17 de Octubre de 1945…
¡Cuántas polémicas!, ¡Cuántas antinomias!... cuanta sangre derramada en defensa de ideas y convicciones…
Es una de esas fechas nodales, eje, que marcan una divisora de aguas, que marcan un cambio de época.
Sectores invisibilizados, puestos entre paréntesis por la cultura hegemónica, que rompen todos sus diques de contención y emergen a la superficie.
Una paciente labor de europeización y descriollización de la sociedad, que venía desarrollándose desde hacía más de un siglo, con íconos como Rivadavia, Sarmiento, Mitre o Roca, que estalla en mil pedazos, y da paso a esa realidad sumergida que muchos preferían omitir.
Y, cuando esa realidad emerge, genera incomprensión, estupor, alienación, odio… La gente “decente” que no entiende de dónde salieron esas masas oscuras y sudorosas, ese “aluvión zoológico” tan desagradable; gente decente y “civilizada” que se eriza y comienza a descubrir el salvaje que llevaba adentro, y comete actos que parecían estar completamente fuera de su agenda...
Reacciones de alienación ante la realidad, de alienación ante la propia identidad negada que prefiere ocultarse, taparse, olvidarse…
¿Se acuerdan de aquella vieja figura literaria, Dorian Gray?... Un hombre que no envejecía, pero que tenía escondido en un lugar secreto de su casa un retrato de si mismo que envejecía por él, que lo mostraba tal como era…
Para nuestra clase dominante, el 17 de Octubre fue una experiencia traumática, semejante a lo que hubiera significado para Dorian Gray enfrentarse en público con su retrato… Vieron una cara de sí mismos que no podían aceptar ver, vieron un oscuro y odiado secreto salir a la luz pública… Los odiaron y se odiaron a la vez…Y quisieron destruir esa realidad que los incomodaba, que les mostraba lo endeble y artificial del elaborado edificio cultural que habían construido…
Y, como siempre nos pasa, al ver hasta que punto nuestra cultura dominante puede alienarse respecto a su propia sociedad, como puede considerar como criaturas incomprensibles y peligrosas a sus propios ciudadanos, comprendemos mejor algunas realidades del hoy, que son herederas del ayer.
Elegí para este aniversario citar algunos breves fragmentos de distintos autores (1), desde distintas posturas ideológicas, pero que reflejan lo mismo : cuántos sectores manifestaron –en ese momentos y también muchísimo después- una absoluta incomprensión ante lo que estaba pasando…
Adrián Corbella, 16 de octubre de 2010.
ALGUNOS CURIOSOS TESTIMONIOS DE CONTEMPORÁNEOS :
“Entraba el número anterior en prensa cuando, desde Avellaneda, salían en dirección a la Capital las primeras bandas armadas del peronismo, obedeciendo a un plan de acción dirigido por el coronel y sus asesores nazis. El plan se reveló en toda su audacia el día 17. Las bandas armadas del peronismo entraban en acción para sembrar la confusión y el terror en la población desprevenida, con el propósito de crear el clima favorable para un nuevo golpe sorpresivo al gobierno (…) El peronismo logró engañar a algunos sectores de la clase obrera, pequeños por cierto, en especial a jóvenes y mujeres recientemente incorporados a la producción y del interior, a quines no había llegado la prédica democrática por la represión del movimiento obrero y popular. Esos sectores engañados de la clase obrera fueron en realidad dirigidos por el malevaje peronista que, repitiendo escenas dignas de la época de Rosas, y remedando lo ocurrido en los orígenes del fascismo en Italia y Alemania, demostró lo que era arrojándose contra los hogares, contra el pudor y la honestidad, contra la decencia, contra la cultura…”
De Orientación, órgano oficial del Partido Comunista Argentino, publicado el 24 de octubre de 1945.
