Hay situaciones que quedan en la memoria por el resto de nuestras vidas. La PASO de ayer, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires, será seguramente una de ellas.
Todas las encuestas daban o un empate técnico o una ventaja para CFK. Sin embargo, los primeros datos oficiales marcaban una diferencia marcada, de entre 6 y 8 puntos, para el candidato de Cambiemos. Estas cifras correspondían a un 2 o 3 por ciento del electorado provincial, y si se hacía una lectura más fina, consultando la página oficial de resultados, se descubría que esos votos correspondían mayoritariamente a las secciones electorales cuarta, sexta y séptima (Suroeste y Oeste de la Provincia), donde Cambiemos es muy fuerte. Lo extraño fue que estos resultados se mantuvieron durante unas dos horas alcanzando el 15% de los votos escrutados, y no comenzaron a cambiar hasta la finalización del festejo de la “victoria” (aún muy incierta) en el bunker de Cambiemos, con la presencia de los candidatos y del Presidente.
Pasado ese evento, la carga de datos en la Provincia se aceleró, y CFK comenzó a achicarle distancias a Esteban Bullrich en forma lenta pero continua, a lo largo de unas 4 horas, pareciendo claro que podría alcanzarlo o superarlo.
A eso de las 3.00 AM Cristina Fernández se puso a 484 votos de su oponente (sobre un total que ya superaba los 6 millones de sufragios en total), pareciendo claro que en la próxima descarga pasaría al primer lugar. En ese momento la carga se ralentó, a la vez que por las redes sociales comenzó a circular la versión de que los empleados de la Dirección Nacional Electoral habían sido enviados a sus casas, quedando la carga sólo a cargo de personal jerárquico. Diez o quince minutos después, tanto el periodista Roberto Navarro de C5N como el veterano dirigente Leopoldo Moreau denunciaron esto mismo.
En coincidencia con este hecho, en medio de una diferencia casi inexistente entre el primero y el segundo de menos de 500 votos, el dirigente oficialista Adrián Perez anunciaba en una entrevista que se escrutaría hasta el 95% de los sufragios, dejando el resto para la justicia electoral en el escrutinio definitivo. Así se hizo: el escrutinio cerró con un 95.68% de las mesas escrutadas y una diferencia a favor de Bullrich de un 0.08% (unos 7000 votos), en una elección que tuvo en total 9 millones de votantes.
Basta observar la información oficial que publica el propio gobierno en la página de resultados (http://www.resultados.gob.ar/escrutinio/dat02/DSN02999A.htm), para observar enormes anomalías.
La mayoría de la provincias escrutó hasta el 98 o 99% de los votos. En el puñado de provincias con escrutinios cercanos al 95% (Salta, Río Negro, Catamarca) existieron sólidas diferencias entre el primero y el segundo. La única provincia que, teniendo una elección casi empatada en el primer puesto se dió el lujo de no escrutar todo, fue Buenos Aires.
Santa Fe vivió un proceso similar al de Buenos Aires, y Agustín Rossi, candidato declarado derrotado en la noche de ayer, 13 de agosto, terminó ganando en la madrugada con un escrutinio del 97.97% del total.
El análisis interno de la Provincia de Buenos Aires también es oscuro. Cambiemos ganó en las secciones electorales Segunda, Cuarta, Quinta, Sexta, Séptima y la sección Capital. En éstas se escrutaron en promedio 97.02% de los votos (1).
En cambio, en la primera sección, donde hubo un empate (Unidad Ciudadana ganó la elección de Senadores, y Cambiemos la de diputados, en ambos casos por diferencias mínimas) se escrutó mucho menos, un 95.67.
Finalmente, en la Tercera Sección Electoral, donde Unidad Ciudadana derrotó a Cambiemos por 41% a 28%, se escrutó aún menos: 94.6%.
Cuando se analiza cuáles son las mesas no tenidas en cuenta (1537 en total, unos 500.000 votos), y a qué distritos corresponden, se encuentra una enorme concentración en distritos donde Unidad Ciudadana obtuvo mayorías muy amplias.
Así por ejemplo, en Ensenada, Berazategui y Malvinas Argentinas, donde Unidad Ciudadana superó el 40% y Cambiemos quedó varios puntos debajo del 30%, falta escrutar el 10% de los votos, mientras que distritos como La Matanza y Florencio Varela, muy populosos y con CFK en 47 y 49% de los votos, falta escrutar en el primer caso casi 8 puntos y en el segundo casi 6.
Es fácil advertir que todos estas mesas le darían a Cristina Fernández una diferencia mucho mayor a los 7 mil votos de ventaja que exhibe Bullrich.
Las conclusiones, basadas todas repetimos en el análisis de los datos oficiales, son bastante claras:
*No se entiende cómo en una elección que aparentemente terminó en un empate con una diferencia del 0.08%, no se escruta hasta el último voto.
*Parece difícil encontrar un mecanismo mágico que en una elección tan reñida pueda provocar dos horas de mayoría clara, de entre 6 y 8 puntos, para uno de los candidatos, cuatro horas de remontada ininterrumpida del otro hasta lograr el empate, y dos de recuperación continuada (si bien modestísima) del primero. Esto no es consistente con una carga aleatoria, que provocaría dos candidatos alternándose todo el tiempo en el primer lugar. El comportamiento observado sólo parece compatible con una carga “quirúrgica” donde se analizó fríamente que se cargaba y que no tendiendo a evitar que uno de los candidatos lograra el primer puesto incluso por un breve período intercargas.
*Mi humilde conclusión personal es que cuando se complete la carga la candidata de Unidad Ciudadana pasará al primer lugar con una diferencia respecto al segundo muy superior a la que hoy ostenta el candidato Bullrich.
Adrián Corbella
14 de agosto de 2017
NOTA:
(1): El periodista Mariano Hamilton de C5N aportó un dato muy curioso. De 135 municipios de la Provincia de Buenos Aires sólo de 36 se hizo un escrutinio del 100% de los votos. De esos 36, en 35 ganó Cambiemos, y en el número 36 perdió por apenas un punto. Más claro...
FUENTE:
http://www.resultados.gob.ar/escrutinio/dat02/DSN02130A.htm?d=3252
2 comentarios:
la diferencia suma y resta dos o un senador y también $/voto para los frentes
Estimado Adrián: gracias por tan completa grilla de resultados y por la óptica, en general. Pero debo decirte que dudo mucho que el Juez Culotta no se complique con una maniobra tan burda (e innecesaria, realmente... si no fuera porque mañana se recibe al vice-presidente de los Estados Unidos y hay que mostrar resultados para ser declarados el mejor empleado del mes, claro).
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