Esa noche Néstor Kirchner fue el Eternauta. Habían pasado apenas 72 horas de su angioplastia. Se lo percibía convaleciente, agotado, humano. Pero le tocaba corporizar al superhéroe. Y, se sabe, los superhéroes siempre afrontan su misión. Cueste lo que cueste.Esa noche, en el Luna Park, Néstor Kirchner encabezó el acto político con mayor proyección simbólica de la era K. Acompañado por su esposa presidenta, el hombre que había llegado del frío para calentar la política argentina a fuerza de transformaciones se dejó mimar por una multitud de pibes comprometidos y entusiastas. Eran −son− los militantes de una causa que parecía perdida: la de la memoria con justicia efectiva, la equidad y la inclusión social. Eran −son− la reserva moral de un país que ya no podrá desentenderse de su destino. Eran −son− los soldados de una batalla que está lejos de terminar. Porque los Ellos todavía no fueron derrotados. Están ahí, agazapados, manejando a sus políticos-robot, a sus cucarachas mediáticas, a sus manos de obra desocupada y servil. Están ahí.
Pero también estamos nosotros.
Esa noche, en el Luna y frente a una multitud, Néstor Kirchner representó al héroe que imaginó Oesterheld: un héroe colectivo, plural, inclusivo. Vistió un traje que nos pertenece a todos.
Los Ellos ya lo saben.
El Eternauta sigue entre nosotros.
Sigue con nosotros.
Ya nada les será tan fácil.
1 comentario:
Gran problema para los Ellos :
¿Cómo se derrota a un Mito ?
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