El gobierno consiguió en cinco semanas lo que hace muy poco tiempo parecía una misión imposible: quebrar la imparable expectativa ascendente que existía en torno del dólar ilegal y el "contado con liquidación", una operatoria que utilizan los grupos económicos y las personas físicas de mayores ingresos para fugar divisas comprando bonos y acciones que cotizan en Buenos Aires en pesos y en el exterior en dólares.
El gobierno consiguió en cinco semanas lo que hace muy poco
tiempo parecía una misión imposible: quebrar la imparable expectativa
ascendente que existía en torno del dólar ilegal y el "contado con
liquidación", una operatoria que utilizan los grupos económicos y las
personas físicas de mayores ingresos para fugar divisas comprando bonos y
acciones que cotizan en Buenos Aires en pesos y en el exterior en
dólares.
De momento, uno de los logros de las redadas y las operaciones contra los delitos financieros que tuvieron lugar estos días en la City y en otros centros de operaciones de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, consistió en generar una expectativa de riesgo para aquellos que realizan este tipo de maniobras ilícitas. El titular de la PROCELAC, Carlos Gonella precisó que en las últimas semanas el trabajo conjunto de este organismo con la Comisión Nacional de Valores (CNV), la Unidad de Investigación Financiera (UIF), coordinado por el Banco Central, concretó 70 allanamientos y secuestró U$S 2 millones cuyo origen los propietarios de las cuevas, casas de cambio, "cooperativas" y agencias de Bolsa no pudieron justificar. Tanto en la UIF como en la PROCELAC sospechan que este dinero no sólo es fruto de la evasión impositiva sino también que procede de actividades delictivas asociadas al lavado de activos del narcotráfico, la trata de personas y otros ilícitos. A primera vista, la cifra de dinero incautada resulta insignificante a todas luces pero también está claro que los operativos no persiguen un objetivo recaudatorio si no más bien disuasivo. Existe, claro está, un sentido, como dice un alto funcionario del gobierno, "de apuntalar la legalidad en una amplia franja financiera en la que existen muchas anomalías". Este terreno se hizo fértil a partir del proceso de financiarización que empezó con la dictadura militar de 1976 y con los años cobró un enorme grado de discrecionalidad y autonomía que le permitió a estos actores trabajar sin límites gracias a la ausencia de un Banco Central que hizo durante décadas la vista gorda (como decían nuestras abuelas).
El titular de la UIF, José Sbatella admitió el elevado nivel de libertad con el que se manejaban y contó, por ejemplo, que el delito más común era que una casa de cambio oficial operara en el mercado negro o en el contado con liqui con dinero sucio. La discrecionalidad era tanta que muchos agentes de bolsa inscriptos legalmente operaban en un mismo lugar físico (un edificio) con su propia cueva y comercializaban dólares ilegales u operaban títulos y bonos de contado con liqui con dinero no blanqueado.
Más allá de este propósito controlador de un mercado informal del que se habían apoderados los grupos financieros, el Banco Central se planteó un objetivo de corto plazo clave que a prima facie logró. Esa sensación de riesgo rompió hasta el momento con la tendencia ascendente de dos instrumentos de chantaje del stablishment a la política económica: el dólar blue, paralelo o ilegal y el famoso contado con liquidación. "El blue y el contado con liqui subían y subían y generaban un circuito en el que aquellos que operaban tenían la garantía de que siempre iban a ganar. Esto creaba un circulo vicioso por el cual tanto los oferentes como los compradores siempre tenían la seguridad de que obtendrían una ganancia. Sin embargo, con el aumento de la brecha que separaba al dólar legal del ilegal se agrandaban también las posibilidades de forzar al gobierno a formalizar una devaluación que terminaba haciendo efectivo los beneficios buscados. El 24 de septiembre de este año la divisa norteamericana llegó a cotizar a $ 15,95 en el mercado paralelo, mientras que en el oficial se ubicaba en torno a los $ 8,50, con una diferencia entre ambos del 89 por ciento. En el contado con liquidación pasó algo parecido pues trepó a $ 15,20 el 30 de septiembre con un dólar oficial en los mismos $ 8,50.
Desde que llegó Alejando Vanoli al Central y trabajó en tandem con la CNV, la UIF y la PROCELAC, la caída fue tan abrupta que ayer el contado con liqui cerró a 12,13 y el ilegal a $ 13,40. Esto redujo sustancialmente la brecha con el oficial. Es decir, que los operativos lograron quebrar la lógica alcista de las divisas paralelas y ponerle un freno al círculo vicioso y a las expectativas devaluacionistas que fogoneaban distintos grupos de poder para limitar la política económica y debilitar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. "Soy claramente consciente de que la reacción punitiva del Estado con los operativos generan este tipo de consecuencias porque las personas están viendo lo que les puede llegar a pasar y esto opera psicológicamente; tiene un efecto neutralizador sobre aquellos que están trabajando de forma ilegal y advierten los que les puede pasar", explica Gonella. Sin embargo, la importancia del "efecto miedo" no reside tanto en que los valores de las divisas hayan caído sino en que se haya quebrado la tendencia alcista ininterrumpida que le aseguraba siempre beneficios a los especuladores.
