El buen manejo del mercado cambiario no sostiene la situación que genera el pánico y el nerviosismo.
En estas semanas, la atención ha estado puesta en la cuestión cambiaria, y nada mejor para abordar el tema que desgranar los últimos datos del Balance Cambiario del Banco Central, que recoge y ordena todos los movimientos de divisas que pasan por el mercado de cambios.
El balance del primer trimestre de este año muestra cifras distintas a las de años anteriores, originadas en diversas políticas económicas aplicadas, así como por la situación de la propia economía. El primer dato a resaltar es que se obtuvo un incremento de Reservas Internacionales de 915 millones de dólares, cuando el mismo trimestre de 2011 el saldo fue negativo en 891 millones, y el anterior también resultó negativo, por 508 millones. Esta variación se toma como el resultado del Balance Cambiario, y se produce por varios motivos. Entre ellos, sobresale un mayor saldo comercial (exportaciones menos importaciones de mercancías), unos 1.260 millones de dólares más, comparado con igual período de 2011.
Un dato de menor magnitud, pero conceptualmente significativo, es el reducido envío de utilidades y dividendos al exterior de las empresas extranjeras, unos 53 millones de dólares, cuando el primer trimestre del año anterior fue de 361 millones y en los restantes trimestres de 2011 superó los 1.000 millones de dólares. Estos datos parecen ser el resultado de la presión del Gobierno sobre las compañías para que no distribuyan utilidades, tanto en YPF como también en muchas otras empresas donde el Estado tiene participación, o en empresas con las que se realizaron acuerdos. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner comentó recientemente que si se les otorgan determinados beneficios, fiscales, subsidios, préstamos a baja tasa, es lógico que las firmas extranjeras retribuyan, reinvirtiendo sus utilidades. Acuerdo con el concepto, y creo que esa reciprocidad debería tomarse como norma, tanto para las empresas extranjeras como para las nacionales.
Otro comportamiento distintivo está vinculado con una mayor Inversión Extranjera Directa (IED), que ha venido subiendo en los últimos trimestres; de un promedio de 500 millones de dólares por trimestre en 2010, se pasó a un récord de 1.400 millones en el último trimestre de 2011, mientras que en el primer trimestre de este año rondó los 1.000 millones de dólares. Estas cifras contradicen a los agoreros que vaticinan que estamos perdiendo inversiones.
Pero, también, hay que ver adónde van esas inversiones, y en qué medida sirven al proyecto de país que se tiene. Por ejemplo, con los datos conocidos del primer trimestre de 2012, un tercio de los desembolsos privados fue al sector minero, un sector extractivo que se caracteriza por una alta renta y que goza de una cantidad de beneficios fiscales inconcebible. No resulta un buen destino hasta que cambien esas condiciones de súper renta privada que obtienen, puesto que estoy convencido de que debemos aspirar a proyectos de IED que apoyen al desarrollo del país y que se comprometan a reinvertir sus utilidades. Se necesita una nueva ley de inversiones extranjeras, ya que con la normativa actual, la IED lleva todas las de ganar, y es difícil imponerle la más mínima condición.
También se destaca la menor formación de activos externos de residentes, más conocida como salida de capitales del sector privado. Si bien la salida es menor que en el primer trimestre de 2011, la diferencia se produce por una repatriación de inversiones cercana a los 600 millones de dólares en el pasado trimestre, mientras que la venta de dólares billete, que concentra el 80 por ciento del monto del rubro, evidencia volúmenes idénticos en ambos trimestres, aun con las medidas de transparencia cambiaria en pleno despliegue.
Como datos adicionales a la fortaleza en el manejo del mercado cambiario, puede citarse que el Banco Central está comprando dólares a un buen ritmo y maneja totalmente el mercado mayorista del dólar, tanto en el contado como en el futuro, en cantidades y valores. En este escenario, se trató de instalar la idea de un desdoblamiento cambiario, que fue rápidamente desmentida por la propia Presidenta, quien comentó, además, que no habría ninguna política de shock. Hay que tener en cuenta que sólo pensar en un sistema de cambios múltiples ya deja implícito que se está pensando en devaluar, y ése fue el mensaje que quisieron dar los medios instalando la noticia. Hablar de desdoblamiento cambiario también tiene que ver con la eventual desaparición de las retenciones o derechos de exportación, porque, teóricamente, los variados tipos de cambio suplirían a las retenciones. Sin embargo, creo que la existencia de las retenciones a determinados productos agrícolas y petroleros actúa como una opción más eficiente que un sistema de tipo de cambios múltiples, y permite al fisco captar gran parte de la renta excepcional de los sectores agrícola y extractivo. Es claro que la implementación de retenciones móviles mejoraría esta política.
