. Corría el año 1992 que, como decimos, conoció dos sublevaciones militares, la de febrero y la de noviembre.

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Hugo Chávez se presentó a elecciones el 6 de diciembre de 1998 como candidato del Movimiento Vº República (MVR) apoyado por el MAS, el PCV y el PPT (Partido Patria para Todos). Alcanzó el 56,20 % de los votos derrotando a Henrique Salas Römer candidato de “Proyecto Venezuela”. Pocos días antes de la elección, AD y COPEI bajaron sus candidatos y apoyaron a Salas Römer en un desesperado esfuerzo por cerrarle el camino revolucionario al comandante Chávez. Sólo alcanzaron el 39,97 de los votos.

En 2002 se precipitan sucesos dramáticos en los cuales estuvo en peligro la vida de Chávez. Es el 11 de abril de ese año y la rosca de la derecha integrada por la patronal Fedecámaras y sus partidos afines marcharon en el marco de una huelga general decretada contra las primeras medidas revolucionarias del gobierno bolivariano. En las inmediaciones del Palacio Miraflores el enfrentamiento con los partidarios de la revolución no tardó en llegar. Al día siguiente los militares anunciaron que Chávez había renunciado y que Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, asumía la presidencia, lo que así ocurrió con el apoyo de la iglesia católica. Pero en la madrugada del 14 de abril, Chávez reasumió el poder al que nunca había renunciado. Había estado detenido en el Fuerte Tiuna, al sur de Caracas, en manos de sus verdugos y por puro azar y por temor a las movilizaciones populares que surgían por doquier en todo el país, no fue asesinado.

Resulta curioso al par que ilustrativo echar un vistazo hacia el ámbito internacional durante los días del golpe de Estado contra Chávez. En la OEA, por ejemplo, su secretario

General, el ex presidente colombiano César Gaviria, expuso que como el presidente había sido derrocado, al embajador venezolano en ese organismo había que impedirle la presencia en las deliberaciones. Y Santiago Cantón (alias “el huevo Cantón”), relator de la CIDH –que hace poco estuvo en la Argentina “promoviendo la democracia y los derechos humanos”-, se apuró a reconocer de facto al usurpador Carmona enviando una comunicación al “ministro” de relaciones de Carmona.

Es de hacer notar que ambos –Gaviria y Cantón- fueron, en su juventud, estudiantes de intercambio de YFU (Youth for Understanding) “oenegé” gringa que dice tener como objeto social el intercambio cultural entre EE.UU,. y el resto del mundo pero que, en realidad y con el pretexto del aprendizaje mutuo de idiomas, opera, en EE.UU., como agencia para el lavado de cerebro de los estudiantes extranjeros que allí arriban, así como, en los países donde cuenta con “sucursales” (la mayor parte de América latina), actúa como pantalla para recoger información que se remite al Departamento de Estado vía embajada yanqui.

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El 10 de enero de 2007 el presidente Hugo Chávez asume para un nuevo período de seis años. En diciembre de ese año presentó el proyecto para una reforma constitucional que permitiría eliminar los obstáculos legales que para toda revolución significa la legalidad burguesa heredada de antaño. El referéndum fue rechazado por el pueblo por estrecho margen.

Una de las medidas más eficaces que tomó la revolución en este período fue la no renovación de la concesión para operar el canal 2 a la empresa Radio Caracas Televisión, con lo cual ésta sólo pudo, a partir de ese momento, emitir por cable. Con ello, se desmonopolizaba aún más el mercado de la información.

En diciembre de 2008 la revolución propuso un referéndum popular con el fin de eliminar las cláusulas constitucionales que impiden la reelección presidencial. El fundamento de esta propuesta radica en la necesidad de unificar tiempos y programas en pos de concretar cambios revolucionarios que requieren continuidad para que se consoliden y sean irreversibles. No es revolucionario aquel proceso en el que se toman medidas que luego, con el próximo gobierno, son echadas hacia atrás y se desanda, de ese modo, el camino a favor de los sectores populares. El referéndum fue aprobado por el pueblo de Venezuela.

El proceso de la revolución bolivariana tiene ante sí, ahora, otra fecha clave: el próximo 7 de octubre. Se elige presidente de la Nación y Hugo Chávez, al frente del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), presenta su programa para profundizar la revolución. Su triunfo es una meta de valor estratégico para Venezuela y para la región sudamericana. Lo supo Lula bien pronto, cuando, hace pocos días, expresó su apoyo incondicional a la reelección de Hugo Chávez. Es que está en juego no sólo la soberanía nacional de Venezuela. Se juega, asimismo, la autonomía energética de los países de la región, incluida la Cuba socialista. Y se dirime, tambien, una cuestión no menor: la consolidación de Sudamérica como un bloque alternativo e independiente de todo sometimiento a los EE.UU. Los espacios integrativos (Unasur, MERCOSUR, Celac y ALBA) tienen en Venezuela a un pilar fundamental.

Lo sabe Lula, el estadista que mira lejos. En la clausura del XVIII Foro de San Pablo celebrado en Caracas, el ex presidente de Brasil expresó: “…Chávez, cuenta conmigo, cuenta con el PT, cuenta con la solidaridad y apoyo de cada militante de izquierda, de cada demócrata y de cada latinoamericano. Tu victoria será nuestra victoria”.

Hemos historiado, muy sintéticamente, el nacimiento de la revolución bolivariana. En la próxima nota indagaremos sobre el aspecto geopolítico y geoestratégico de la presencia de la revolución en el continente y en el mundo.

Juan Chaneton

Publicado en :

http://nos-comunicamos.com.ar/content/venezuela-plaza-estrategica-i

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