La Esperanza es un barrio de Barrancabermeja (Santander), en el Magdalena medio colombiano, que ha pasado de la luz a la oscuridad por causa de la violencia y de la muerte a la vida gracias al coraje de sus habitantes y líderes
Para reconstruir la historia de este barrio estigmatizado y visibilizar su renacimiento entrevisté a Gerardo Fajardo, psicólogo de la Fundación Futuro Humano y coordinador de los Premios Colibrí, y a Elizardo Badillo, presidente de la junta de acción comunal del barrio, quienes han liderado el trabajo de recuperación del tejido social y la memoria.
“ La Esperanza es un barrio que acepta el fracaso de un destino que le tocó vivir y que ya se fue, el fracaso de las metodologías violentas y de los violentos, y que desde esa profunda reflexión asume con dignidad su proceso de volver a nacer bajo un nuevo espíritu para reconocerse en los valores de la unidad vecinal y la solidaridad comunitaria”, Gerardo Fajardo Morales.
La Esperanza nació como un proyecto comunitario apoyado por la Alcaldía municipal en los años 1970 y 1971. Después de sus años de florecimiento, entre 1971 y 1980, empezó la pesadilla del barrio.
Masacres, bombardeos, lanzamiento de granadas, desapariciones y secuestros provocó un periodo intenso de violencia entre 1980 y 2005 que causó profundas heridas en el barrio y sus habitantes.
Neblina, oscurantismo y desestructuración llamaron a esos 25 años donde la violencia y la barbarie dominaron la vida de sus habitantes. Los mayores horrores ocurrieron entre 1981 y el año 2000.
Pero fue también al final de ese nefasto ciclo, en 1999, que comenzó el trabajo para cerrar las heridas de guerra causadas por todos los actores armados del conflicto. Elizardo Badillo y varias organizaciones de bases e instituciones lideraron este proceso.
La consigna era clara: recuperar al barrio para su gente. Para lograrlo llevaron a cabo variadas acciones y campañas. Organizaron encuentros comunitarios pidiendo el cese de las acciones militares en el barrio, encuentros de vecinos en los cuales se promovía la vigilancia diurna y nocturna.
También constituyeron comisiones de vecinos que se entrevistaron con jefes militares de bandos de derecha e izquierda para pedir respeto por la población civil y cese al fuego.
Denunciaron internacionalmente las violaciones a los derechos humanos contra la población civil, la junta de acción comunal medió en calles donde vivían vecinos cuyos hijos pertenecían a bandos enemigos.
Tampoco faltaron las jornadas de oración pidiendo por las víctimas de la guerra, jornadas que realizaban en la cancha de futbol, en el polideportivo del barrio, en la capilla o en el salón comunal Casa Blanca, esas jornadas se organizaron ahí mismo donde cayeron sus muertos.
Algunas ong realizaron un trabajo de acompañamiento pero aún así reinaban la zozobra y el miedo. No sabían cuándo ocurriría algo pues cada ataque los tomaba por sorpresa.
Una neblina cubría el barrio y sus habitantes desconocían si tras ella se escondía un día con mucha luz o uno frío y desolado a causa de las vidas perdidas en la guerra.
Los combates sucedían al interior de la comunidad. Los vecinos corrían a cerrar las puertas de su casa y protegerse bajo las camas ante la lluvia de balas que amenazaba a todos.
Reconstruyendo tejido social
La cotidianidad ahora, 25 años después de ese oscuro periodo, es de desconfianza. El maltrato al tejido social ha deteriorado las relaciones y los vínculos que antes eran de solidaridad.
La población no olvida lo sucedido y como no están seguros de que no haya repetición viven de tensos y alerta. “Lo característico de este conflicto armado es que nos hace matarnos entre hermanos para después dejarnos sembrado el odio por el otro, por el hermano, por el prójimo”, afirma Gerardo Fajardo.
Ahora es más difícil convocar a la comunidad a que ejerza su derecho a la participación, su derecho a la democracia, su derechos a decidir en qué condiciones quiere vivir.
“Es como si el alma comunitaria se hubiera contagiado de un virus mental, inmovilista, que hace que nadie crea en nadie, y que los mejores esfuerzos de la gente buena no sirvieran para nada”, explica Gerardo Fajardo.
Personas como Gerardo y Elizardo se esfuerzan por elevar la moral y la posibilidad de cambio en su comunidad pero se encuentran con obstáculos por parte del gobierno y los actores armados.