“Ayer, cuando se tomó la resolución de declarar la huelga general, en principio, en la reunión de la Comisión Administrativa, yo dije que la huelga sería hecha en defensa de las conquistas obreras y contra la oligarquía que había ganado una posición de privilegio en el gobierno, situación confesada por los propios funcionarios. Los diarios entregados al capital y a la oligarquía aplauden las palabras del nuevo Secretario de Trabajo y Previsión y eso sólo ya es un índice para nosotros, porque hasta hace muy pocos días esos mismos diarios se caracterizaban por su violenta oposición a la obra que cumplía la Secretaría de Trabajo y Previsión. Ayer analizamos extensamente el problema antes de de tomar la resolución que ustedes conocen, y ahora nuevamente se arguye que no hay razones para declarar la huelga general y que no puede ser motivo el pedido de libertad del coronel Perón. Yo pregunto, ¿Y la negativa de los patrones a pagar el 12 de octubre y otorgar las vacaciones ? ¿Y la información que dan los diarios sobre los posibles integrantes del gabinete nacional, conspicuos miembros de la oligarquía todos ellos ? ¿ Y la prisión del coronel Perón ? Porque pese a todo lo que se diga, el coronel está preso. ¿Y la detención del coronel Mercante?. Dentro de poco seguiremos nosotros el mismo camino, pues no debemos olvidar que si Ávalos se proclama amigo de Perón, Vernengo Lima es enemigo acérrimo de aquel y de nosotros ; y a mi juicio tiene más influencia en el gobierno Vernengo Lima que nadie, porque cuenta con el apoyo del capital y de la oligarquía (…) . En concreto, la situación sería ésta : Ávalos está con Perón y Vernengo Lima está contra Perón. Me parece entonces que nuestra actitud va a reforzar la posición del primero y tendrá como consecuencia inmediata la libertad de Perón y el aseguramiento de todas nuestras conquistas. Tenemos que aprovechar este momento excepcionalmente favorable para nosotros, pues si no, habremos perdido la lucha por muchos años”.
Libertario Ferrari, del sindicato de empleados del Estado.
Ferrari era un hombre cercano a integrantes de FORJA, como Arturo Jauretche.
EL DEBATE ENTRE LOS HISTORIADORES :
“Un conato de revolución militar obligó a Perón a retirarse transitoriamente del poder y permitió la cuidadosa organización de su retorno a la vida pública en condiciones excepcionales que demostraban el trasfondo de su política y de sus planes. Con la colaboración desembozada de fuertes grupos militares y de la policía, se organizó el 17 de octubre de 1945 una marcha sobre Buenos Aires para exigir la ‘libertad’ de Perón. El movimiento tenía –en gran escala- la misma estructura interna de otros que anteriormente había organizado la policía para otorgar algo de calor popular a los actos de gobierno de la revolución de 1943 ; pero era inequívoco que ahora existía también un movimiento espontáneo de masas populares para las cuales el nombre de Perón se había transformado en bandera de un movimiento social”.
José Luis Romero, Las ideas políticas en la Argentina, Buenos Aires, 1981.
“No hay nada en nuestra historia que se parezca a lo del 17 de octubre (…) Porque lo más singular del 17 de octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana que era expresión auténtica de una nueva realidad nacional. Y eso es lo que le resultó más chocante a esta Buenos Aires orgullosa de su rostro europeo : reconocer en esa horda desaforada que tenía el color de la tierra, una caricatura vergonzosa de su propia imagen. Caras, voces, coros, tonos desconocidos : la ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos desembarcando en nuestro planeta. Argentinos periféricos, ignorados, omitidos, apenas presumidos, que de súbito aparecieron en el centro mismo de la urbe para imponerse arrolladoramente. Por eso lo del 17 de octubre no provocó el rechazo que provoca una fracción política partidista frente a otra : fue un rechazo instintivo, visceral, por parte de quienes miraban desde las veredas el paso de las turbulentas columnas. Empezaba la mañana cuando comenzaron a llegar rotundos, desafiantes, caminando o en vehículos que habían tomado alegremente por asalto y cuyos costados repetían hasta el hartazgo el nombre de Perón en tiza, cal y carbón. A medida que avanzaban, las cortinas de los negocios se bajaban abruptamente como tableteo de ametralladoras. Nadie los conducía, todos eran capitanes.”
