Entre las tantas preocupaciones que tengo –y esta es otra que no le importa a nadie– está la desaparición de tiempos verbales. Hace años que empezamos a escuchar, y algunos a decir "el gobierno debiera comunicar mejor sus logros", o "los republicanos debieran unirse para combatir a este gobierno corrupto". Como ven, de los dos lados de la grieta loca se dice "debiera" cuando se debería decir debería, y no se debiera decir debiera. La extinción de los potenciales llegó tan lejos que algunos amigos me dicen "pudiera ser Máximo". Y estoy de acuerdo con el sentido, pero es mejor con los verdaderos potenciales, esos que Santoro –que será lo que será, pero sabe conjugar– acaba de rescatar en una operación verbal asombrosa.
Una operación de rescate del potencial que ya quedó en la historia, usando 13 veces esa conjugación de manera impecable en un texto corto, y sin confundirla nunca con el subjuntivo. Yo sé que pueden no acordar conmigo, pero valió la pena que Máximo Kirchner estuviera a punto de ser considerado un terrorista internacional, si con eso se salvó una parte de la riqueza del castellano. Miren cómo será la militancia de Santoro para con nuestra lengua que en la nota posterior (esa en la que admitió que cuando no sabe algo, manda cualquier fruta) escribió "Si el hijo de la presidenta se presenta en la Justicia, aportaría para esclarecer la verdad". Porque cuando uno está convencido de que el idioma está en peligro, prefiere quedar como el operador más berreta, y como el cínico más impiadoso, a perderse de salvar un nuevo verbo en potencial. Darle un consejo al tipo que vos estás calumniando tiene su gracia. Es como clavarle un puñal por la espalda a uno, y después decirle "si lo que tenés es un dolor en la espalda, aportaría que fueras al hospital".
El uso de los verbos en potencial abre un panorama mucho más interesante que en presente del indicativo. Fijesé qué aburrido y obvio suena –y le pongo un mal ejemplo– "Santoro trabaja para los servicios". En cambio si pusiera (pero no lo pondría) "Santoro trabajaría para supuestos servicios de inteligencia" la cosa sería mucho más rica. Porque el potencial siempre nos inclina a peores misterios, a la sospecha de que quizá este hombre trabajaría en cosas que serían muy jodidas, peligrosas, y por sumas que serían abultadas, sumas que quizá serían de dinero, y para servicios que no serían de acá, y que serían de otros países, países que podrían arruinar a este país, por cosas que escribiría alguien. Acá. Pero yo jamás haría una cosa así, echarle un balde de tierra encima a un tipo que quizá sea un profesional del periodismo como cualquier otro y que decidió revivir el uso de los potenciales correctos, esos tiempos verbales que terminan en "ía" como falsía, chapucería y alcancía. Hasta el prestigioso periodista del casi no menos prestigioso diario La Nación, Alconada Mon, manifestó sus serias dudas sobre el potencial de la nota de Santoro. Y Víctor Hugo lo citó. Pero el prestigioso periodista se apuró a sacarse la mancha de KK en su facebook y escribió "Agradezco a Víctor Hugo Morales que me cite al aire en su programa como supuesto auditor de calidad de información sobre esas supuestas cuentas. Espero que haga lo mismo al abordar mi trabajo sobre Hotesur, Ciccone, Lázaro Báez, Cristóbal López, Ricardo Jaime, Embajada Paralela, Muertos durante la inundación de La Plata y varias investigaciones más que publiqué durante los últimos años".
Y en la lista se olvidó de poner sus investigaciones sobre Papel Prensa, la deuda impositiva de 300 palitos de La Nación, el temita del Ingenio Ledesma, el otro de Iron Mountain, los chanchullos rurales, las apretadas al dólar de los bancos, o los socios argies de los Fondos Buitres. O capaz que todavía no emprendió esas investigaciones. Lo que sí investigó fue que los monos de Paul Singer la tenían a Florencia Kirchner en la mira por unos gastos raros y fastuosos cuando estuvo en Nueva York, y que después se supo que era todo muy falso. Errar es derecho y humano.
Más bien la mitad de sus notas las dedica a Boudou, Lázaro Báez, y Cristóbal López. Abundantemente. Y antes tenía algunas de Hugo Moyano, pero creo que se aburrió de investigarlo cuando se aclaró el negro. Pero bueno, el periodista de investigación no puede investigar todo, ni pegarla siempre. Porque si vamos a hablar de investigaciones, no hay prestigio que aguante ni periodista que investigue lo que no le gusta investigar. Pero, nobleza obliga, Alconada Mon sí investigó sobre las empresas que fugan guita al HSBC. Pero, nobleza olvida, no puso que las empresas más fugadoras pertenecen al Grupo Clarín. Qué se le va a hacer. La memoria es Cleto Cobos. Ah, ayer escribió que Stiuso está asustado y exiliado. Emotivo. Y no sé por qué terminé hablando de esto si yo quería hablar de cómo cambia el idioma. De cómo algunos periodistas logran que sea lo que sería, y consiguen que lo que debería ser no sea casi nunca. Por eso cuando se juntan estos profesionales del verbo deberíamos parafrasear al Mono Gatica, y decir: dos potenciales se saludarían. (Me lo dijo el Rafa Hernández).
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