de Nilda Garré, Ministra de Seguridad, el Sábado, 16 de junio de 2012 a la(s) 12:44 ·
Las escuadrillas de la aviación naval que hace 57 años bombardearon la Plaza de Mayo iniciaron un periodo nefasto de nuestra historia que hoy sigue sanando sus heridas. La sangre de las víctimas marcó a fuego la relación entre el pueblo y sus Fuerzas Armadas: el 16 de junio de 1955 se hizo evidente que la matanza indiscriminada de la población civil era una herramienta a la que algunos sectores echarían mano ensucesivas ocasiones con tal de imponerse. El manto de olvido tendido sobre este ataque a mansalva nos condenó avivir nuevas tragedias: los fusilamientos de civiles y militares en 1956, la Masacre de Trelew y la implementación del terrorismo de Estado apartir de 1976, tienen su germen en este fatídico hecho. Muchos de los jóvenes oficiales que participaron de esta intentonacontinuaron mostrando su profunda vocación antidemocrática en los siguientes golpes de Estado que se sucedieron desde entonces. Estoy convencida que el proceso de memoria, verdad y justicia que hoy atravesamos en relación a los delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico militar nos compromete como sociedad a no admitir nunca más que el brazo armado de la nación se separe de supueblo. Las víctimas de esos hechos, hombres y mujeres de trabajo que sufrieron durante muchos años su invisibilización, y los integrantes de las Fuerzas Armadas que fueron leales al gobierno democrático merecen hoy nuestro más sincero homenaje.
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