14-05-2010 / por Eduardo Anguita (Tomado de la edición digital de "El Argentino")
Luis Majul se propuso un récord Guinness: superar la frase menos ingeniosa del periodismo y la política de los últimos años. Cuando llegaba la democracia, Herminio Iglesias le permitió a la clase media confirmar lo torpes e incultos que eran los sindicalistas peronistas. Eran tiempos de alfonsinismo y el frustrado candidato a gobernar la provincia de Buenos Aires Herminio Iglesias dijo en un programa de televisión “Vamos a trabajar las 24 horas del día y, si es necesario, a la noche también”. Muchos argentinos, tan psicoanalizados, descubrían que a Herminio lo había traicionado el inconsciente y no iba a trabajar, que lo suyo era quemar ataúdes en los actos de campaña. Majul, que no se priva de llamar a Víctor Hugo Morales “el locutor oficialista”, publicó un artículo el último miércoles en La Nación titulado “El plan de Kirchner para volver en 2011” y empieza así: “Néstor Kirchner hace política las 24 horas del día, hasta cuando duerme”. Cualquier inspiración en el blooper –verbal– de Herminio es interpretación de quien lea estas líneas. A renglón seguido, el periodista “de investigación” no explica si Kirchner es sonámbulo o está conectado a algún dispositivo que le permita transmitir instrucciones. Nada de eso. Viene otra sentencia, digna de un manual de psiquiatría: “Y la diferencia entre él y la mayoría de sus adversarios, es que la hace sin culpa y sin demasiados escrúpulos”. Tampoco hay ninguna explicación del diagnóstico de Majul –o mister Freud– que parecería corresponder a un caso clínico agudo de psicopatía o a un personaje despiadado de un filme de Alfred Hitchcock. Aunque cada cual es libre de publicar lo quiera, no deja de llamar la atención que el diario de los Mitre anuncie que los miércoles se puede leer la columna de Majul y los jueves la de Mariano Grondona. Son dos plumas tan distintas como distintas son las procedencias de los comunicadores del establishment que decidieron ocupar el lugar de “oposición” ya que los políticos anti K no ponen lo que hay que poner para terminar con la dictadura chavista. El problema de ese artículo es que “Kirchner ya se mueve, con intensidad brutal, para suceder a Cristina Fernández” y “trabaja con herramientas y maquinaria pesada”. ¡¿Cuál Majul?! Kirchner –no aclara si dormido o despierto– se ocupa de supervisar “desde la calidad de los codificadores para que por lo menos un millón de argentinos puedan acceder a la televisión digital hasta la posibilidad de dar un aumento generalizado a jubilados y pensionados y también de efectivizar a la mayoría de los trabajadores de la administración pública”. Es decir, que el Estado diseñe la nueva era digital de la televisión con un sentido claro de inclusión social en vez de que cada hogar tenga que pagar más de $100 para ver por cable (Majul, el 66% de los argentinos tiene que pagar el cable y las dos terceras partes de ellos están abonados al monopolio Clarín) es propio de un tipo sin culpas ni escrúpulos. Pero, ¿y mejorar los ingresos de los jubilados está mal? Quizá no leyó lo que pasa en España a partir de las recomendaciones del FMI a ese país de recortes a los asalariados y pensionados. En estos años, en la Argentina se recuperaron los ingresos a los jubilados y gracias a la estatización de las AFJP hoy hay fondos también para la asignación por hijo (llega ya a 3.500.000 beneficiarios y se está ampliando) y para que los chicos del secundario puedan tener una computadora entregada por el Estado. En cuanto a la efectivización de los empleados públicos, quizá Majul no sepa que fueron los planes contingentes del FMI los que impidieron el aumento de las plantas permanentes en la administración pública y por eso se inventaron categorías como planta transitoria o contratados. Es cierto, la Presidenta acaba de anunciar el pase a planta permanente de los empleados públicos. Y lo hizo en medio del derrumbe de Grecia y del reciente llamado de Barack Obama a José Luis Rodríguez Zapatero para que no desoiga los consejos del FMI. Sobre el final, Majul cumple con el libreto hecho a medida por los directivos del monopolio conducidos por Héctor Magnetto: “Su fuerza de choque mediática [la de Kirchner] lastima a Clarín y busca desacreditar a los periodistas que no forman parte de su ejército de incondicionales y fanáticos. Pero no logra impedir que la información, los datos duros y las investigaciones se propaguen y lleguen a la mayoría de los argentinos”. A continuación dice: “El ejercicio de descalificación anónima que practican contra los colegas y contra los libros que contienen denuncias se les está volviendo en contra”. Y acá es donde este cronista decidió contestarle claramente a Majul, que es periodista, sin duda, pero que es un empresario que factura publicidad a niveles muy altos. No sé si lo hace con escrúpulos o sin culpas, pero a billetera batiente. Y esos “periodistas” de los que habla son comunicadores del establishment que se congratulan con la política de persecución y prohibición de representaciones gremiales de los trabajadores de prensa tal como lo viven en Clarín y La Nación. Esos “periodistas” tienen programas de radio y de televisión o consultoras que reciben los avisos de publicidad. Una caricatura del periodismo. Majul advierte que “todavía el largo brazo del poder no alcanzó a las editoriales y no pudo doblegar la conciencia individual de muchos que ponen la firma debajo de lo que escriben”. Este muchacho se siente un héroe en medio de la batalla y, según parece, no tiene la menor idea del país en el que vive. Alguna vez, quizá, deberían sugerirle algunas lecturas sobre el rol de los medios en la dictadura. Le bastaría con ir a la hemeroteca de La Nación y hojearla un poco. Dice Majul: “Y Kirchner espera el fallo de la Corte sobre la ley de medios como si se tratara del resultado de las próximas elecciones presidenciales”. Efectivamente, Magnetto les transmite a los comunicadores que lo acompañan que si ganan un poco de tiempo, los efectos de desmonopolización de la democrática ley 26.552 se podrían evitar. Así se los dice el CEO de Clarín: bastaría con que la Corte se demore, que recién falle en septiembre y así, reglamentación mediante, los plazos de un año para democratizar el espectro se cruzarían con la campaña presidencial. Majul, vivimos en un país donde no “hubo un muerto” como auguró Joaquín Morales Solá, ni “se vive una dictadura” como se alarma Magdalena Ruiz Guiñazú. Ellos mismos podrían contarte lo que era la dictadura. Yo también, claro, con otro punto de vista. Por suerte estamos en un país donde rigen todas las garantías constitucionales, hasta para quienes están presos por delitos de lesa humanidad, hasta para quienes se apropian de hijos de desaparecidos, hasta para quienes se quedaron con la única empresa de papel de diarios. Pero, ¡ay, Majul!, las cosas están cambiando.
Publicado en :
http://www.elargentino.com/nota-90846-Kirchner-y-el-inconsciente-de-Majul.html
1 comentario:
La prensa "seria" no siempre es tan "seria"
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