Lo peor ya pasó. El primer trimestre fue magro y el segundo pésimo, pero los próximos seis meses terminarán de redondear un crecimiento superior al 4%, algo por debajo de lo establecido en el Presupuesto. Se trata de una desaceleración importante respecto del 2011, pero está lejos de aquella caída frontal de 2009, y aparece como una buena marca en el contexto internacional.
Por:
Hernan Dearriba
El pronóstico surge del corazón del Ministerio de Economía, donde sostienen que el año en términos de cancelación de deuda y de balanza comercial está prácticamente cerrado.
El viernes 3 de agosto será la fecha más importante de 2012. El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, plantó en los pasillos del Palacio de Hacienda televisores que reproducen la cuenta regresiva hasta la cancelación de los Boden 2012, aquel instrumento que el Estado entregó a los ahorristas para enmendar el horror del corralito. Serán cerca de U$S 2300 millones. Quedará para diciembre el otro vencimiento fuerte del año, el Cupón PBI, con otros U$S 3000 millones.
Los fondos para el Boden 12 ya están disponibles y en Economía aseguran que la cancelación de ese título es un cambio de época y un hito en el proceso de desendeudamiento. El kirchnerismo dejará una agenda transformadora incuestionable, y entre los puntos centrales habrá que contar sin lugar a dudas el desendeudamiento, que ubicará este año a la relación deuda PBI por debajo del 30 por ciento. Todo un logro para un país que llegó a deber casi dos años de su producción hasta que estalló en mil pedazos.
De todos modos, más allá del cauto optimismo que impera en el Palacio de Hacienda, la situación fiscal está lejos de mostrar la soltura que exhibió en años anteriores y las cuentas podrían repetir un déficit financiero este año. Impactan allí los vencimientos extraordinarios de la deuda, pero también la multimillonaria cuenta de la importación de energía.
Todas las miradas están puestas en Brasil. El principal socio del Mercosur cambió su dirección de política económica de crecimiento acotado e inflación contenida, a otra de incentivo del mercado interno, baja de tasas y restricción al ingreso de divisas. El gobierno de Dilma Rousseff viene haciendo anuncios de impulso al consumo, a razón de una medida por semana.
En el Palacio de Hacienda siguen más de cerca la evolución del consumo en el gigante brasileño que la marcha del real. La industria automotriz anotó una fuerte caída en los últimos meses, que se explica casi exclusivamente por el cierre de las fronteras brasileñas. La última cumbre del Mercosur en Mendoza terminó de abrir la puerta a un entendimiento bilateral para empezar a bajar las barreras que frenaron el comercio a ambos lados de la frontera. La repercusión fue inmediata. Por caso, las aceitunas de Nucete y las papas de McCain en Balcarce volvieron a cruzar a Brasil.
La contracara de ello será, según pronostican en Economía, que lentamente comenzará a normalizarse el ingreso al país de insumos o de maquinaria que en el primer semestre estuvo prácticamente bloqueado. “Ya está garantizado el superávit comercial para este año, ahora es tiempo de aflojar un poco para evitar que haya impacto sobre la producción”, reconocen en el Palacio de Hacienda, y afirman que esa liberación tendrá su espejo en Brasil, hacia donde volverán a fluir los productos argentinos. Ese era uno de los reclamos crecientes de los empresarios, que advertían sobre las dificultades que tenían para llevar adelante la producción por carencias de piezas o partes. La justificación es que si no se hubiera cerrado por completo la barrera, las manufacturas chinas habrían inundado el mercado argentino con un daño devastador a la producción local. En esa misma lectura, en Economía esperan una desaceleración de la economía china, pero no un freno en seco del gigante asiático.
Las que llegaron para quedarse, en cambio, son las restricciones cambiarias. Hay una decisión política del más alto nivel de pesificar al máximo la economía argentina. Esa es sin duda la medida más profunda de todas las que se adoptaron en los últimos meses. No tanto por los argumentos económicos que esgrimen sus detractores, que son discutibles, sino porque impacta de lleno contra una de las costumbres más arraigadas en el inconsciente colectivo, el ahorro en dólares.
A eso se agrega la carencia de instrumentos alternativos para ahorrar. Es por eso que en el Palacio de Hacienda no descartan que surja en el mercado alguna variante que permita suplir esa falencia. Toman como ejemplo la emisión de deuda que protagonizó la semana pasada la provincia de Córdoba, que emitió bonos en pesos, aunque a valor del dólar. El tomador entregó pesos equivalentes a los dólares de cada lámina y recibirá a cambio los pesos correspondientes a la cotización del dólar a la fecha de vencimiento.
Por el momento, los técnicos de Hacienda siguen de cerca la evolución de los depósitos, pero la atención está puesta en las colocaciones nominadas en pesos, que siguen creciendo, antes que en los pactados en dólares, que siguen en baja. Reconocen que el principal parate por el cepo al billete se dio en la venta de inmuebles usados, pero advierten que esas transacciones no implican un impulso de la actividad. Es por eso que elogian la implementación del plan de viviendas que podría implicar un fuerte empuje al mercado interno.
En un año plagado de medidas económicas, no habrá un cambio rotundo en materia inflacionaria. En el Ministerio de Economía están lejos de las políticas de metas de inflación que reclama la ortodoxia. En cambio sostienen que las señales más claras hacia la desaceleración de precios hay que buscarlas en las paritarias de este año, que cerraron por debajo de las de 2011. La economía marcha por estas horas por un camino sinuoso de desaceleración de la actividad con una inflación todavía por considerar. Es por eso que los técnicos del equipo económico siguen de cerca la situación para evitar caer en una estanflación, el fantasma que agitan algunos economistas enrolados en la oposición.
El consumo aparece en cada mirada de las autoridades económicas. “Un aumento de las jubilaciones o la asignación universal se traduce inmediatamente en el consumo y es ahí donde vamos a trabajar”, afirman cuando se los consulta sobre el piso del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, el reclamo que sirvió de excusa a Hugo Moyano para romper con el gobierno. No cierran ninguna puerta, pero recuerdan que la presidenta pidió responsabilidad y solidaridad para mantener las conquistas.
Peor que en 2011, pero mejor que en 2009, y con una perspectiva alentadora para el año próximo, con ese pronóstico encaran en Economía la cuenta regresiva para el pago del Boden, un paso que dará vuelta la página de uno de los momentos más complicados de la historia moderna de la Argentina.
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http://www.infonews.com/2012/07/16/economia-29764-con-las-fichas-puestas-al-segundo-semestre.php
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