Félix Luna, El 45, Buenos Aires, 1982.
“La burocracia estatal (coronel Mercante y su séquito de Trabajo y Previsión), el ejército y la policía (coroneles Velazco, Pistarini), curas, políticos burgueses y aventureros (Bramuglia, Eva Duarte de Perón, Benítez) y burócratas sindicales inspirados por la Iglesia y manipulados por Trabaho y Previsión (Cipriano Reyes) deciden apelar a la huelga general. (…) La clase obrera –en particular donde mayor es la densidad de trabajadores provenientes del Interior- responde y sale a la calle. Desde luego que no salen a la fuerza ; salen por su propia voluntad, porque quieren a Perón y van a gritar su nombre, en Plaza de Mayo, sin que nadie los obligue o los fuerce a ello. En este sentido es indudable que la movilización del 17 de octubre fue espontánea ; en el sentido de que los obreros salieron a la calle por su propia voluntad, sin que se ejerciera coerción sobre ellos ; con tanta espontaneidad, en fin, como salen para ir a la cancha de futbol o al cine. Pero si cada obrero actuó espontáneamente, la clase obrera como clase no se movilizó espontáneamente ni fue esa una movilización autónoma (…). El ejército, la policía y la Iglesia junto con los políticos peronistas , movían los hilos y amenazaban con desatar la furia de las masas que aguardaban en la Plaza de Mayo. Pero lo cierto es que las masas no daban indicio alguno de estar furiosas, y su único gesto contrario al orden burgués y a las buenas costumbres consistió en refrescar sus pies en la Plaza de Mayo.”
Milcíades Peña, Industrialización y clases sociales en la Argentina, Buenos Aires, 1986
“Pero los trabajadores ya no consintieron una nueva vergüenza : todo el país quedó paralizado por una huelga general y las multitudes marchan hacia Plaza de Mayo donde exigen la libertad de Perón y su vuelta al poder (…). El fenómeno estaba fuera de la capacidad de percepción de la mentalidad política tradicional. Se le buscaron muchas explicaciones, todas falsas. La conclusión fue que lo de la Plaza de Mayo no habría sido una gigantesca manifestación del pueblo, sino una cita de los más bajo de la sociedad, de la oscura fuerza de la anarquía y la desintegración (…) El partido mayoritario, la UCR, aclaró que se trataba de un acto ´ reparado por la Policía Federal y la Secretaría de Trabajo y Previsión, onvertida en una gran maquinaria fascista ´ . El Partido Comunista lo caracterizó así : ´… se ha visto otro espectáculo, el de las hordas de desclasados haciendo vanguardia del presunto orden peronista. Los pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad no representaban ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y la Secretaría de Trabajo para amedrentar a la población ´. En cuanto a los socialistas, le dedicaron joyas de su desopilante literatura, hablando de ´ ignorancia, indigencia más mental que física, fuerzas de resentimiento ´, etc.”.
John William Cooke, Peronismo crítico, Buenos Aires, 1973.