Pareciera por momentos que han fracasado pero insisten en recuperar la memoria del barrio: encuentros, talleres, seminarios, retiros, convivencias, y foros por la No Violencia realizados en el barrio -incluso cuando los distintos actores del conflicto armado estaban arraigados en La Esperanza- son prueba de su persistencia.
Con el paso de los años los habitantes de La Esperanza, organizados por sus líderes y lideresas, le han apostado a la reconstrucción del tejido social y la recuperación de la memoria del barrio.
La memoria histórica del barrio ha sido fundamental puesto que hace alusión a esos seres humanos valientes a quienes cuando iniciaron el barrio – con la primera teja, la primera tabla, la primera ventana, la primera calle- los motivaba el afán de progresar y procurar que a sus hijos les fuera mejor que a ellos.
Por eso desarrollaron actividades culturales que mantienen viva la esencia del barrio. Se formaron los grupos juveniles Tres Estrellas, Apple y Tora; además los centros humanistas de comunicación directa en 1995, el periódico comunitario “La Otra Voz de la Esperanza”, que lideraba en la época del conflicto armado el Movimiento Humanista.
Las juntas de acción comunal también organizaron acciones directas de resistencia social, desobediencia civil y se llevó a cabo el Foro por la No Violencia en el barrio, en este último se pedía la paz genuina, sin pérdida de vidas.
En fotos y videos fueron registrados los encuentros comunitarios en los cuales esa generación de los 70 y 80 narraron sus historias, miedos, angustias, esperanzas y sus sueños.
Memorias de barrio
Después hicieron el reconocimiento público en un acto que conmemoró los 40 años del barrio con el propósito de honrar y agradecer a mujeres y hombres, fundadores y colonos y para documentar sus testimonios.
Posteriormente hubo un segundo ejercicio de memoria, con quienes no encontraron la primera vez, para recoger sus apreciaciones y el imaginario que anhelaban para su barrio.
Luego vino la tercera memoria en la cual recopilaron los aportes de personajes comunitarios, mujeres y hombres, entre los 25 y los 50 años de edad, más jóvenes que los “colonos” del barrio.
A partir de encuentros comunitarios reconstruyeron la forma en que la comunidad se proyecta hacia el futuro. Se les agradeció públicamente, como a los demás, sus esfuerzos para devolverle la confianza y el espíritu al barrio destrozado por los horrores de los bandos del conflicto armado.
Este año, a partir de octubre de 2014, y con la conmemoración anual que hace el movimiento humanista y la junta de acción comunal del barrio La Esperanza empezó la tarea de reconstruir la cuarta memoria histórica, de las víctimas del conflicto armado.
El barrio La Esperanza quiere rastrear su propia historia de las personas victimizadas, reconstruir su propia versión -diferente a las del Estado o las ong- realizarán un reconocimiento a los familiares de las víctimas del conflicto armado el próximo 14 de diciembre en el evento anual de los Premios Colibrí.
Entre las personas victimizadas del barrio están los desplazados. Aún cuando es muy difícil saber el dato exacto -porque no hay estadísticas sobre el desplazamiento en el barrio- el presidente de la junta de acción comunal Elizardo Badillo, estima que aproximadamente 3 mil personas fueron desplazadas forzadamente entre 1980 y 1995, muchas familias vendieron sus casas casi regaladas y otras las abandonaron debido a las amenazas.
Actualmente, desde el año 2010, se ha producido un retorno de muchas personas desplazadas de sus hogares, de 3 mil desplazados han retornado aproximadamente mil.
Sin duda el barrio La Esperanza de Barrancabermeja es uno de los múltiples ejemplos que encontramos en cuanto a victimización de territorios, urbanos y rurales.
Entre los años 1980 y 1995, el promedio de vida era los 40 años y las víctimas de la guerra oscilaban entre los 15 a los 25 años, es decir que muchos jóvenes fueron asesinados. Ahora el promedio de vida oscila entre los 60 y los 80 años, en un barrio de unos 7.500 habitantes.
Reconciliación en La Esperanza
En La Esperanza la reconciliación también ha sido posible. La señora Iluminada perdonó al sicario que asesinó a su hijo y cuando ese sicario se accidentó en la calle, fue ella quien lo llevó al centro de atención médica.
El 4 de noviembre de 2004, en un evento de reconciliación comunitaria en el barrio, al cual asistió el entonces obispo Monseñor Jaime Prieto Amaya, una madre abrazó al asesino de su hijo y lo perdonó en público.
Hay otros casos de reconciliación en privado, y se sabe de vecinos de bandos diferentes- durante la época de mayor violencia- que conviven en paz actualmente en la misma calle.
