Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 15 de Mayo de 2011
Por Florencia Peña
Actriz.
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Cristina sabe que corren otros vientos, y que hablar de inclusión y de igualdad de derechos es importante, pero menos importante que hacer. Por eso me gusta escucharla. Porque se atreve a desafiar a todo aquel que intente poner sus intereses por delante de los intereses del Pueblo.
Mujer bonita es la que luchaA veces me levanto a la mañana, y me pregunto adónde voy tan apurada. El trajín cotidiano se vuelve un enemigo insaciable, que no soporta la quietud, y detesta la pereza. Mi vida se volvió vertiginosa con los años. Mis hijos, mi familia, mi casa, mi profesión. Por momentos me abruma pensar en la contemporaneidad. En hombres y mujeres corriendo carreras contra el tiempo para ganar dinero, para perseguir el éxito y huir del fracaso. Lo importante puesto en el resultado. La vida supeditada a una ambición. Y mientras tanto nos vamos consumiendo.
Anónimo
Ser mujer es una
tarea terriblemente difícil, porque consiste principalmente en tratar con
hombres.
Joseph Conrad
El otro día me miré al espejo y me vi extraña. Más allá del cansancio lógico, no encontraba vestigios de alegría en mi cara. No reflejaba felicidad. Y eso me preocupó. Porque tengo tantas cosas por las cuales sentirme plena. Pero me basta levantar la mirada y ver cómo está el mundo. ¡Cómo se sentirán los que no encuentran una razón para levantarse a la mañana! Los que se sienten excluidos, los que no sienten alegría, y la hermosa sensación que da estar haciendo lo deseado. La vida se vuelve plomo sobre las espaldas, tediosa. Triste. Sin sentido. Y nos enfermamos, y nos volvemos amargos y poco tolerantes. La frustración se vuelve nuestra compañera de ruta, y creemos que las cartas ya están echadas. El mundo está lleno de personas que no tienen posibilidades de elegir. Incluso, que ni siquiera tienen acceso a una vida digna. El capitalismo les ha quitado los sueños y las esperanzas a tantossss... La brecha entre los que más y menos tienen se extendió con los años. Entonces se vuelve imperioso trabajar por los que todavía no pueden ser felices, por los que todavía no encuentran lugar en el mundo, para los que la posibilidad de ir en busca de sus sueños tadavía es ilusoria.
Y ella lo sabe. Cristina sabe que corren otros vientos, y que hablar de inclusión y de igualdad de derechos es importante, pero menos importante que hacer. Tener un país más justo y con posibilidades más equitativas es imprescindible. Por eso me gusta escucharla. Porque no habla al pedo. Porque dice y luego hace. Y como tiene los ovarios bien puestos, se atreve a desafiar a todo aquel que intente poner sus intereses por delante de los intereses del Pueblo. El último discurso del jueves en José C. Paz fue increíble. Y por supuesto tuvo grandes repercusiones.
Algunos se escandalizaron un poco. “Ni explotación ni extorsión” caló hondo. Los medios hegemónicos buscaron interpretarlo como una pelea con la CGT, más precisamente con Moyano, por el armado de las listas para octubre. Pero si hacemos un análisis apenas más profundo vamos a ver que los gremios más conflictivos no están alineados con la CGT de Moyano. Hay varios quistes del Menemismo todavía en los sindicatos, que no juegan a favor de sus trabajadores ni del país.
Por otra parte, el ligar las disputas con el conflicto de los petroleros en el sur es algo llamativo. Una de las fuentes de psicosis del Grupo suele ser el peligro de la escasez de nafta, porque su principal audiencia son automovilistas, parece. En verano fue el riesgo de desabastecimiento para las vacaciones, ¿se acuerdan?
El viernes varias voces se ocuparon de aclarar que el gobierno no es la oposición: dentro del modelo de país que impulsa el gobierno y sostenemos tantos, no hay posiciones irreconciliables; hay acuerdo en que la riqueza del país nos tiene que beneficiar cada vez más a todos, y una búsqueda racional de satisfacer las necesidades y los intereses de cada sector, tratando de mantener la armonía del conjunto. Una pavadita, ¿no? Si en cualquier ámbito eso es algo difícil de lograr, imagínense cómo será a la cabeza del Estado en un país como el nuestro.