“El hecho de que la CGT declarara la huelga general para el 18 de octubre y que la movilización obrera se produjera el 17 ha contribuido a alimentar, desde entonces, la sospecha, cuando no la acusación, de que el sindicalismo estuvo a la retaguardia de los acontecimientos y, en el mejor de los casos, se limitó a refrendar una situación consumada. Nos parece que el significado de esa discrepancia de 24 horas es más compleja. Sin duda, que los trabajadores hayan tomado las calles un día antes prueba que la central obrera no estuvo entre los principales instigadores de la movilización. Pero concluir de aquí que los aparatos sindicales no jugaron un papel, nada de la reconstrucción que hemos hecho lo confirma. La CGT no era entonces, es preciso recordar, la entidad representativa que sería más tarde ; por lo que su falencia no debe ser vista como si entrañara la del conjunto de las organizaciones obreras. Hemos indicado ya que la preparación y la canalización de la movilización obrera estuvo a cargo de varios sindicatos, federados y autónomos, que actuaron en la emergencia como dirección alternativa de la CGT. Dicho esto, la relevancia de la declaración de la huelga general por la central obrera no debe ser tampoco subestimada. En esa hora crítica, ella sirvió para comunicar a los sindicatos que estaban en estado de alerta desde el 15, y a los trabajadores en general que formaban parte de un vasto movimiento colectivo, dándoles así el impulso para pasar a la acción, en la confianza de que contaban con el respaldo de las organizaciones sindicales más poderosas. “
Juan Carlos Torre, El 17 de octubre de 1945, Buenos Aires, Ariel, 1995.
(1) Todos los fragmentos han sido tomados de : María F. Alonso, Roberto Elisalde, Enrique Vázquez : La Argentina del siglo XX, AIQUE, Buenos Aires, 1997. Pags.77-78-79.
ALGUNOS CURIOSOS TESTIMONIOS DE CONTEMPORÁNEOS :
“Entraba el número anterior en prensa cuando, desde Avellaneda, salían en dirección a la Capital las primeras bandas armadas del peronismo, obedeciendo a un plan de acción dirigido por el coronel y sus asesores nazis. El plan se reveló en toda su audacia el día 17. Las bandas armadas del peronismo entraban en acción para sembrar la confusión y el terror en la población desprevenida, con el propósito de crear el clima favorable para un nuevo golpe sorpresivo al gobierno (…) El peronismo logró engañar a algunos sectores de la clase obrera, pequeños por cierto, en especial a jóvenes y mujeres recientemente incorporados a la producción y del interior, a quines no había llegado la prédica democrática por la represión del movimiento obrero y popular. Esos sectores engañados de la clase obrera fueron en realidad dirigidos por el malevaje peronista que, repitiendo escenas dignas de la época de Rosas, y remedando lo ocurrido en los orígenes del fascismo en Italia y Alemania, demostró lo que era arrojándose contra los hogares, contra el pudor y la honestidad, contra la decencia, contra la cultura…”
De Orientación, órgano oficial del Partido Comunista Argentino, publicado el 24 de octubre de 1945.
“Ayer, cuando se tomó la resolución de declarar la huelga general, en principio, en la reunión de la Comisión Administrativa, yo dije que la huelga sería hecha en defensa de las conquistas obreras y contra la oligarquía que había ganado una posición de privilegio en el gobierno, situación confesada por los propios funcionarios. Los diarios entregados al capital y a la oligarquía aplauden las palabras del nuevo Secretario de Trabajo y Previsión y eso sólo ya es un índice para nosotros, porque hasta hace muy pocos días esos mismos diarios se caracterizaban por su violenta oposición a la obra que cumplía la Secretaría de Trabajo y Previsión. Ayer analizamos extensamente el problema antes de de tomar la resolución que ustedes conocen, y ahora nuevamente se arguye que no hay razones para declarar la huelga general y que no puede ser motivo el pedido de libertad del coronel Perón. Yo pregunto, ¿Y la negativa de los patrones a pagar el 12 de octubre y otorgar las vacaciones ? ¿Y la información que dan los diarios sobre los posibles integrantes del gabinete nacional, conspicuos miembros de la oligarquía todos ellos ? ¿ Y la prisión del coronel Perón ? Porque pese a todo lo que se diga, el coronel está preso. ¿Y la detención del coronel Mercante?. Dentro de poco seguiremos nosotros el mismo camino, pues no debemos olvidar que si Ávalos se proclama amigo de Perón, Vernengo Lima es enemigo acérrimo de aquel y de nosotros ; y a mi juicio tiene más influencia en el gobierno Vernengo Lima que nadie, porque cuenta con el apoyo del capital y de la oligarquía (…) . En concreto, la situación sería ésta : Ávalos está con Perón y Vernengo Lima está contra Perón. Me parece entonces que nuestra actitud va a reforzar la posición del primero y tendrá como consecuencia inmediata la libertad de Perón y el aseguramiento de todas nuestras conquistas. Tenemos que aprovechar este momento excepcionalmente favorable para nosotros, pues si no, habremos perdido la lucha por muchos años”.
