Punto por punto, cómo Carlos Beraldi demolió el alegato de los fiscales
“¿Cómo se vuelve de esta vergüenza?”, se preguntó el abogado de Cristina Kirchner, Carlos Beraldi, después de dejar en ridículo cada una de las acusaciones. Para hacerlo, utilizó todo lo ocurrido durante el juicio, donde los fiscales Luciani y Mola vieron hundirse sin remedio todos sus argumentos. Hoy sigue el alegato y se anuncian pruebas aún más asombrosas.
Por Raúl Kollmann
20 de septiembre de 2022
“¿Cómo se sale de este ridículo? ¿Cómo se vuelve de esta vergüenza? ¡Pidieron 89 años de prisión a los distintos imputados sobre la base de mentiras! ¡Nunca vi mentir en un juicio de esta manera! ¡Todo es un disparate y lo hemos demostrado punto por punto!”. Al defensor de Cristina Fernández de Kirchner, Carlos Alberto Beraldi, de habitual tono calmo y docente, le brotó la indignación por casi todos los poros. A lo largo de seis horas y 56 minutos expuso las evidencias que muestran que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola no cometieron errores, sino que “mintieron descaradamente, nunca buscaron la verdad”.
Beraldi se concentró en destruir la acusación principal sobre una supuesta asociación ilícita que habría encabezado CFK y, a través de las leyes de Presupuesto y otros instrumentos, benefició al constructor Lázaro Báez. Entre las muchas pruebas, Beraldi exhibió algunas que no se conocían antes. Por caso, en los presupuestos de 2010 y 2011, la oposición de entonces presentó proyectos alternativos y en todos los casos figuraban exactamente las mismas obras para Santa Cruz y por los mismos valores. El primer proyecto alternativo lo firmó Alfonso de Prat Gay, y el segundo un gran cantidad de diputados opositores. O sea, los mismos Presupuestos con los que quieren condenar a Cristina Kirchner y que supuestamente beneficiaban a Baéz, en el rubro de las obras de Santa Cruz, fueron idénticos a los sostenidos por los opositores.
Beraldi además destrozó las hipótesis de que las obras no se hicieron o que no conducían a ningún lado o que los fondos no tenían control alguno. Pero sobre todo, respecto a Cristina, demostró que en el juicio no hubo un solo testigo que dijera que la expresidenta sugirió o pidió algún cambio para favorecer al constructor santacruceño.
Un método arrasador
El método usado por Beraldi, acompañado también por Ari Llernovoy, fue lapidario. “Esto dijeron los fiscales” y de inmediato un video con los dichos de Luciani y Mola. “Esto es lo que dijeron en este juicio los testigos” y enseguida cada una de las personas que declararon en el juicio, desmintiendo a Luciani-Mola. Así, a lo largo de casi siete horas. Paso a paso, hundiendo la acusación. "Esto es mentira", "esto es mala praxis de los fiscales", "esto no ocurrió" repitieron los letrados infinidad de veces.
Cómo el macrismo empezó la causa
Beraldi arrancó describiendo las increíbles maniobras que hicieron el gobierno de Mauricio Macri y la justicia de Comodoro Py para armar la acusación contra Cristina en 2016.
Un mes después de asumir el expresidente, designó en Vialidad Nacional al ultramacrista Javier Iguacel. En su resolución número 1, el interventor no ordenó una auditoría en todo el país sino en un único distrito, Santa Cruz. Iba directo contra el kirchnerismo.
Beraldi contó cómo llegó Iguacel en un patrullero a la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) de Santa Cruz y trató de delincuentes a los empleados allí presentes. Pero lo más significativo es que la auditoría -ordenada por Iguacel- concluyó que “no se evidencias deficiencias constructivas de relevancia, como así tampoco tareas que hayan sido certificadas sin ejecutarse…”. Es más, en el juicio, uno de los auditores, Justo Pastor Romero, denunció que el macrismo abandonó varias rutas que estaban casi terminadas.
