Entrevista a Juan Manuel Abal Medina
“La SIP nos dijo que Papel Prensa era un muerto que no había que resucitar”
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 7 de Mayo de 2011
Por Hernán Dearriba
“La SIP nos dijo que Papel Prensa era un muerto que no había que resucitar”
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 7 de Mayo de 2011
Por Hernán Dearriba
El secretario de Comunicación afirmó que no hubo reclamos por la Ley de Medios y consideró que la visita de la Sociedad Interamericana fue una operación a la medida de Clarín para garantizar la continuidad del monopolio.
Sorprendido por las contradicciones y alarmado por la recomendación de los integrantes de la SIP de dejar en paz “al muerto” de Papel Prensa”, el secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina, repasó ayer en un reportaje con Tiempo Argentino y Página/12 la visita de los representantes de los diarios de la región al país. Abal Medina aseguró que no hubo planteos concretos sobre presiones a la prensa y estimó que se intentó montar una operación para garantizar la posición monopólica de Clarín en el mercado comunicacional.
Hernán Dearriba :–¿Lo sorprendió la declaración de la SIP que advierte sobre la falta de libertad de expresión?
Juan Manuel Abal Medina :–Uno está acostumbrado a que haya ciertas cuestiones discursivas, pero la verdad es que la disparidad entre lo que plantearon en esta mesa y lo que terminaron informando en la conferencia de prensa fue llamativa. Fue una reunión cordial, fluida, con un intercambio de opiniones bastante maduro y sensato.
H.D.: –¿Porqué recibió a la SIP, algo que no era habitual hasta ahora?
J.A.M.: –Hubo un pedido especial de la SIP, terminaron invitándonos al próximo encuentro de la SIP en Perú y le mandaron saludos a la presidenta y luego cuando participaron de la conferencia de prensa denunciaron que peligra la libertad de expresión y entonces uno se pregunta si eso es así por qué nos invitan a su reunión. Fue todo muy extraño.
H.D.: –¿Va a ir a Perú?
J.A.M.: –En la reunión aceptamos la invitación pero que nos inviten muy amablemente y que digan que no respetamos la libertad de expresión es un poco raro. No creo que la SIP convoque contenta a un gobierno que cree que perjudica la libertad de prensa, sería contradictorio de parte de ellos. Es llamativo, creo que vinieron con una intención muy clara, que ya de antemano sabían que venían a la Argentina a defender intereses monopólicos. Ellos venían con una intención determinada, se imaginaban que algo más del relato que les habían construido sus socios debía haber, pero no lo encontraron.
H.D.: –¿La SIP retiró la invitación a Perú antes de irse?
J.A.M.: –No.
H.D.: –¿El eje central de la preocupación era la libertad de expresión?
J.A.M.:–Empezamos planteando nuestra posición que luego se la dimos en un informe completo. Les planteamos que en la Argentina se vivía el más amplio clima de libertad de expresión que uno recuerde. Que eso se podía constatar viendo los canales y leyendo los diarios y con las opiniones que se emitían sobre el gobierno. En esa parte nos dijeron que ellos sabían que la situación aquí no era como en otros países en los cuales era realmente complicada para la vida de los periodistas. Y yo le dije, “como en Honduras”. Pero me aclararon que preferían no hablar de casos puntuales.
H.D.:–¿Pero cuál fue el planteo concreto que hicieron al respecto los miembros de la SIP?
J.A.M.: –Llegaron porque querían escuchar otra opinión, ya que tenían denuncias de algunos de sus miembros sobre la libertad de expresión. Les explicamos que nos enorgullecíamos de las políticas que veníamos desarrollando en ese sentido, y mencionamos obviamente la Ley de Servicios Audiovisuales, y la despenalización de la figura de calumnias e injurias, que creo que fue lo único que rescataron. Aclaramos que los ruidos que ellos recibían tenían que ver con que uno de sus asociados quería construir un monopolio en una cantidad de actividades, específicamente el tema del cable, pero también en Papel Prensa. Que venía ejerciendo prácticas monopólicas y pretendía trabajar permanentemente por fuera de la ley. Y precisamente que ese era el conflicto, que el gobierno no tenía ningún conflicto en particular con Clarín, ni con ningún otro medio de prensa, sino que queremos que se respete la ley.
H.D.: –¿La SIP hizo algún reclamo específico sobre la Ley de Medios como los que luego expresaron en la conferencia de prensa?
J.A.M.: –No, nos preguntaron si la ley fijaba contenidos y les dijimos que no, y no hicieron más salvedad.
H.D.: –¿Usted les recordó la visita anterior cuando denunciaron la situación durante la dictadura?
J.A.M.: –Empecé rescatando fuertemente lo que había sido el espíritu de la visita de 1978, cuando habían tenido la templanza y la valentía de plantear cuestiones que eran difíciles y que habían encontrado en sus propios socios, en la prensa hegemónica, un absoluto silencio que, como decía el informe, estaba más dedicada a encubrir lo que pasaba en un momento en el que morían decenas de periodistas en la Argentina y en beneficiarse justamente de Papel Prensa. En este momento existe la apertura para escuchar todas las voces y no atarse a los intereses de los medios.