Libertario Ferrari, del sindicato de empleados del Estado.
Ferrari era un hombre cercano a integrantes de FORJA, como Arturo Jauretche.
EL DEBATE ENTRE LOS HISTORIADORES :
“Un conato de revolución militar obligó a Perón a retirarse transitoriamente del poder y permitió la cuidadosa organización de su retorno a la vida pública en condiciones excepcionales que demostraban el trasfondo de su política y de sus planes. Con la colaboración desembozada de fuertes grupos militares y de la policía, se organizó el 17 de octubre de 1945 una marcha sobre Buenos Aires para exigir la ‘libertad’ de Perón. El movimiento tenía –en gran escala- la misma estructura interna de otros que anteriormente había organizado la policía para otorgar algo de calor popular a los actos de gobierno de la revolución de 1943 ; pero era inequívoco que ahora existía también un movimiento espontáneo de masas populares para las cuales el nombre de Perón se había transformado en bandera de un movimiento social”.
José Luis Romero, Las ideas políticas en la Argentina, Buenos Aires, 1981.
“No hay nada en nuestra historia que se parezca a lo del 17 de octubre (…) Porque lo más singular del 17 de octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana que era expresión auténtica de una nueva realidad nacional. Y eso es lo que le resultó más chocante a esta Buenos Aires orgullosa de su rostro europeo : reconocer en esa horda desaforada que tenía el color de la tierra, una caricatura vergonzosa de su propia imagen. Caras, voces, coros, tonos desconocidos : la ciudad los vio con la misma aprensión con que vería a los marcianos desembarcando en nuestro planeta. Argentinos periféricos, ignorados, omitidos, apenas presumidos, que de súbito aparecieron en el centro mismo de la urbe para imponerse arrolladoramente. Por eso lo del 17 de octubre no provocó el rechazo que provoca una fracción política partidista frente a otra : fue un rechazo instintivo, visceral, por parte de quienes miraban desde las veredas el paso de las turbulentas columnas. Empezaba la mañana cuando comenzaron a llegar rotundos, desafiantes, caminando o en vehículos que habían tomado alegremente por asalto y cuyos costados repetían hasta el hartazgo el nombre de Perón en tiza, cal y carbón. A medida que avanzaban, las cortinas de los negocios se bajaban abruptamente como tableteo de ametralladoras. Nadie los conducía, todos eran capitanes.”
Félix Luna, El 45, Buenos Aires, 1982.
“La burocracia estatal (coronel Mercante y su séquito de Trabajo y Previsión), el ejército y la policía (coroneles Velazco, Pistarini), curas, políticos burgueses y aventureros (Bramuglia, Eva Duarte de Perón, Benítez) y burócratas sindicales inspirados por la Iglesia y manipulados por Trabaho y Previsión (Cipriano Reyes) deciden apelar a la huelga general. (…) La clase obrera –en particular donde mayor es la densidad de trabajadores provenientes del Interior- responde y sale a la calle. Desde luego que no salen a la fuerza ; salen por su propia voluntad, porque quieren a Perón y van a gritar su nombre, en Plaza de Mayo, sin que nadie los obligue o los fuerce a ello. En este sentido es indudable que la movilización del 17 de octubre fue espontánea ; en el sentido de que los obreros salieron a la calle por su propia voluntad, sin que se ejerciera coerción sobre ellos ; con tanta espontaneidad, en fin, como salen para ir a la cancha de futbol o al cine. Pero si cada obrero actuó espontáneamente, la clase obrera como clase no se movilizó espontáneamente ni fue esa una movilización autónoma (…). El ejército, la policía y la Iglesia junto con los políticos peronistas , movían los hilos y amenazaban con desatar la furia de las masas que aguardaban en la Plaza de Mayo. Pero lo cierto es que las masas no daban indicio alguno de estar furiosas, y su único gesto contrario al orden burgués y a las buenas costumbres consistió en refrescar sus pies en la Plaza de Mayo.”
