Imagen: Télam
Tras las PASO, un anticipo de lo que viene
Intervenciones judiciales, operativos represivos, meganegocios sin control posible, atropellos políticos. En apenas una semana, la oposición desplegó una avalancha irrefrenable frente a un Gobierno al que no le alcanzó con la buena gestión de la pandemia y necesita un borrón y cuenta nueva.
Por Luis Bruschtein
2 de octubre de 2021
Una semana después de las PASO, María Eugenia Vidal anunció que arrebatarán la presidencia de Diputados al Frente de Todos, rompiendo la tradición que otorga ese lugar a los oficialismos. Con el envión de las primarias, Horacio Rodríguez Larreta, envió a la Legislatura de CABA un proyecto que transgrede once convenios urbanísticos para la construcción de 16 megatorres, además de otro proyecto violatorio de la Constitución Nacional que habilita al Tribunal Superior de Justicia, --que controla Cambiemos-- a intervenir en fallos nacionales, como los de la causa del Correo que involucra al Grupo Macri. Y en un operativo relámpago desalojó cien familias en la villa 31, derribando las casillas con topadoras e incendiando las ruinas.
La ofensiva de Juntos por el Cambio surge como la contracara del gobierno nacional que ha tratado de consensuar y negociar cada paso que dio desde el momento de su asunción tras una victoria electoral apabullante. Esta avalancha irrefrenable de meganegocios, intervenciones judiciales, atropellos políticos y represión brutal a los reclamos sociales sirve también como adelanto de lo que es posible esperar si se repiten los resultados de las PASO. No hay señales de respeto por las vías de diálogo ni búsqueda de consensos.
Los resultados de las primarias abiertas, que alimentaron este impulso de la alianza conservadora, en cambio cayeron como un baldazo de agua helada en el Frente de Todos, que después de un desempeño casi épico contra la pandemia no esperaba un marcador tan adverso.
Tras un primer momento de parálisis, la carta de Cristina Kirchner disparó un debate interno sobre los motivos de ese resultado, que desembocó en el cambio de gabinete y el anuncio de medidas paliativas para la economía de los sectores más afectados por la pandemia. Pero al mismo tiempo se sintieron los efectos que producen las derrotas: confusión, frustración, enojos, cruce de acusaciones, desilusión.
Cambiemos o Juntos por el Cambio o Juntos, toma la definición de von Clausewitz sobre la guerra para aplicarla en la política, como la imposición de la voluntad propia y el debilitamiento de la voluntad del adversario. El viejo militar prusiano, estudioso de la guerra, también ha dicho que “nos inclinamos a creer más lo malo que lo bueno y a exagerarlo sin visible causa”, otra máxima que usó el macrismo para el “periodismo de guerra” y la persecución judicial.
El problema del Frente de Todos
Sin voluntad de ganar es difícil impulsar o participar en una campaña electoral. Es el problema que se le plantea ahora al Frente de Todos que, después de la derrota y el debate, tiene que lamerse las heridas, juntar filas y salir a la calle con el entusiasmo que requiere una campaña que busca revertir un resultado.
La aparición pública, el jueves, de Alberto Fernández y Cristina Kirchner juntos en la Casa Rosada para el lanzamiento de la ley de Fomento al Desarrollo Agroindustrial fue una señal de esa necesidad de apretar filas. En la dirigencia es más fácil asumir la posibilidad de debatir en un marco de contención. Pero tienen que transmitir esa convicción a las bases, que deberán salir a la calle, poner mesas, hacer campañas de timbreo y hasta buscar y convencer a los que cambiaron su voto o llevar a votar a los que no votaron.
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