Mauricio Macri, sin filtro en su libro: neoliberalismo y mano dura para el "segundo tiempo"
El expresidente eligió adelantar un artículo de su libro "Para qué" en el que enumera las medidas que piensa tomar si vuelve al poder. Se trata de un revival del menemismo que incluye privatizaciones, despidos masivos, apertura de importaciones y reformas laboral, sindical, previsional y fiscal. Y todo con aval represivo porque “el derecho de protesta debe encontrar un límite”.
10 de octubre de 2022
En línea con su creencia de que la sociedad argentina es “la más fracasada” del mundo, el concepto que Mauricio Macri tiene del país que él quiere volver a presidir es que Argentina es “un estafador serial” que, según dijo, él sabe cómo curar. Lo dijo sin eufemismos: privatizaciones de empresas públicas, despidos masivos, apertura de importaciones, y reformas laboral, sindical, previsional y fiscal. Es decir, volver a los ’90 pero “sin gradualismos”. Y todo sin chistar en las calles, porque “el derecho de protesta debe encontrar un límite” en la represión.
El catálogo de advertencias se encuentra resumido en el capítulo 25 llamado “Segundo tiempo”, de su nuevo libro “Para qué”, donde el líder de Juntos por el Cambio hace un anticipo explícito de lo que será su eventual mandato, en caso de que se presente y gane los comicios de 2023.
En esas páginas, Macri expuso brevemente un diagnóstico fatal y un recetario “de largo aliento” sobre cómo dar “un giro de 180 grados en materia de política económica” en línea con lo que demanda lo que él llama “el mundo”.
Lo primero que, según Macri, deben saber los argentinos es que “el segundo tiempo va a exigir mucho de la sociedad”, en un plazo corto y sin anestesias, porque “el próximo gobierno será más fuerte”. “Su fortaleza requerirá que las reformas estructurales se sancionen en las primeras horas”, dijo y lanzó una nómina de intimidaciones alejadas del “gradualismo” que, según admitió, “fue producto de nuestra debilidad” en el mandato 2015-2019.
El eco de Alsogaray, Martínez de Hoz y Menem
Retomando el concepto de “hay que achicar el Estado” puesto en práctica por los máximos exponentes del neoliberalismo argentino en dictadura y democracia, Macri sostuvo que el eje de su administración se basará en una “reducción drástica del gasto público” peor que en su primera Presidencia.
Despidos masivos: “Cada ministerio, cada área, cada repartición pública deberá impulsar todas las reducciones que sean necesarias de manera urgente e inmediata.”
Privatizaciones: “Existe una larga lista de empresas públicas que deberán pasar a ser gestionadas por el sector privado sin excepciones, o que deberán ser eliminadas.”
Fin del fomento a la industria nacional: “Construir una economía abierta y aprovechar las oportunidades que tenemos en el mundo para nuestros productos, sin que esto se traduzca en subsidios.”
Apertura de importaciones: “El nuevo gobierno no estará en condiciones de seguir defendiendo el proteccionismo a costa de los bolsillos de los consumidores.”
“Nuestras industrias tienen que saber que su tiempo para ser competitivas está llegando a su fin”, dejó claro. Y en un remix de lo que fue la “cirugía mayor sin anestesia” de Carlos Menem y Domingo Cavallo, adelantó cuál será el siguiente paso de su gobierno.
Eliminar los derechos laborales y previsionales: “Debemos tener la valentía de terminar de inmediato con legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal”.
Aunque no lo mencionó en este capítulo, la idea original del macrismo en materia previsional siempre estuvo alineada con la privatización del sistema jubilatorio. Es decir, volver a las AFJP.
En materia laboral, el objetivo trunco de Cambiemos/Juntos por el Cambio siempre fue el avance sobre los derechos laborales, la reforma o eliminación de convenios, el encarcelamiento de líderes sindicales y el debilitamiento del entramado gremial.
"El derecho de protesta debe encontrar un límite"
Con el discurso antipiquetes bien sembrado desde los medios hegemónicos, las reformas del neo-macrismo no tendrán miramientos del drama social porque, según él, durante estos años la sociedad ha sido “demasiado tolerantes con aquellos grupos que le complican la vida” con cortes y protestas.
“Tendremos que replantearnos, la sociedad y sus líderes, la política en materia de cortes de calles y rutas”, enfatizó.
Represión: “No existe ninguna posibilidad de que continuemos asistiendo al triste espectáculo de fuerzas de seguridad que no actúan.”
“Deberemos terminar para siempre con los extorsionadores de la paz social.”
Fin de un derecho: “Las calles son de todos los ciudadanos y todos tienen derecho a transitarlas. El derecho de protesta debe encontrar un límite cuando perjudica a terceros.”
Descalificación de las organizaciones sociales: “Terminaremos con los gerentes de la pobreza. La intermediación parasitaria en materia de distribución de ayuda tiene que terminarse.”
Volver al "mundo"
Como era inevitable, no faltó en el discurso de Macri uno de sus clásicos ejes: "El mundo". Es decir el coro de dirigentes de derecha con los que se reúne en cónclaves de ex mandatarios, empresarios y referentes como el escritor peruano Mario Vargas Llosa y demás.
"El mundo no confía en la Argentina. Lo anuncié en 2019 tras el éxito del kirchnerismo en las elecciones primarias. El kirchnerismo convirtió a nuestro país en un estafador serial ante todos los que confiaron su dinero e invirtieron."
"El mundo querrá, con toda lógica, ver primero con sus propios ojos la sustentabilidad y el compromiso genuino del nuevo gobierno."
"No habrá nuevas inversiones en nuestro país hasta tanto no hayamos sido capaces de mostrar que el cambio es definitivo y no tiene marcha atrás."
"En 2015 el mundo nos estaba esperando y nos recibió con los brazos abiertos. Decenas de países apostaron por la Argentina y nos creyeron. Hoy solo nos vinculamos con los peores de la clase", dijo y mencionó a Cuba, Venezuela o Nicaragua.
"Habrá que comenzar de nuevo y la reconstrucción de la credibilidad nacional será un desafío enorme y de largo aliento."
Un mensaje al “círculo rojo”
Luego recurrió a otros tópicos de su discurso que se contradijeron durante sus cuatro años de endeudamiento del Estado: la supuesta “independencia judicial” monitoreada por la conocida mesa judicial; la nunca aplicada reducción impuestos y el incomprobable combate contra el narcotráfico.
“Nuestro círculo rojo tiene un problema. La mayoría de sus integrantes suele sostener en público algo diferente a lo que dice en privado. El ‘cambio’ para muchos de ellos significa, llegada la hora de la verdad, el fin de sus privilegios.”
“Al final del día el círculo rojo dice querer todas las reformas con excepción de una: aquella que afecta sus intereses.”
“Juntos por el Cambio debe volver al poder con el objetivo de construir un capitalismo verdadero en la Argentina. Un lugar de oportunidades para emprender en un marco de estabilidad. Con menos impuestos y con mejores servicios públicos. Con un servicio de justicia independiente y profesional, alejado de los vaivenes de la política. Con fuerzas de seguridad reconocidas y capacitadas, dedicadas a dar un combate sin cuartel contra el narcotráfico”, escribió Macri
Todas estas ideas no son nuevas, reconoció el ex presidente que aseguró haberlas consultado y definido con “gobernadores, sindicalistas, empresarios, periodistas y políticos de distintas orientaciones ideológicas”. No dijo con quiénes.
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