Uno de los hechos asombrosos es que en un momento, el fiscal que investigaba el expediente, Eduardo Taiano, sostuvo que había que analizar todas las empresas, incluyendo a Iecsa, de la familia Macri. Los denunciantes macristas se alarmaron. Entonces recurrieron a una maniobra burda: sacaron fotocopia de la denuncia y volvieron a asignar la causa a otros dos fiscales, uno de ellos íntimamente ligado a Juntos por el Cambio. O sea, una jugada para cambiar de fiscales.
Acusaciones sin fundamento
La imputación central consiste en que Cristina fue la jefa de una asociación ilícita que con los presupuestos y otros instrumentos benefició a Santa Cruz, esencialmente para beneficiar a Báez.
Para Luciani-Mola que se le haya asignado a la provincia sureña la construcción del 12 por ciento del presupuesto de rutas del país fue delictivo porque “allí hay muy baja densidad poblacional”. Los testigos --en general profesionales de carrera-- destrozaron esa postura: de los 38.000 kilómetros de rutas, Santa Cruz, con el 11,4 por ciento del territorio nacional, apenas tenía 2.380 (seis por ciento), pero más de la mitad sin pavimentar. “Esto era un déficit histórico: no tenían rutas. Y construir una ruta lleva gente allí a vivir”, señalaron en el juicio.
Sobre el mito de que se construyeron rutas que no llevaban a ningún lado, los fiscales no presentaron ni una prueba. Los auditores designados por el macrismo sostuvieron que era una mentira y cuando se lo preguntaron al denunciante diputado opositor Fernando Sánchez, respondioó: “No recuerdo”.
En ese sentido siempre los fiscales esbozaban un supuesto hecho acusatorio y Beraldi mostró el video que los desmentía.
¿Un Congreso marginal?
Por otra parte, el letrado insistió en que las asignaciones presupuestarias son parte de una política de desarrollo y un fiscal o un juez no se puede poner por arriba de lo que deciden los elegidos por el pueblo, los diputados y senadores.
Lo insólito es que Luciani y Mola sostuvieron en su alegato “que el Congreso tuvo una participación marginal”. Beraldi exhibió testimonios de legisladores oficialistas y opositores que señalaron que no tuvieron ninguna presión ni sugerencia ni de Cristina ni de nadie del Poder Ejecutivo. Beraldi exhibió los testimonios, por ejemplo, de Margarita Stolbizer. En tanto, los funcionarios de la Oficina Nacional de Presupuesto (ONP) contaron que cada año hay una verdadera batalla por los fondos, en los que participan todos, incluyendo los gobernadores que están muy atentos a llevarse obras para sus provincias. Es decir: en los testimonios se desmintió lo de la participación marginal.
En este punto, Beraldi exhibió una parte del video del alegato inicial de Cristina Kirchner al principio del juicio: “¿Cómo van a decir que a mi me aprobaban todo? -increpó CFK- ¡Si me votaron en contra la 125! ¿Cómo van a decir que yo los obligaba!”.
Beraldi agregó: “¿Son tontos los legisladores? ¿Por qué iban a levantar la mano?. Los fiscales no trajeron ni una prueba para sostener algo así”.
El macrismo presentó las misma obras y números
Pero tal vez lo más impactante fue que los letrados Beraldi y Llernovoy revelaron que en 2010 y en 2011, el macrismo no sólo se oponía a CFK, sino que presentó sus propios proyectos de Presupuesto.
En esas iniciativas la discrepancia estaba planteada más bien en las cuestiones de seguridad social. Pero en esos proyectos de Presupuesto de la oposición figuraban exactamente las mismas obras para Santa Cruz y con los mismos valores. Una evidencia que desmoronó la idea de que CFK utilizó el presupuesto para favorecer a Báez y que Cambiemos -que supuestamente era enemigo de Báez- propuso esas mismas obras y esos mismos fondos.
Graciela Ocaña firmó los DNU
Los fiscales también habían embestido en su alegato con que CFK dictó Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para ampliar las partidas presupuestarias, favorecer a Vialidad y por esa vía a Báez.
