por Thierry
Meyssan
Washington parece haber renunciado a su mapa de rediseño
del Levante… para adoptar otro. Pero el fracaso del primer proyecto y
la resistencia del pueblo sirio no auguran nada bueno
en cuanto a las posibilidades de concretar el nuevo plan. Thierry
Meyssan analiza los reajustes que exige el nuevo proyecto de
Estados Unidos para el Levante y la división que está sembrando en el
seno de la coalición estadounidense, en la que ahora se han formado dos bandos:
de un lado Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita y del otro
Francia y Turquía.
Washington ya no desea derrocar la República Árabe Siria
porque considera que la Coalición Nacional de la oposición externa siria
es incapaz de gobernar el país y también porque no quiere que Siria
se hunda en la anarquía. A diferencia de Libia y de Irak, Siria
tiene fronteras con Israel, así que sembrar el caos en Siria podría resultar
fatal para el ahijado sionista de Estados Unidos.
Poco a poco, el estado mayor estadounidense ha venido
revisando la definición que dio en 2001 de su proyecto de «Medio
Oriente ampliado» o (Greater Middle East Initiative), cuyo mapa
había publicado el coronel Ralph Peters durante los debates de la Comisión Baker-Hamilton [1].
Dentro de la administración Obama existe una facción que milita por
la aplicación de un nuevo plan que consistiría en el rediseño
simultáneo de Irak y Siria bajo la forma 5 Estados, 2 de ellos transfronterizos.
En julio de 2013, el neoconservador alemán Martin Kobler,
representante en Irak del secretario general de la ONU Ban Ki-moon, había
anunciado sorpresivamente al Consejo de Seguridad la fusión de los campos de
batalla de Irak y de Siria [2].
El mapa de este nuevo plan fue publicado en septiembre de
2013 por la periodista Robin Wright, en aquel entonces investigadora
en el United States Institute of Peace, el think tank del
Pentágono [3].
El rediseño del Medio Oriente según
Robin Wright
El nuevo mapa prevé una drástica reducción de Siria, que
perdería el 75% de su territorio. Ese plan ya cuenta con el respaldo de
Israel, como indicó el ministro israelí de Defensa Moshe Yaalon durante su
visita a Estados Unidos [4].
El nuevo objetivo de Washington sería mantener la República Árabe Siria
al menos en la parte del actual territorio sirio que limita con Israel,
o sea en Damasco y en la costa del Mediterráneo. Pero Francia y
Turquía, por el contrario, no quieren una fusión del Kurdistán iraquí con
el norte de Siria, variante que acabaría provocando inevitablemente la división
de Turquía.
Francia y Turquía tampoco desean la aparición de un
gran Sunnistán, que abarcaría el territorio iraquí actualmente ocupado por el
Emirato Islámico (también designado como Daesh y anteriormente como EIIL) y el
desierto sirio y que escaparía a la influencia de París y Ankara en una
variante que sólo beneficiaría los intereses de Estados Unidos y de
Arabia Saudita.
Es por eso que París y Ankara se han esforzado, en primer
lugar, por eliminar o por lograr que otros eliminen a los kurdos del PYG [5] (aliados del
PKK [6],
favorables a la creación de un Kurdistán en Turquía y por consiguiente
hostiles al proyecto estadounidense de creación de un falso Kurdistán, que
abarcaría el actual Kurdistán iraquí y casi todo el norte de Siria incluyendo
territorios no habitados por poblaciones kurdas pero sin tocar el
territorio de la actual Turquía) y por obligar a Washington a volver al
proyecto inicial de «primavera árabe» en Siria: tendiente a poner a la Hermandad Musulmana
en el poder en Damasco.
Dada la resistencia del pueblo sirio y las continuas
victorias de su ejército desde hace más de un año, Washington perdió confianza
en la posibilidad de concretar su plan. Al mismo tiempo, Obama entrevió la
posibilidad de asociarse con Irán. Ahora se sabe que incluso escribió
en secreto al Guía de la Revolución iraní –el ayatola Ali Khamenei–
proponiéndole una alianza para aplastar a Daesh. Pero con la condición de que
Khamenei apruebe el acuerdo con Washington ya negociado en Viena por el
presidente iraní Hassan Rohani [7].
Ahora bien, «aplastar a Daesh» podría significar
liberar las poblaciones iraquíes y sirias que ahora se hallan bajo el dominio
del Emirato Islámico y volver al statu quo ante bellum, [8],
o instalar –en nombre del realismo– un gobierno más legítimo en el
espacio que hoy ocupa ese grupo yihadista, lo cual equivaldría a realizar
el plan Wright.
En clara reacción ante el proyecto de creación de
un Sunnistán en territorios pertenecientes a Irak y Siria,
el secretario general del Hezbolla, Hassan Nasrallah, aprovechó la celebración
de la Ashura
para denunciar la responsabilidad de Arabia Saudita en el desarrollo del
takfirismo [9].