En una ocasión, este periodista le preguntó en 2007 al desaparecido ex presidente Néstor Kirchner cuál era la estrategia de su gobierno para regular el dólar oficial. Entonces, Kirchner pensó unos segundos y respondió con sabiduría: "Lo importante es mantener la competitividad de la moneda sin enviar señales claras a los especuladores. Si el Central siempre mantiene la tendencia alcista, los especuladores apuestan a que el dólar siempre va a subir, y ganan. En cambio, si en una ocasión lo subís unos centavos y al día siguiente lo baja otro centavo, el tipo de cambio se mantiene competitivo para los productores pero resulta imprevisible para los que apuestan contra el peso." El método NK ahora también pone nerviosos a los especuladores y devaluacionistas que han transformado al mercado ilegal en un cuco que pone en jaque al modelo económico.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/11/14/politica-172312-el-metodo-nk-para-derrumbar-las-expectativas.php
De momento, uno de los logros de las redadas y las operaciones contra los delitos financieros que tuvieron lugar estos días en la City y en otros centros de operaciones de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, consistió en generar una expectativa de riesgo para aquellos que realizan este tipo de maniobras ilícitas. El titular de la PROCELAC, Carlos Gonella precisó que en las últimas semanas el trabajo conjunto de este organismo con la Comisión Nacional de Valores (CNV), la Unidad de Investigación Financiera (UIF), coordinado por el Banco Central, concretó 70 allanamientos y secuestró U$S 2 millones cuyo origen los propietarios de las cuevas, casas de cambio, "cooperativas" y agencias de Bolsa no pudieron justificar. Tanto en la UIF como en la PROCELAC sospechan que este dinero no sólo es fruto de la evasión impositiva sino también que procede de actividades delictivas asociadas al lavado de activos del narcotráfico, la trata de personas y otros ilícitos. A primera vista, la cifra de dinero incautada resulta insignificante a todas luces pero también está claro que los operativos no persiguen un objetivo recaudatorio si no más bien disuasivo. Existe, claro está, un sentido, como dice un alto funcionario del gobierno, "de apuntalar la legalidad en una amplia franja financiera en la que existen muchas anomalías". Este terreno se hizo fértil a partir del proceso de financiarización que empezó con la dictadura militar de 1976 y con los años cobró un enorme grado de discrecionalidad y autonomía que le permitió a estos actores trabajar sin límites gracias a la ausencia de un Banco Central que hizo durante décadas la vista gorda (como decían nuestras abuelas).
El titular de la UIF, José Sbatella admitió el elevado nivel de libertad con el que se manejaban y contó, por ejemplo, que el delito más común era que una casa de cambio oficial operara en el mercado negro o en el contado con liqui con dinero sucio. La discrecionalidad era tanta que muchos agentes de bolsa inscriptos legalmente operaban en un mismo lugar físico (un edificio) con su propia cueva y comercializaban dólares ilegales u operaban títulos y bonos de contado con liqui con dinero no blanqueado.
Más allá de este propósito controlador de un mercado informal del que se habían apoderados los grupos financieros, el Banco Central se planteó un objetivo de corto plazo clave que a prima facie logró. Esa sensación de riesgo rompió hasta el momento con la tendencia ascendente de dos instrumentos de chantaje del stablishment a la política económica: el dólar blue, paralelo o ilegal y el famoso contado con liquidación. "El blue y el contado con liqui subían y subían y generaban un circuito en el que aquellos que operaban tenían la garantía de que siempre iban a ganar. Esto creaba un circulo vicioso por el cual tanto los oferentes como los compradores siempre tenían la seguridad de que obtendrían una ganancia. Sin embargo, con el aumento de la brecha que separaba al dólar legal del ilegal se agrandaban también las posibilidades de forzar al gobierno a formalizar una devaluación que terminaba haciendo efectivo los beneficios buscados. El 24 de septiembre de este año la divisa norteamericana llegó a cotizar a $ 15,95 en el mercado paralelo, mientras que en el oficial se ubicaba en torno a los $ 8,50, con una diferencia entre ambos del 89 por ciento. En el contado con liquidación pasó algo parecido pues trepó a $ 15,20 el 30 de septiembre con un dólar oficial en los mismos $ 8,50.
Desde que llegó Alejando Vanoli al Central y trabajó en tandem con la CNV, la UIF y la PROCELAC, la caída fue tan abrupta que ayer el contado con liqui cerró a 12,13 y el ilegal a $ 13,40. Esto redujo sustancialmente la brecha con el oficial. Es decir, que los operativos lograron quebrar la lógica alcista de las divisas paralelas y ponerle un freno al círculo vicioso y a las expectativas devaluacionistas que fogoneaban distintos grupos de poder para limitar la política económica y debilitar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. "Soy claramente consciente de que la reacción punitiva del Estado con los operativos generan este tipo de consecuencias porque las personas están viendo lo que les puede llegar a pasar y esto opera psicológicamente; tiene un efecto neutralizador sobre aquellos que están trabajando de forma ilegal y advierten los que les puede pasar", explica Gonella. Sin embargo, la importancia del "efecto miedo" no reside tanto en que los valores de las divisas hayan caído sino en que se haya quebrado la tendencia alcista ininterrumpida que le aseguraba siempre beneficios a los especuladores.
En una ocasión, este periodista le preguntó en 2007 al desaparecido ex presidente Néstor Kirchner cuál era la estrategia de su gobierno para regular el dólar oficial. Entonces, Kirchner pensó unos segundos y respondió con sabiduría: "Lo importante es mantener la competitividad de la moneda sin enviar señales claras a los especuladores. Si el Central siempre mantiene la tendencia alcista, los especuladores apuestan a que el dólar siempre va a subir, y ganan. En cambio, si en una ocasión lo subís unos centavos y al día siguiente lo baja otro centavo, el tipo de cambio se mantiene competitivo para los productores pero resulta imprevisible para los que apuestan contra el peso." El método NK ahora también pone nerviosos a los especuladores y devaluacionistas que han transformado al mercado ilegal en un cuco que pone en jaque al modelo económico.
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