Milcíades Peña, Industrialización y clases sociales en la Argentina, Buenos Aires, 1986
“Pero los trabajadores ya no consintieron una nueva vergüenza : todo el país quedó paralizado por una huelga general y las multitudes marchan hacia Plaza de Mayo donde exigen la libertad de Perón y su vuelta al poder (…). El fenómeno estaba fuera de la capacidad de percepción de la mentalidad política tradicional. Se le buscaron muchas explicaciones, todas falsas. La conclusión fue que lo de la Plaza de Mayo no habría sido una gigantesca manifestación del pueblo, sino una cita de los más bajo de la sociedad, de la oscura fuerza de la anarquía y la desintegración (…) El partido mayoritario, la UCR, aclaró que se trataba de un acto ´ reparado por la Policía Federal y la Secretaría de Trabajo y Previsión, onvertida en una gran maquinaria fascista ´ . El Partido Comunista lo caracterizó así : ´… se ha visto otro espectáculo, el de las hordas de desclasados haciendo vanguardia del presunto orden peronista. Los pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad no representaban ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y la Secretaría de Trabajo para amedrentar a la población ´. En cuanto a los socialistas, le dedicaron joyas de su desopilante literatura, hablando de ´ ignorancia, indigencia más mental que física, fuerzas de resentimiento ´, etc.”.
John William Cooke, Peronismo crítico, Buenos Aires, 1973.
“El hecho de que la CGT declarara la huelga general para el 18 de octubre y que la movilización obrera se produjera el 17 ha contribuido a alimentar, desde entonces, la sospecha, cuando no la acusación, de que el sindicalismo estuvo a la retaguardia de los acontecimientos y, en el mejor de los casos, se limitó a refrendar una situación consumada. Nos parece que el significado de esa discrepancia de 24 horas es más compleja. Sin duda, que los trabajadores hayan tomado las calles un día antes prueba que la central obrera no estuvo entre los principales instigadores de la movilización. Pero concluir de aquí que los aparatos sindicales no jugaron un papel, nada de la reconstrucción que hemos hecho lo confirma. La CGT no era entonces, es preciso recordar, la entidad representativa que sería más tarde ; por lo que su falencia no debe ser vista como si entrañara la del conjunto de las organizaciones obreras. Hemos indicado ya que la preparación y la canalización de la movilización obrera estuvo a cargo de varios sindicatos, federados y autónomos, que actuaron en la emergencia como dirección alternativa de la CGT. Dicho esto, la relevancia de la declaración de la huelga general por la central obrera no debe ser tampoco subestimada. En esa hora crítica, ella sirvió para comunicar a los sindicatos que estaban en estado de alerta desde el 15, y a los trabajadores en general que formaban parte de un vasto movimiento colectivo, dándoles así el impulso para pasar a la acción, en la confianza de que contaban con el respaldo de las organizaciones sindicales más poderosas. “
Juan Carlos Torre, El 17 de octubre de 1945, Buenos Aires, Ariel, 1995.
(1) Todos los fragmentos han sido tomados de : María F. Alonso, Roberto Elisalde, Enrique Vázquez : La Argentina del siglo XX, AIQUE, Buenos Aires, 1997. Pags.77-78-79.
1 comentario:
pienso, desde hace mucho que el 17 de octubre es similar al 25 de mayo,
estoy por el DÍA DE LA FUNDACIÓN POPULAR DE LA ARGENTINA!
SALUDOSSSSSS
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