Yo sé que sé que parece lugar común de discusión dominical vespertina. Parece filosofía de café, sin embargo me he encontrado con un fenómeno muy interesante; tenemos una percepción distorsionada de democracia, quizá, hasta antes de saberlo, no sea nuestra culpa, nuestras nociones de democracia fueron sembradas por la dictadura priista, alimentadas por el chavo del ocho, las telenovelas y las peliculas de ficheras y de televicine, y acaso confirmados por Paty Chapoy y su maquinaria de estúpida imitación de Televisa que fue una estúpida imitación de programación televisiva norteamericana, y que ahora por el miedo de creer que podemos producir algo vendible ya televisa se ha vuelto una estúpida imitación de la estúpida televisión peruana, venezolana, colombiana... todas ellas con mucho menos recursos que el hijo pintito (en diminutivo) del Tigre Azcarraga...
Es
por eso nuestra distorcionada percepción de democracia; donde los
sindicatos y cooperativas en lugar de ser herramientas democraticas son
armas de perpetuidad demagógica y envilecidora del liderazgo, obtuso,
obeso, avaricioso... el lider de nuestra democracia se levanta como una
necesidad de la masa de sentirse protegida y acompañada por el paternal
tlatoani, la necesidad de las bases de trabajar para el "Señor",
definición del demonio misterioso que se esconde tras una nube de
secretarias, guardaespaldas, aviones privados y sometimiento de
consciencias: "yo trabajo para el 'Señor', yo soy gente del 'Señor';
si 'Señor', no 'Señor', como usted diga 'Señor'". Ese demonio que ya
en el partido se convierte de "Señor" en "Licenciado" con la misma
connotación y la misma letanía.
Y creemos que eso es democracia, el "Señor", "Licenciado", "Diputado" o
el "Lider" son ese hijo de dios y del diablo, el demonio que lo mismo
hace el bien y el mal, es el dios antropomorfico que con las pasiones
humanas, pero con el poder de dios para crear el bien o el mal en la
vida del humano. Le amamos y le necesitamos tanto como le odiamos, nos
hemos convertido en la masa anónima que en su puta vida conocerá al
"Señor" o será atendida por el "Licenciado" o el "Diputado".
En ese amor odio del demonio (ser mitad deidad, mitad humano) nos
sentimos cada vez más pequeños, es lo que le conviene a nuestro "Lider".
Hacernos creer que sin él no somos nada, aunque con él seamos casi
nada, la historia de los oprimidos es la historia de la minimización
cultural de un grupo. Y en México hay tantos grupos... están los indios, los nacos, los comunistas, los pejistas, los yunqueros, los fresas, los regios, los oaxacos, los jarochos, los ninis,
cada uno desprecia a los demás porque los ve menos o los ve más... hay
desconfianza entre cada grupo, entre cada vecino, entre cada hermano...
¿algún día los mexicanos nos hemos considerado una sola raza?... unos
muestran las cicatrices de cientos de años de opresión comenzando con el
desprecio de su cultura... para ser superior que el otro hay que
demostrar primero que el otro es un pendejo... que su cultura no sirve,
como su lenguaje, su ropa, unos por ricos otros por pobres, unos por
ignorantes y otros por intelectuales; todos tenemos razones o pretextos
para odiarnos o al menos para rivalizar con desconfianza...
De ahi nacen la falta de una cultura de convivencia social; la agresión
escala desde infantiles rivalidades por un asiento en el metro o en el
camión, por la siembra de chiles hasta el deseo de tener lo que el otro
tiene a como de lugar... aunque sea robándoselo, secuestrándolo,
matándolo... gracias a la falta de creer que la democracia existe, de
que todos somos iguales ante la ley, nuestra rebeldía se desfoga en
pandillas de niños sicarios que matan a un fulano por 200 pesos y aunque
sea el fulano equivocado igual lo matan e igual cobran...
Los cangrejitos mexicanos que cuando ve que alguno va a salir del frasco
todos lo jalan pa' dentro pa' que todos estemos parejos, no vaya a ser
que este pobre pendejo que salga se le ocurra convertirse en el proximo
"Señor" al que amaremos y odiaremos con vehemencia
equivalente...¿bastará comenzar con el ejercicio de ver a todos los que
se crucen hoy por mi camino como mis iguales? Con el mismo derecho de
piso, de llegar temprano, de ilusionarse, de crecer, de creer, de
esperar, de poner su parte para construir un nuevo México con
consciencia de igualdad, con cultura democrática; sin demonios, ni
Salinas, sin Calderones, sin Chapos, sin Televisa, o Lopez Dorigas a
quienes he aprendido a creer que son deidades. ¿Podremos cambiar el
haber crecido chingando a los demas pa' que no me chinguen a mí?... pero
con la esperanza de hacer lo urgente y protestar, y votar y estudiar
pero al mismo tiempo sembrar la importancia de ver en cada mexicano no
un soldado, sino un hermano... cursi pero necesario...
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