Beraldi exhibió los testimonios de todos los jefes de Gabinete. Estos dijeron que los DNU eran habituales en todos los gobiernos, antes y después de CFK, porque entre que se aprueba y se ejecuta un presupuesto pasa un tiempo y deben ajustarse los valores. Pero quedó en claro por los testimonios que esos funcionarios que los DNU amplían partidas generales para todo el Estado, incluyendo --según mostró Beraldi-- las partidas para el Poder Judicial y para el Ministerio Público.
Lo significativo, además, es que los DNU se mandan al Congreso porque requieren aprobación. Y los firman todos los ministros. Entre ellos, por ejemplo, una ministra que se pasó a la oposición, Graciela Ocaña. Ella suscribió aquellos DNU sin objeciones.
Mentiras evidentes
Durante los alegatos de la dupla Luciani Mola surgieron algunas cuestiones grotescas. Por ejemplo, destacaron la existencia de un fondo con el que se construyen rutas que proviene de un fideicomiso, un impuesto sobre el gasoil. El dato es que eso no lo habían inventado los Kirchner sino que surgió en la época de Fernando De la Rúa. Los fiscales dijeron que ese dinero lo usaron para beneficiar a Báez porque no figura en el presupuesto. Pero Beraldi mostró las planillas donde sí figuraban y además exhibió los videos de los testigos afirmando lo mismo: “Esto es agotador -concluyó el abogado-. Pidieron 89 años de prisión en base a este disparate. Esto es lo grave”.
Los fiscales también dijeron que al Congreso se le informaron valores mucho más bajos que los destinados a las 34 obras de Báez. La respuesta vino de la Oficina de Presupuesto: esas obras están correctamente informadas, con un leve cambio en la designación, pero con el número de obra correspondiente. Un dato que destruyó la acusación de Luciani-Mola.
Pero, para redondear, los fiscales incluso mencionaron que ninguna de las obras de Báez figuraba en los Presupuestos de 2013, 2014 y 2015. Sin embargo Beraldi dijo que revisó las planillas, con los números de obras, y constató que aparecían. “Nos quitaron la capacidad de asombro, todo es inverosímil”, se quejó el letrado.
No buscar la verdad para poder mentir
Finalmente, Beraldi expuso sobre la Cuenta de Inversión que es una ley que vota el Congreso aprobando lo que se hizo con los montos y las metas físicas de cada presupuesto (por ejemplo, kilómetros de rutas, cantidad de vacunas o de becas). Los fiscales sostuvieron que la aprobación de todos los años de los Presupuestos del gobierno de CFK fue un tema menor, que no se le daba importancia.
Beraldi mostró los testimonios del juicio que afirmaron todo lo contrario: es de gran relevancia. Son dos libros de la Contaduría General de la Nación en el que se detalla la ejecución del Presupuesto. “Los fiscales dicen que el Congreso votó cualquier cosa --recordó Beraldi--. ¿Escucharon esta barbaridad? Pero, además, ¿por qué no convocaron a diputados y senadores para probarlo? Nosotros pedimos que vengan. Ellos no querían para seguir mintiendo de manera descarada”.
Este martes, la segunda parte
Beraldi y Llernovoy continuarán este martes a partir de las 9. Pero dejaron planteado que lo que sigue será aún más duro que el tramo inicial. Lo relató la propia vicepresidenta a través de su cuenta de Twitter: "Vieron lo que les dije ayer, no? Que Beraldi iba a desnudar el guión de Luciani y Mola. Me corrijo, fue mucho más allá: probó en forma documentada -como debe hacerse en cualquier juicio- que Luciani y Mola mintieron descaradamente. Él, por decoro profesional, lo llamó mala praxis". Más tarde, volvió a expresarse al invitar a continuar viendo la exposición de su defensa: "Seguí mirando y escuchando cómo el Dr. Beraldi continúa con la demolición de la escandalosa acusación de Luciani y Mola. Algo nunca visto! Va a demostrar la farsa de los fiscales y el “plan limpien todo”. No te lo pierdas: descubrí cómo te han mentido". El próximo viernes será el turno de la propia Cristina Kirchner.
Publicado en:
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