Pero el trabajo más importante está por hacer, dice Gerardo Fajardo, pues no todas las personas conocen las herramientas para hacerlo y, a veces, se requieren atributos especiales para superar el resentimiento.
“Esto aspiramos a realizarlo con la cuarta memoria histórica, en la que nos proponemos no falsificar la memoria, generando los espacios, los ámbitos y los encuentros para que cada persona decida voluntariamente reconciliarse en profundidad”, enfatiza Fajardo.
Actualmente el barrio La Esperanza busca la reparación colectiva para convertir el salón comunal en un edificio de cuatro pisos, que tenga salones para la memoria, la cooperativa comunitaria, los ancianos, los niños y el centro de convenciones para la comunidad y eventos.
“Aspiramos a conseguir el apoyo nacional e internacional para este proyecto, y para un gran faro de luz que queremos conseguir a través de alguna institución internacional que lo pueda donar, para que este faro arroje una luz verde sobre la ciudad, dando una señal que desde La Esperanza se irradie un mensaje de no violencia y paz para Barrancabermeja en son de reconciliación y reparación”.
“El barrio es como un ave fénix, que renace de las cenizas. De aquí van a salir grandes procesos transformadores para muchas comunidades de diferente modo, que teniendo en cuenta la experiencia vivida, darán lo mejor a quienes lleguen a ser sus futuros beneficiarios”, habitante histórico del barrio La Esperanza.
@vozdisidente
Recuadro 1
Etapas en la historia del barrio La Esperanza
- Período del Florecimiento( 1971-1980)
- Período de la Neblina ( 1981-1990)
- Período del Oscurantismo (1991-2000)
- Período de la Desestructuración( 2001-2010)
- Período del Renacimiento (2011-2020)
Recuadro 2
Actividades para recuperar la memoria y buena reputación del barrio
Desde el año 1999 el Movimiento Humanista, la Fundación Futuro Humano y la junta de acción comunal del barrio La Esperanza, en cabeza de Elizardo Badillo, han llevado a cabo las siguientes actividades.
- En el año 2004: Jornada perdón y reconciliación, en la cancha de fútbol del barrio.
- En el año 2009: Premios colibrí, en el salón comunal Casa Blanca del barrio.
- En el año 2009 la Marcha del Silencio por la muerte y asesinato de nuestros jóvenes desaparecidos.
- 2 de octubre de 2010: Marcha de los indignados por el nororiente de la ciudad hasta el barrio La Esperanza.
- En el año 2011: Primera memoria histórica del barrio en el salón comunal Ccasa Blanca.
- 2 de octubre del año 2011: Conmemoración del día internacional de la No Violencia activa desde la cancha de fútbol hasta el salón comunal Casa Blanca.
- En el año 2012: Celebración del día internacional de la No violencia. Marcha comunitaria del silencio y premiación a la tercera memoria histórica del barrio.
- En el año 2013: Campaña: Empieza en Uno y entrega de reconocimientos a la memoria histórica a personajes del barrio en el salón comunal Casa Blanca.
- Talleres de reconciliación padres e hijos
- Talleres de comunicación asertiva
- Talleres de liderazgo comunitario
- Talleres de pintura infantil por la no violencia
- Murales en escuelas y paredes del barrio sobre reconciliación
- Talleres de convergencia en la diversidad
- Talleres de la memoria histórica colones fundadores
- Encuentros comunitarios de reflexión y pedido a través del mensaje de silo
- Retiros comunitarios en la sede de la Fundación Futuro Humano
- Talleres de capacitación a mujeres cabezas de familia
- Talleres de seguridad comunitaria
- Talleres de teatro y baile
Recuadro
Obras sociales, culturales y económicas en La Esperanza
- Talleres para mujeres cabeza de familia
- * Cursos de capacitación en belleza, en escritura, en manejo de artes mecánicas.
- Talleres de prevención de enfermedades sexuales y manejo de estrés
- Ludoterapia
- * Técnicas de comunicación entre padres e hijos
- Tertulias
- Reuniones de ancianos, y capacitaciones en emprendimiento empresarial comunitario
Las obras entre la acción comunal, la capilla La Milagrosa, el Movimiento Humanista y la Fundación Futuro Humano generan procesos de toma de conciencia de la misma comunidad, de cómo los dejaron las actores del conflicto armado y cómo es ese futuro que desean para garantizar la no repetición de la violencia como estilo de vida.
El barrio La Esperanza tiene escuela, el puesto de salud, que lo quieren cerrar, la capilla, el salón comunal, las canchas de fútbol y un polideportivo, entre otras obras.
Por: Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista, maestra en relaciones internacionales y trabajadora comunitaria.
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