Con esa denuncia, Hassan Nasrallah designó por primera vez el wahabismo
como la matriz de un proyecto que perjudica el islam, lo cual
significa que el wahabismo no es una rama del islam sino una herejía que
pone a todos los musulmanes en una situación embarazosa y perjudicial para toda
su comunidad y para la religión que practican.
Considerando que si el Guía de la Revolución iraní
rechaza la proposición estadounidense Washington pudiera decidir atacar el
Ejército Árabe Sirio para obligarlo a replegarse hacia Damasco y Latakia, la República Árabe Siria
decidió adelantarse a los acontecimientos solicitando urgentemente a la Federación Rusa
que le entregue la última generación de misiles antiaéreos S-300,
los únicos capaces de mantener a raya los aviones de la US Air Force.
Moscú ya confirmó que la entrega de esos misiles antiaéreos
se concretará en cuanto se completen algunos trámites
administrativos [10].
Por su parte, el ministro francés de Relaciones Exteriores
Laurent Fabius publicó, el 3 de noviembre, un artículo de opinión que apareció
en 3 diarios de Francia, Estados Unidos y Arabia Saudita. En ese
artículo, Fabius llama a «salvar Alepo» del «régimen» de
Damasco [11].
El texto, muy bien escrito, trata de convencer a los aliados de Francia
para que renuncien a la ofensiva contra el Emirato Islámico y lo ayuden
más bien a derrocar la
República Árabe Siria. Pero es poco probable que ese
artículo de opinión sea suficiente para lograr ese objetivo, sobre todo
porque quienes saben lo que realmente sucede en el terreno deben haberse
quedado muy negativamente impresionados por la increíble mala fe del jefe de la
diplomacia francesa.
Por otro lado, Francia y Arabia Saudita finalmente firmaron
el contrato que Riad había anunciado hace cerca un año, para
la compra de armamento para el ejército libanés [12].
Oficialmente, el rey Abdallah regala 3 000 millones de dólares en
armamento francés al ejército libanés para que esa institución armada pueda
modernizarse y defender su país. Pero en realidad se trataba de una
muestra de agradecimiento a los militares libaneses por no haber grabado
la confesión del terrorista Majed el-Majed [13].
En todo caso, dado que el único objetivo posible de esa entrega de armas
es convertir al ejército libanés en rival del Hezbollah, es poco probable
que ese trato llegue a concretarse. Es posible que los sauditas
proporcionen, cuando más, los medios necesarios para acabar con los yihadistas
en la región de Qalamun ya que, si se aplica el plan Wright, esos
individuos dejan de ser útiles. Incluso podemos apostar a que pronto dejarán a
libaneses y franceses a solas con sus sueños.
Lo que ya resulta más que evidente es que una coalición
profundamente dividida en cuanto a sus objetivos tiene muy pocas
probabilidades de alcanzar la victoria.
[1] “Blood borders - How a better Middle East would
look”,
Colonel Ralph Peters, Armed Forces Journal, 1º de junio de 2006.
[2] “UN envoy: Iraq and Syrian conflicts
are merging”, Edith M. Lederer, Associated Press, 16 de julio
de 2013.
[3] “Imagining a Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York
Times Sunday Review, 28 de septiembre de 2013.
[4] “Israel’s
Defense Minister: Mideast Borders ’Absolutely’ Will Change”, NPR, 23
de octubre de 2014.
[5] Organización de defensa de los kurdos de Siria.
[6] El Partido de los Trabajadores del Kurdistán, fundado
en Turquía en 1978.
[7] “Obama Wrote Secret Letter to Iran’s
Khamenei About Fighting Islamic State”, Jay Solomon y Carol E. Lee, Wall
Street Journal, 6 de noviembre de 2014.
[8] En latín, Statu quo ante bellum significa “la
situación anterior a la guerra”.
[9] «Sayyed
Nasrallah: le wahhabisme menace l’Islam», Al-Manar, 27 de octubre de
2014.
[10]
“Damas recevra
prochainement des systèmes russes S-300 (ministre)”, en español “Damasco
recibirá próximamente sistemas rusos S-300 (ministro), Ria-Novosti,
6 de noviembre de 2014.
[11]
«Après Kobané, sauver
Alep», por Laurent Fabius, Le Figaro (Francia), Réseau Voltaire,
3 de noviembre de 2014.
[12]
«L’Arabie
saoudite et la France ont signé ce mardi à Riyad un contrat de livraison
d’armes françaises pour le Liban» (En español, “Arabia Saudita y Francia
firmaron este martes en Riad un contrato de entrega de armamento francés para
el Líbano”),RP Défense, 6 de noviembre de 2014.
[13]
«Silencio y traición
por 3 000 millones de dólares», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
16 de enero de 2014.
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