Aparecieron, entonces, todo tipo de pronósticos catastróficos. El supuesto detonante fue una menor autorización de compras de dólares por parte de la AFIP, quien detectó más de 12 mil contribuyentes con inconsistencias en las declaraciones de Ganancias y Bienes Personales recientemente presentadas.
Esta menor autorización se produjo porque el organismo recaudador descubrió “muchas operaciones validadas por la AFIP para la adquisición de moneda extranjera, que luego fue vendida por los contribuyentes en el mercado paralelo para así aprovechar la diferencia de ambas cotizaciones”. En este entorno, es altamente probable que muchos compradores de buena fe no puedan obtener dólares.
Ante la menor disposición de billetes, los intermediarios que participan del denominado mercado paralelo rápidamente subieron el valor del dólar que transan, el “blue”, cotización que fue ampliamente comentada por los distintos medios periodísticos, en algunos casos como un dato, en otros como una tendencia irreversible. La brecha entre el dólar oficial y el ilegal se disparó a niveles irrazonables, como lo expresan varios medios. Ámbito Financiero, en su portada del 17 de mayo, reflexiona: “Un dólar a 5,60 pesos, como llegó a operarse el martes, era una cotización de pánico, sin sustento macroeconómico y aún en un contexto internacional incierto.” También El Cronista tituló “El nerviosismo dispara al blue a $ 5,71 pero en el mercado ya hablan de ‘sobrerreacción’” (22 de mayo). ¿Dónde está, entonces, la situación que genera el pánico y el nerviosismo? Sólo en la mente de los especuladores, que hacen pingües ganancias.
Además, estuvo presente entre las tensiones del tipo de cambio la evolución del real, que se viene depreciando desde principios de julio último, cuando llegó a 1,55 reales por dólar y ahora está rondando los dos reales por dólar.
En una nota en la que se entrevista a varios economistas de profunda raigambre neoliberal, todos aconsejan “que el peso siga al real”, desconociendo que la moneda brasileña viene de un período de fuerte apreciación. El mercado paralelo es el mercado ilegal de divisas, y la cotización del dólar “blue” es la cotización del dólar ilegal, utilizado para evadir impuestos o lavar dinero. Para estas operaciones ilegales, lo importante es contar con la posibilidad de tener esos dólares, y el precio es lo de menos.
Las medidas tomadas por la AFIP a partir de octubre de 2011 están orientadas a mejorar la transparencia de las operaciones en el mercado cambiario. Y, a partir de esta mejora, permitir un mejor control de las operaciones realizadas. Significa un paso más en la recuperación de la soberanía cambiaria por parte del Estado.
Desde la imposición de estas medidas de transparencia, los importadores han accedido a los dólares para pagar sus compras al exterior, así como aquéllos que realizaron operaciones inmobiliarias con préstamos hipotecarios no tienen problema alguno en convertir los pesos recibidos en dólares para entregar por la compra de la propiedad. Hay equilibrios macroeconómicos, y si bien existe el impacto de la crisis internacional, esos mismos equilibrios macro dan sustento a la voluntad del Gobierno para tomar medidas anticíclicas. Por lo demás, la economía está funcionando de manera sólida, con un nivel de crecimiento inferior al elevado 8,9 por ciento de 2011, aunque puede estimarse para 2012 un 4 por ciento, una cifra más que aceptable.
Sin duda, existe el riesgo de la profecía autorrealizadora, que puede llevar a que los valores del dólar ilegal, a pesar de ser un mercado marginal, terminen impactando sobre los precios de la economía. Pero las fortalezas de la política monetaria y cambiaria son una de las herramientas más importantes para desactivar la alocada especulación que se ha instalado en estos días.
Publicada en Revista Debate 1-06-2012.
Publicada en :
http://www.carlosheller.com.ar/2012/06/03/la-macroeconomia-no-avala-la-incertidumbre-instalada/
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