domingo, 20 de abril de 2014
CHILE: INSTRUMENTOS DE SALVACIÓN DE LAS MASAS VERSUS ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA, por Alejandro Sánchez-Aizcorbe (para "Redacción Popular" del 20-04-14)
El castigo que sufren los pobres hermanos de un país pobre como Chile nos muestra que el camino del desarrollo sustentable no es la adquisición de armas de destrucción masiva sino la creación de los instrumentos para la salvación de las masas en el marco del calentamiento global.
Un terremoto fuerte en Lima, no quiero pensarlo, podría tener visos haitianos. Como Chile, carecemos de los medios para afrontar catástrofes. Ah, pero somos los campeones del crecimiento, la sede de la culinaria global.
El paradigma capitalista en su expresión neoliberal apuesta a la salvación del uno por ciento de la población mundial en caso de necesidad.
Si la buena gente chilena merece toda la ayuda de América Latina y el mundo, lo mismo merece la buena gente venezolana, que podría ser arrastrada a la ucranización o, lo que es peor, a una imitación de Siria, merced a conflictos perfectamente solubles por cauces pacíficos.
El monstruo neoliberal se nutre de la guerra.
Los casos de Afganistán, Irak, Pakistán, Libia, Egipto, Siria, México y Colombia y de varios países africanos —hay que repetirlo— son los caminos a no seguir para América Latina. La paz es nuestra primerísima prioridad.
Uno de los factores comunes en todos los casos citados ha sido la intervención imperialista y la corrupción ad nauseam (hasta el canibalismo) de los políticos, burguesías y fuerzas armadas locales por obra de políticos, empresarios y militares igualmente corruptos de los países ricos.
Me pregunto si algunos de nuestros presidentes y congresistas, con sus sueldos de diez mil o veinte mil dólares al mes, y algunos presidentes con los sobornos de cien o doscientos millones de dólares que han recibido, creen que van a ser admitidos en la nave del uno por ciento con destino no se sabe adónde o en los refugios subterráneos si se diera el espectáculo bíblico de la Gran Tribulación, como sospecha Leonardo Boff.
Desde uno de los centros del capital financiero internacional, Nueva York, desde un barrio que casualmente se llama Pequeña Odesa, donde por ahora convivimos sin matarnos judíos, árabes, turcos, ucranianos, rusos, peruanos, mexicanos y gringos, les puedo decir con absoluta franqueza y cierta compasión que no, que ni ellos ni sus hijos tendrán cabida entre los escogidos: valen demasiado poco.
La gente que vivía en el bolsón de pobreza de Valparaíso vale mucho más que ellos y el uno por ciento juntos.
Publicado en:
http://www.redaccionpopular.com/articulo/las-herramientas-del-neoliberalismo-dos-notas
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