H.D.: –¿Hicieron un planteo respecto de la distribución de la publicidad oficial?
J.A.M.: –Sí, pero cuando les dijimos que la pauta oficial sólo representaba entre el 3 y el 4% del total de la torta publicitaria se mostraron sorprendidos porque pensaron que tenía un peso muy superior, capaz de condicionar a todo el mercado editorial.
H.D.: –Pero una de las objeciones más escuchadas está orientada a los mecanismos de reparto...
J.A.M.: –Les explicamos que no era para nada arbitraria, que se utilizan los criterios de democratización que dispuso el Parlamento en la nueva ley: pluralismo, federalismo y antimonopolio. Contamos que en la Argentina hoy la mayoría de los medios que reciben gran proporción de la pauta son del Interior, muchos que son muy críticos del gobierno. Hay 2500 medios que reciben publicidad oficial y ahí tuvieron gestos de sorpresa, entonces cuando terminan un informe diciendo que se usa la publicidad oficial para condicionar no coincide con la cara que pusieron cuando se enteraron de cuánto era.
H.D.: –¿Que pasó en el medio entre la reunión con usted y la declaración final?
J.A.M.: –La impresión que uno puede tener es que después les dijeron qué era lo que tenían que decir.
H.D.: –¿Le hicieron algún planteo concreto respecto de problemas personales de periodistas?
J.A.M.: –Cuando hablaron de problemas concretos hablaron de tres cuestiones que habían planteado tres periodistas pero eran muy generales, uno de ellos que aseguraba que era seguido, que sonaba disparatada y también hicieron referencia a Jorge Lanata, dijeron que estaba prohibido en la Argentina. Les pregunté si habían corroborado esa información porque no estaba autorizada la inteligencia interna y nos dijeron que no.
H.D.: –¿Y sobre la situación de Lanata?
J.A.M.: – La verdad es que sólo hace falta ver los canales, escuchar la radio y leer los diarios para saber que eso no es verdad. En todo momento reafirmamos que tanto para el gobierno de Cristina como lo fue para el de Néstor, la libertad de expresión y de prensa son pilares centrales para una sociedad democrática y justamente la discusión que tenemos ahora es porque estamos trabajando para ampliar ese espacio de libertad, de pluralidad y de diálogo que se puede construir a partir de la libertad de expresión.
H.D.: –Y hablaron del caso Papel Prensa puntualmente.
J.A.M.: –Sí y allí obtuvimos una respuesta sorprendente. “Si ese tema está enterrado, por qué resucitar al muerto”, nos dijeron. Ahí tuvimos que plantear lo que significa en la Argentina la política de Memoria, Verdad y Justicia. Fue muy en sintonía con las declaraciones que hizo luego Gonzalo Marroquín en la conferencia de prensa cuando planteó que el juicio por la identidad de los Noble Herrera era una cuestión de familia. Incluso Marroquín mencionó que este tipo de monopolio de prensa era muy dañino y no existía en ninguna parte del mundo.
H.D.: –Al día siguiente que le entregó el documento, cuando los periodistas le presentaron la solicitada difundida por Tiempo Argentino seguían diciendo que no sabían nada al respecto...
J.A.M.: –Sí, son cosas que no podían desconocer porque se habían planteado en esta mesa.
H.D.: –¿Entonces es que las desconocían o que no querían reconocer la situación?
J.A.M.: –Quisieron mantener el cerco mediático que dispusieron sobre el documento. No hablar sobre la realidad para pretender que esa realidad no existiera. Sentía que no estaban cómodos con lo que estaban haciendo y el papel que estaban jugando.
H.D.: –Dos de los socios de la SIP sacaron al mercado dos diarios nuevos en estos días, algo que sólo se puede celebrar, como la aparición de cada nuevo medio. ¿Eso no es contradictorio con las denuncias sobre la carencia de libertad de expresión?
J.A.M.: –Les dijimos que aparecen diarios nuevos todo el tiempo, pero ellos no avanzaban fuerte con ningún tema, planteaban la cuestión y luego no la discutían.
H.D.: –¿Cree que la visita de la SIP sirvió a los intereses de aquellos que impulsaron su llegada?
J.A.M.: –No, creo que quisieron mostrar con esta visita que había una preocupación mundial y armar un circo que se les cayó por la falta de argumentos, pero también por el papel que jugaron más de 1000 periodistas, de los que hablamos en la reunión, que hicieron esa solicitada publicada por Tiempo Argentino. Esos mismos periodistas que después fueron recibidos con bastante menos cordialidad de la que nosotros tuvimos para recibir a los miembros de la SIP. A las 7 y media de la mañana y salieron corriendo cuando ya nos les convenía la conversación. Creo que el circo que intentaron armar con esta visita les fracasó.
H.D.: –¿El circo lo quiso armar la SIP o los socios argentinos?
J.A.M.: –No, Clarín. Magnetto debe haber dicho vengan para acá, traigamos a estos para armar una gran operación. Hace dos o tres años, cuando tenían el bloqueo mediático mucho más articulado les podría haber salido bien. Hoy no se dan cuenta de que la sociedad está avanzando, que es distinta, que hay muchas voces, una mirada mucho más atenta. Es una operación de otro momento en el que podían garantizar todo, hoy no pueden.
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