lunes, 24 de agosto de 2015
LORENZETTI Y EL PODER PERMANENTE, por Adrián Murano (para "INFOnews" del 24-08-15)
El filósofo post marxista Ernesto Laclau resumió el problema con una provocación: “Si el presidente no es reelecto, los poderes tradicionales tienen una mayor posibilidad de conquistar por medios indirectos el poder, a través de la acción corporativa dentro de instituciones fragmentadas.”
Palabras más o menos, el pensador argentino sostuvo que el sistema de alternancia republicana debilita la representación popular y fortalece a los poderes fácticos, al punto de que los gobiernos terminan siendo meros administradores de las corporaciones, que poseen terminales permanentes en el Estado. La réplica usual –y atendible- al desafío de Laclau reza que la reelección indefinida abre la puerta a la tentación autoritaria. El riesgo es alto y hay consenso social en que, al menos en un sistema presidencialista, es correcto limitar la estadía de los mandatarios. Pero, ¿qué ocurre con el resto de los poderes?
En poco más de una década, Ricardo Lorenzetti pasó de modesto abogado de provincia a presidente de la Corte Suprema de la Nación. Sin antecedentes en los tribunales, un pacto político lo ubicó en el máximo tribunal en 2004. Hábil y ambicioso, en poco tiempo se alzó con la presidencia del cuerpo y este año, mediante una elección polémica, obtuvo su segunda reelección. Este fin de semana, el ministro realizó una gira mediática para recordarle a los argentinos que, aún después de la renovación presidencial, él seguirá donde está. “La Corte va a seguir, más allá de quién siga en el próximo gobierno”, dijo el cortesano, en una de las entrevistas que concedió este fin de semana.
Entre llamados a profundizar investigaciones de impacto mediático-electoral, reproches internos y proclamas evangelizadoras, Lorenzetti ratificó ante tres medios opositores que seguirá al frente de una de las organizaciones más permeables y colonizadas por los dueños del poder. Una institución degradad, donde abunda el tráfico de influencias, se comercializan fallos, los cargos se pasan de padres a hijos y se ostentan privilegios nobiliarios como la exención de impuestos.
Hace más de una década, el kirchnerismo le dio la chance de quedar en la historia como el presidente de la Corte que ayudara a terminar con esa vergüenza. No lo hizo. Por el contrario, operó y logró que sus colegas voltearan la reforma judicial. Aunque imperfecta, la norma era una oportunidad para empezar a cambiar un sistema tan obsoleto como injusto. No pasó. Una pena. El próximo gobierno, como advirtió Lorenzetti, deberá convivir con eso.
Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/243812/lorenzetti-y-el-poder-permanente
Etiquetas:
Adrián Murano,
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