Suena poco menos que imposible, pero evidentemente no lo es: Cristina viene manejando esas presiones hace casi cuatro años. Y se las viene arreglando bastante bien para no ser la soga de una cinchada. Porque lo que se está debatiendo es basante profundo y no todo el debate se televisa y publica. Hay muchos intereses haciendo lobby en la sombra. Esos no confrontan abiertamente; esos aprietan. Y más en un momento como este, cuando la distribución de la riqueza se instaló no como un discurso sino como una realidad: con el proyecto de participación de los trabajadores en las ganancias, con la participación del Estado en las empresas donde es accionista, a través de la ANSES que recuperó y está haciendo circular los aportes de todos, con los planes de inclusión. Pero los intereses concentrados se ponen nerviosos, y buscan las formas de no ceder más, de conservar los privilegios.
Hace poco volvió a circular la expresión “fifty-fifty”, cincuenta y cincuenta. Pero ahora no es el vamo-y-vamo del menemismo, o el de la Banelco de Flamarique para “flexibilizar el mercado laboral”. Este 50-50 se refiere a la distribución de la riqueza. Lo escuchamos en los discursos del día del trabajador, pero cuando les pregunté a mis conocidos, nadie me supo explicar bien qué corno era. Así que averigüé: hoy por hoy, con Internet y curiosidad te podés enterar de casi todo lo que quieras. El “fifty-fifty” viene del primer gobierno de Perón, y se refiere a la participación de los trabajadores en el Producto Bruto Interno: de la riqueza que produce el país cada año el 50% para la clase trabajadora.
No suena muy justo que la mitad del ingreso se distribuya entre la amplia mayoría de la población y la otra mitad quede concentrada en manos de unos pocos. Pero si lo miramos con perspectiva histórica, todavía es un derecho a conquistar.
Cuando más cerca se llegó de esa ecuación “igualitaria” fue durante los gobiernos peronistas: casi 50% en 1954 y 46% en el ’74. Y las fechas hablan solas: después los golpes de Estado, las dictaduras y las políticas neoliberales se ocuparon de volver a inclinar la balanza para el lado de las corporaciones. En 2003 a los trabajadores les correspondía sólo un tercio, pero hoy, y sin dudas gracias a las políticas de Estado, estamos otra vez alrededor del 48%. Si quieren saber más en detalle, les recomiendo googlear sobre el tema.
Esos números complejos también son el correlato de los cambios de los últimos años: la Ley de Medios, el Matrimonio Igualitario, la Asignación Universal por Hijo, el florecimiento de nuevas formas de militancia, el compromiso y entusiasmo de la juventud. Un florecimiento de nuevas oportunidades, de mayor libertad. Pero es importante destacar que este equilibrio es muy frágil, y que las corporaciones (locales y transnacionales) tienen un repertorio bieeen amplio de recursos para inclinar la balanza a su favor: desde el golpismo civil-militar en los momentos más crudos, al golpismo de las campañas mediáticas en estos días. Desde las recomendaciones del FMI (miren en Grecia), a los gurúes locales de la inciativa privada como Mauricio o Lilita. Por eso conviene estar atentos, unidos y solidarios.
Ese fue el mensaje que me llegó de la presidenta. No defender un modelo de palabra y actuar igual que quienes se oponen a que el modelo se profundice. Que los sindicatos se cuiden de no actuar igual que las corporaciones. Es clarísimo que este gobierno está del lado de los trabajadores.
Por otra parte no deja de admirarme la persona, la fuerza de Cristina como mujer. Hay que estar ahí al frente, llevando las riendas. Y más cuando se te fue tu compañero de toda la vida: el amigo, el consejero, el abrazo donde descansar y fortalecerse... La verdad no me gustó nada el comentario de que no se muere de ganas de ser reelecta. No puedo ni quiero imaginarme qué pasaría si Cristina se bajara como hicieron los patriotas de Macri y Pino (o los radicales Cobos y Sanz, o el peronista fraudulento Das Neves).
Al movimiento lo generamos entre todos, y cada cual tiene que hacerse cargo de su partecita. Pero necesitamos líderes que la peleen allá arriba, en las mesas largas, que no se olviden que son la voz de millones, con ideales grandes, que sean leales a nuestros sueños de tener un país más justo. Ojalá sigamos madurando como pueblo y aprendiendo a tener conciencia de nuestro entorno, a no mirarnos sólo el ombligo, a construir compañerismos y solidaridades, y a dialogar con la diferencia para lograr acuerdos. Para ser un pueblo más feliz. Porque la felicidad no es una cuestión individual.
Estoy segura de que Cristina todavía tiene mucho resto. La Flaca, como la llamaba Néstor, se la viene bancando con mucha altura, y miren que le tiran desde todos los rincones. Pero somos muchos los que empujamos para el mismo lado. Y confío en que en octubre nuestra presidenta le va a poner de nuevo el cuerpo a este sueño que tantos compartimos de seguir haciendo de nuestro país la casa de todos... ¡Fuerza, Cristina!
Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/hay-que-tener-ovarios
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